Botellas que enfrían en segundos, envases plásticos que calientan su contenido en instantes, bolsas aptas para ser utilizadas en microondas. Los envases inteligentes avanzan de la mano de la comodidad que brindan.
Las características de los envases con comodidades son tan numerosas como diferentes. Son ligeros y, por tanto, manejables; se pueden abrir y cerrar de nuevo sin necesidad de utensilios, llevan una etiqueta de seguridad para garantizar su autenticidad; es posible calentar los alimentos o acabar de prepararlos en su envase tanto en el microondas como en el horno; son reciclables o se pueden aprovechar para otros usos y su tamaño es el correspondiente a un determinado número de porciones. Además, los productos envasados se distinguen por su largo período de conservación.
Resumiendo, lo que en inglés se llama convenience, o sea, comodidad, hace mucho tiempo que en Estados Unidos se convirtió en una rutina del envasado. Los consumidores estadounidenses aprecian casi siempre las ventajas de tales productos en el momento de efectuar sus compras.
Para las empresas envasadoras, de ahí surge la necesidad de ir perfeccionando las características de sus envases con el fin de mejorar la competitividad de sus productos en el mercado consumidor. Por esto, las posibilidades existentes se extienden a otros tipos de envases y materiales de envasado, y están buscándose nuevos caminos para hacer más cómoda la vida de los consumidores.
Entre las nuevas formas de presentación de alimentos y bebidas cabe destacar aquellas aplicaciones que permiten enfriar o calentar los productos a través del envase sin otros utensilios.
Los estadounidenses están demostrando que tienen ganas insaciables de consumir este tipo de artículos y de hecho, los norteamericanos ocupan el primer puesto en las estadísticas de la demanda, aunque la comodidad sea sin duda alguna una tendencia universal.
Así se deduce del hecho de que, en muchos casos, tales tecnologías de la industria de envases y embalajes no sean de origen estadounidense. Los envases asépticos almacenables, los recipientes refrigerantes con atmósfera modificada, las bolsas estables y aquellas otras que se pueden volver a cerrar, así como las botellas de cerveza a base de plásticos fueron creados y se lanzaron al mercado fuera de Estados Unidos.
Según ha reconocido la industria de artículos de marca, en el mercado globalizado no basta con lanzar un producto excelente, sino que todo lo demás ha de estar a su altura. Para prosperar, la industria que envasa productos necesita envases y embalajes que satisfagan las aspiraciones de los consumidores y su deseo de comodidad. Dado el cariz actual de la competencia, la industria de envases y embalajes tiene que idear continuamente soluciones novedosas.
El refinamiento de las soluciones aumenta al mismo ritmo que las pretensiones de los clientes de los supermercados. Un buen ejemplo de ello son aquellos envases a los que se les agregó un elemento refrigerante o calorífero. Tales adelantos vienen promoviéndolos desde hace decenios los departamentos de diseño de la industria de envases y embalajes. Sin embargo, la demanda se limitó en el pasado a grupos objetivo limitados. Los envases en porciones para militares y excursionistas eran la aplicación principal.
La presencia de tales artículos en el mercado puede calificarse de modesta. Apenas existían ofertas dirigidas al consumidor final. En la actualidad, parece ser que los envases de productos caracterizados por los atributos de comodidad referidos tienen el camino despejado hacia los lineales de los hipermercados. Los grupos de productos esenciales son, por el momento, el café, el té y las sopas.
Pero la comodidad no hace alto ante las bebidas alcohólicas, pues sobre todos los aperitivos y digestivos que no se toman fríos figuran en la lista de las nuevas soluciones de envasado con atributos de comodidad que anhelan las empresas envasadoras.
A finales de 2001 se lanzó al mercado en Estados Unidos y en el Reino Unido una técnica perteneciente al segmento de los envases que se calientan automáticamente. Se trata de un recipiente de una sola pieza y sin costura, de plástico moldeado por inyección, que tiene como particularidad varias cámaras interiores con las que se produce el calentamiento automático, por efecto de una reacción exotérmica que se produce cuando el consumidor despega una lámina y presiona en el fondo del recipiente. Los elementos que intervienen en el proceso químico son piedra caliza molida y agua pura.
Enfriar en minutos
En Estados Unidos y en consonancia con los hábitos de consumo de ese país, la refrigeración es uno de los objetivos preferidos entre las actividades de I+D de la industria de envases y embalajes. "Instant Cool" (I.C.) se llama un método tecnológico de actualidad, según el cual para que se refrigere un envase tienen que incorporar un condensador, un colector de vapor y un desecativo a base de sal, porque los vahos y el líquido que se producen a raíz de la activación tienen que ser recogidos en el fondo del envase.
Este procedimiento es aplicable en envases rígidos, como latas y botellas, y en bolsas. Hay noticias de que por este método la temperatura del envase y de su contenido ha descendido en pocos minutos en casi 17º C (30º F). Los expertos esperan que las dos empresas estadounidenses que han inventado este procedimiento concedan licencias en exclusiva correspondientes a diversos tipos de recipientes y regiones del globo.
De la refrigeración se ocupa asimismo otra innovación denominada "Instantcool". Este procedimiento patentado parece ser que es aplicable a recipientes de aluminio. El proceso de refrigeración se inicia al abrir el bote. La universidad de California ha seguido la labor de desarrollo del fabricante californiano. También en este caso se confía en que el negocio prospere mediante licencias nacionales e internacionales.
Además se conoce una tercera vía que fue desarrollada tratando de minimizar los costes. Se trata de un pequeño accesorio que puede ser incorporado en botellas normales, latas y cajas de cartón, si bien ocupa ahí casi un tercio de la capacidad del recipiente. Técnicamente se trata de una pequeña bolsa de vinilo llena de agua.
Al ser abierto el envase, el líquido contenido en la bolsa refrigerante es comprimido y se evapora. A su vez, el vapor substrae calor al producto, de modo que éste se enfría. El vapor que se precipita en la bolsa es captado mediante una materia secante a base de arcilla. También en este caso es considerable el descenso de la temperatura, según indica el fabricante. Con "CoolBev", la temperatura del producto baja 18º C (32º F) en dos o tres minutos.
Los esfuerzos que está realizando la industria de envases y embalajes van enfocados a toda una serie de grupos objetivo cuyas actividades se centran sobre todo en el sector del ocio: ciclistas, turistas, cazadores, pescadores y excursionistas, así como aquellos consumidores que desean más comodidad en su hogar. Pero, de momento, habrá que esperar hasta que se cristalice cuál de los diferentes tipos de envases se impondrá finalmente. El mercado se encuentra todavía al principio de su fase de desarrollo.
Envases que "hablan"
No obstante, los ejemplos expuestos muestran el camino futuro de los envases con comodidades. Los envases del mañana reflejarán los avances técnicos y además de brindar comodidad al consumidor serán una ayuda en la cocina y en el trabajo doméstico. Sin embargo, aún no se vislumbra el final del desarrollo, pues ahora los fabricantes de electrodomésticos, actuando en cooperación con universidades e institutos de investigación, están enriqueciendo el Know-how en materia de envases y embalajes, con el propósito de presentar a la industria de artículos de marca nuevos modelos de envases que simplifiquen más el trabajo en la cocina.
Según indican investigadores de la Universidad Rutgers de New Jersey (EE UU), se combinará la tecnología alimentaria con el desarrollo de envases y embalajes y aplicaciones informáticas. El objetivo es proyectar envases que emitan mensajes inteligentes. A título de ejemplo, cabe imaginarse la aparición de envases provistos de código de barras que transmitan a diversos aparatos de cocina la información que sea necesaria para elaborar cualquier plato o la referente al plazo de caducidad. De esa manera se podrá crear el entorno técnico óptimo para el producto, si el menaje de cocina dispone de posibilidades para "entenderse" con el envase.
Al consumidor, el trato con el producto le resultará más sencillo y más cómodo que hasta ahora, pues ya no tendrá que ocuparse de nada en cuanto a la conservación y a la elaboración de los alimentos. Mejores oportunidades comerciales se vislumbran ante todo en relación con aquellos consumidores que tienen las facultades visuales disminuidas. Por eso, los códigos de barras nuevos contendrán información de seguridad. También es probable que se incluya información de interés para alérgicos y datos relativos al período de conservación a diversas temperaturas o a posibles acciones pretéritas de retirada de productos por el fabricante.
Desde luego, el desarrollo se encuentra todavía en la fase inicial, pero los ingenieros se muestran entusiasmados de las posibilidades que ofrecen los envases inteligentes y asimismo las empresas envasadoras ya han demostrado un vivo interés por el asunto. Los consumidores partidarios de la comodidad impulsarán en todo el mundo la demanda de productos alimenticios contenidos en envases de esta índole.
Fuente: Interempresas.