Según la FAO, con los alimentos que se desperdician se alimentaría a 300 millones de personas, cifra superior a la que se estima sufre hambre en África.Las pérdidas y desperdicios son el tema central de una consulta regional que reunió a expertos de 13 países para analizar el alcance del problema en la región y las formas en que los gobiernos lo están enfrentando. La consulta busca elaborar un plan regional que permita enfrentar el problema, el cual será un insumo clave para los aportes que la FAO está haciendo al Plan de Erradicación del Hambre y Pobreza de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El hambre en nuestra región afecta a 37 millones de personas, y cada año perdemos suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de más de ocho veces esa cantidad. Reducir y erradicar estos desperdicios nos permitirá dar un paso fundamental en la lucha contra el hambre en toda la región, señaló Eve Crowley, Representante Regional Adjunta de la FAO para América Latina y el Caribe.
En 2014, el gobierno mexicano lanzó la Cruzada Nacional Sin Hambre para dar una respuesta rápida a siete millones de mexicanos que viven en pobreza alimentaria. Esta estrategia de política social incluye la lucha contra el desperdicio y la pérdida de alimentos como uno de sus objetivos principales. Para ello, el país desarrolló un índice para medir los desperdicios, el cual constató que actualmente el país pierde, en promedio, 37% de sus alimentos. Esto incluye 45% de pan, 54% de pescados y sardinas, 57% de la leche, el 40% de la carne de cerdo, el 34% de la carne de res, y el 53% de los aguacates, explicó Genaro Aguilar, investigador del Instituto Politécnico Nacional de México, señalando que con todo lo que se pierde se podría erradicar el hambre en dicho país.
El Gobierno está implementando una serie de medidas para enfrentar esta situación, como los Bancos de Alimentos y medidas para mejorar el acopio y transporte de los alimentos, su manejo y conservación, y mecanismos para envasar o enlatar los alimentos recuperados para que puedan ser entregados como paquetes nutricionales a las poblaciones vulnerables, entre otras intervenciones a lo largo de la cadena alimentaria.
Así, una de las formas en que se pueden evitar las pérdidas y desperdicios es a través de los Bancos de Alimentos, que los utilizan, por ejemplo, para proveer a los programas de alimentación escolar, como ocurre con el Banco de Alimentos de Guatemala y el programa Corazón de los Niños. Según Alfredo Kasdorf, del Global Food Banking Network, América Latina es la región donde hay más bancos de alimentos en la mayor cantidad de países: en total hay 200 bancos en 15 naciones, los cuales han rescatado y distribuido 190 millones de kilos en el último año, a más de 12,700 organizaciones.
Al ser una región que produce muchísimos alimentos, el potencial de recuperación es alto, señaló Kasdorf, quien explicó que el Banco de Alimentos de Monterrey trabaja con 12 mil personas, mientras que la red argentina de Bancos de Alimentos ha recuperado 4 millones ochocientos mil kilos de frutas y verduras y el programa La Chocleada, en ese mismo país, ha recibido 2.2 millones de kilos de maíz como donación.
Es fundamental que la región asuma esto como prioridad al más alto nivel. Por eso vemos con tanto optimismo el hecho de que la CELAC incorpore el desperdicio de alimentos como parte de su plan de erradicación del hambre y la pobreza, explicó Eve Crowley.
Fuente: Publicado originalmente por la FAO. www.elsitioporcino.com