Kerry Trueman, propulsor de temas asociados con la protección ambiental, entrevistó a Marion Nestle, nutricionista enfocada en el área de salud pública.Marion Nestle, autora del clásico Políticas alimentarias: cómo la industria influye en la nutrición y la salud y Alimentos seguros: las políticas de la seguridad alimentaria, será la keynote speaker de apertura del Food Technology Summit & Expo México 2014, a realizarse los días 1 y 2 de Octubre en el Centro Banamex de la Ciudad de México. A continuación, publicamos una entrevista que Kerry Trueman le realizó, donde se podrá conocer más aspectos de su personalidad y su trabajo.
Kerry Trueman: ¿Siempre ha tenido la política un impacto tan poderoso sobre la forma en que comemos?
Marion Nestle: Por supuesto que sí. Desde que han existido desigualdades entre ricos y pobres, la política ha hecho engordar a cierta gente y desfallecer de hambre a cierta otra. Piense, por ejemplo, en el comercio del azúcar y la esclavitud, en el Partido del Té de Boston o en el papel que desempeña el pan robado en la obra teatral Les Misérables. La política está involucrada en disturbios por el pan y en peleas en torno al acceso a los alimentos. Pero dichos eventos parecen simples si se los compara con los problemas actuales, ya que ningún conflicto en torno a la alimentación parece demasiado banal como para no generar discusiones acerca de quién gana o de quién pierde.
KT: ¿Cómo se reconcilia el hecho de que lo que es bueno para nosotros a nivel individual digamos, consumir menos comida chatarra es malo para los negocios?
MN: No creo que reconciliar esto sea fácil. Solo se los puede observar, comentar y adoptar medidas al respecto. Es tarea de la industria alimentaria elaborar productos que no solamente se vendan bien, sino que se vendan cada vez mejor con el correr del tiempo, para generar retornos cada vez mayores en beneficio de los inversores. Una reconciliación exige o bien que las empresas vendan menos (lo que resulta imposible desde una perspectiva empresarial) o bien que logren la diferencia a través de ventas de productos más saludables. Desafortunadamente, es poco probable que los así denominados productos saludables (ya que es materia de discusión si en realidad lo son) se vendan bien. En la práctica, las empresas tocan todas las bases al mismo tiempo: apuntan la mayoría de los esfuerzos de marketing a sus productos estrella, atiborran el mercado con novedosos productos buenos para usted y procuran atraer nuevos consumidores de sus productos entre las nutridas poblaciones de los países en vías de desarrollo, donde sin que sea sorpresa alguna la incidencia de la obesidad está creciendo a la par de las enfermedades que se relacionan con ella.
KT: ¿Por qué quiso escribir un libro sobre política alimentaria que incluye caricaturas?
MN: Para serle absolutamente sincera, hace años que quería hacerlo. Las caricaturas son excelentes para atraer públicos. La política puede resultar aburrida y las caricaturas la hacen divertida. Recopilé caricaturas sobre todo lo concerniente a alimentos y nutrición durante años. Me hubiera encantado escribir un libro sobre nutrición en forma de caricaturas, pero la obtención de una licencia para su publicación resultó difícil y costosa.
Para incorporar caricaturas en mi último libro, Why Calories Count, me contacté con la titular de los derechos intelectuales correspondientes, Sara Thaves, representante de la obra de unos 50 caricaturistas. En el curso de nuestras negociaciones acerca de lo que costarían, Sara me preguntó si podría interesarme escribir un libro utilizando caricaturas del Cartoonist Group. ¡Algo soñado! Sara terminó enviándome más de 1.100 caricaturas, todas ellas relacionadas con política alimentaria. Las clasifiqué en categorías y comencé a escribir. La única gran dificultad consistió en reducir los dibujos a un número publicable. ¡Pero qué magnífico terminó siendo el libro! Las caricaturas aparecen a todo color.
KT: En su libro Eat Drink Vote, destaca que debería ser posible disfrutar los placeres de la comida sin dejar de comer saludablemente. ¿Por qué somos tantos los que evitamos esa comida ideal?
MN: Porque las elecciones de los alimentos que consumimos reciben fuerte influencia del entorno gastronómico. Ante abundantes platos de comida, por ejemplo, casi todos comeremos más que si se nos sirven porciones más pequeñas. También debe tenerse en cuenta que cocinar es un problema. Durante décadas, se les ha dicho a los consumidores de los Estados Unidos que cocinar implica demasiados inconvenientes e insume demasiado tiempo. Como resultado, muchos prefieren ordenar comidas preparadas y esperar a que les sean entregadas a domicilio y deban volver a calentarlas antes que empezar de cero. Por otra parte, los alimentos saludables son más costosos que la comida chatarra con alto grado de procesamiento, no solo si de calorías se trata. El gobierno estadounidense subvenciona la producción de maíz y soya, por ejemplo, pero no la de brócoli o zanahoria. Debo mencionar también que las empresas de la industria alimentaria logran deducir de sus impuestos los costos de marketing, incluso del dirigido a niños, por tratarse de legítimos gastos comerciales.
KT: Con respecto del tema de los alimentos y el placer, ¿disfruta usted de una ocasional porción de pizza o de una bocha de helado, así como Michelle Obama adora las papas fritas? ¿Adhiere a la filosofía del todo con moderación o existen alimentos que simplemente no comería nunca?
MN: El único alimento que pienso que no voy a comer nunca son los sesos, lo que raramente representa un problema. Y sí, adhiero a comer de todo con moderación, aunque es difícil admitirlo sin ironía. La frase ha sido tan mal utilizada por los fabricantes de alimentos que algunos de mis colegas nutricionistas defienden las ventas de alimentos y bebidas chatarra. No cabe duda de que algunos alimentos son más saludables que otros y de que todos nos sentiríamos mejor consumiendo más alimentos saludables y menos de los que no lo son tanto. Pero menos no significa ni debe significar ninguno. ¿Qué problema hay con la pizza, me pueden decir por favor? En mi opinión, la vida es demasiado corta como para no dejar suficiente espacio para una pizza recién horneada, o para una golosina con azúcar, un helado de vainilla o unas rodajas de crujiente y esponjoso pan blanco todo ello con moderación, por supuesto.
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