El empaque permite tender un puente emocional entre marca y consumidor, crear nuevas ocasiones de consumo y, en última instancia, impulsar las ventas. Ya no es suficiente con que el packaging contenga el producto. Los consumidores están exigiendo que éste haga mucho más: debe seducir, informar, crear una experiencia e incluso, salvar el planeta.
La sostenibilidad se debe entender como un compromiso holístico, el cual debe tomar en cuenta múltiples aspectos. El empaque forma parte del sistema que vincula desde la producción hasta el punto de consumo.
Su objetivo principal es proteger el producto y asegurarse de que se entregue de forma segura y en perfectas condiciones al usuario final. Su papel en una economía circular es mantener el valor del producto y evitar su desperdicio.
En promedio se invierten diez veces más recursos (materiales, energía y agua) en la elaboración de productos comparado con los recursos utilizados para producir sus envases. Por lo tanto, los costos directos asociados con el uso de envases son relativamente pequeños en comparación con el valor que añaden al asegurar que estos recursos no se desperdicien.
Papel del diseñador de empaques
Previo al desarrollo del empaque se deben considerar diversos aspectos, de tal manera que estos elementos colaboren con el fin de salvar el planeta:
1. Un primer paso es recurrir a materiales alternativos para los empaques, como los biomateriales. Entre los materiales más interesantes están la pulpa de madera, la celulosa vegetal, los residuos de alimentos, la hierba, las algas y los hongos. Estos materiales pueden obtenerse de manera sostenible, idealmente en su totalidad o en parte. Al final de sus vidas, pueden ser compostados para regenerar suelos agrícolas agotados.
2. En cuanto al diseño, se deben proponer segundos usos, pensar los empaques más allá de su función de contener, comunicar y transportar, diseñando una segunda vida para que no sean descartados.
3. Los modelos de negocio también deben cambiar. En algunos casos se está volviendo al concepto de un envase que tenga una larga vida útil y, a través de recargas que minimizan su impacto ambiental, sean más amigables con el medio ambiente.
Es innegable que la industria debe enfrentar retos para la producción de empaques que salven al planeta. Se trata de un cambio de paradigma, lo cual implica inversiones que muchas veces las empresas no están dispuestas a realizar.
La gran mayoría de las industrias manejan procesos construidos alrededor de materiales que no son amigables con el medio ambiente, por lo que se enfrentan a grandes inversiones para adaptar sus maquinarias y procesos.
Actualmente existe un compromiso en Europa para que en 2030 todo empaque plástico sea reciclable, compostable o reutilizable. Las grandes marcas ya están comenzando a realizar cambios para adecuarse. Lo que claramente se está viendo es que cada vez hay más presión para que el envase sea pensado tomando en cuenta la variable medio ambiental sin dejarla de lado bajo ninguna circunstancia.
Las marcas deben ser más responsables con el medio ambiente y ser transparentes en cuanto a sus prácticas, pero los consumidores también deben asumir cierta responsabilidad. Muchas personas quieren ayudar, pero no está segura de cómo hacerlo, por lo que las marcas pueden ganar lealtad utilizando la educación y ofreciendo soluciones sencillas.