El objetivo del Etiquetado Frontal Nutrimental es informar al consumidor el contenido nutrimental y aporte energético (calorías) de los alimentos y bebidas no alcohólicas pre envasados. Esta información se presentará de manera gráfica en el área frontal de exhibición de los productos, siguiendo las mejores prácticas internacionales en materia de etiquetado.Se ha propuesto un nuevo etiquetado de advertencia para los alimentos industrializados, basado en argumentos positivos como el combate a la obesidad, la toma de decisiones verdaderamente informadas y que sea entendible para los niños y las niñas.
Nadie podría estar en desacuerdo con eso, pero hagamos un poco de memoria sobre algunas de las políticas públicas para el combate al sobrepeso y la obesidad: en el año 2010 se promulgó en México el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria para combatir la epidemia de obesidad; en especial, porque el 28% de los niñas y niños de primaria y secundaria mostraban problemas de sobrepeso y obesidad. A casi 10 años de su implementación, podemos decir que esta acción no fue eficiente en detener el avance de estos padecimientos.
Pero el acuerdo es recordado por los lineamientos para la venta de alimentos y bebidas en los establecimientos escolares, aunque uno de sus objetivos pretendía mejorar la capacidad de toma de decisiones informadas sobre una dieta correcta y fomentar el alfabetismo en nutrición y salud. Es decir, contemplaba aspectos educativos formales.
En el año 2013, el gobierno federal publicó la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes que, entre otros objetivos, buscaba promover una cultura que facilitara la adopción de estilos de vida para mantener la salud de las personas, es decir, también la educación estaba inscrita en esta estrategia.
En 2014 se implementó el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a los alimentos no básicos (bebidas azucaradas, botanas, productos de confitería, pastelillos, etc.) buscando desalentar su consumo.
En el año 2016 la Secretaría de Salud emitió dos declaratorias de emergencia: una por la obesidad y otra por la diabetes. Pero antes, en el año 2012, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública de México ya habían externado su preocupación en una publicación titulada México. La obesidad como pandemia. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una pandemia se refiere a la propagación mundial de una nueva enfermedad, así que la obesidad ya era catalogada en este nivel.
En 2019 se aprueba el proyecto de modificación de la NOM-051 para especificaciones generales del etiquetado de alimentos y bebidas pre-envasados, utilizando un sistema de sellos de advertencia que sigue el modelo implantado en Chile. Se trata de octágonos negros con la leyenda Exceso de para los nutrimentos cuyo exceso en la dieta diaria, representen un riesgo para la salud.
Quizá no hace falta decir que las acciones que a manera de ejemplo se han relatado, no han sido eficientes, al menos para los niños y niñas, como lo demuestra la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2016 y quizá sea el destino de la NOM-051 ya que, en Chile ese modelo no logró detener el avance del sobrepeso y la obesidad a decir del propio Ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien además ha reconocido que dejaron de atender la educación en hábitos de alimentación. A prácticamente tres años de implementado el etiquetado de advertencia en Chile, el sobrepeso y la obesidad se han incrementado en 2.2%
Desde 1965 el mexicano en promedio consume un exceso de energía y para el año 2000 este consumo ya alcanzaba 3,160 kcal/persona/día, según datos de la FAO. ¿Será que no es claro para los mexicanos cuántas kilocalorías debe consumir?
Si en todas las iniciativas mencionadas como ejemplo, ha estado presente la intención de la prevención, en especial a través de la educación, y si se ha reconocido a nivel mundial que el sobrepeso y la obesidad son padecimientos multifactoriales donde intervienen factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.
Lo que no es tan claro es que en esta nueva intervención no se incorpore la educación alimentaria, o como se ha propuesto desde hace varios años, la alfabetización alimentaria. No es claro por qué el compromiso con la educación en nutrición, en salud y alimentación, ha sido tan débil.
Tampoco es tan claro por qué, en esta nueva propuesta de intervención, se hayan ignorado a grupos de riesgo como los que padecen trastornos de la conducta alimentaria, si se ha reconocido en México un incremento de 300% en los últimos veinte años por el intensivo enfoque que, como sociedad, hacemos del peso corporal.
Cada año se detectan alrededor de 20,000 casos nuevos con este tipo de trastornos, y lo alarmante es que menos del 20% llevan un tratamiento. Esta propuesta de etiquetado de advertencia aumentará el riesgo de este grupo poblacional.
No es claro qué va a suceder si acudes al nutriólogo porque quieres cuidar tu alimentación y cuando vayas al supermercado a comprar tus alimentos, te encuentres que los productos que te recomendó tienen sellos de exceso de , y tampoco es claro cómo el consumidor va a discriminar qué alimentos adquirir o no, si se ha estimado que del 60 al 90% de los productos alimenticios que encuentre en un supermercado, contendrá sellos de advertencia.
Entonces ¿acaso será mejor comer tamales que están en el pictograma del plato del bien comer y no llevarán sello alguno, aunque te los vendan fritos o como torta de tamal? Esto tampoco está tan claro.
Lo que sí es claro es que no podemos dejar que siga pasando el tiempo sin el compromiso de todos los sectores juntos para promover la alfabetización alimentaria y los estilos de vida que favorezcan la salud de la sociedad.
*Autor: Dra. Ruth Pedroza, Maestra en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad Iberoamericana