El eslogan bolsa caca ha copado varias vallas publicitarias en busca de erradicar este material, el plástico, al que se le acusa de ser responsable de contaminar el medio ambiente, porque "tarda 400 años en descomponerse". Sin embargo, el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) tiene otra visión sobre este asunto. El director de este organismo, José Antonio Costa, considera que el problema real no es la bolsa de plástico en sí, sino su uso inadecuado. En una entrevista concedida a elEconomista, Costa explicó que "si la bolsa termina en el campo o en la playa sí que hay un problema, pero si acabara en el contenedor adecuado, el amarillo, sería reciclada al 100 por cien y no supondría un problema". En su opinión, la campaña 'Ayúdamos a acabar con las bolsas de plástico' está mal planteada, porque "no ayuda a que el usuario entiende cuál es el problema y se dedica a descalificar un producto sin entrar en más matices". Algunos compañías, como Carrefour han optado por retirar estas bolsas, lo que ha desatado una polémica sobre este asunto. Según Costa, "no hay ningún motivo para adoptar estas medidas y de la forma tan radical como se está haciendo". En su opinión, "se está incurriendo en una perjuicio para el cliente", al dejar de facilitar estas bolsas que eran útiles para trasladar la compra, que además podían tener un segundo uso como bolsa de basura y que si luego iba a un contenedor amarillo podía ser reciclada totalmente. Costa critica este ataque a las bolsas porque este material en sí no va a matar ballenas, sólo si hay un mal uso. "Se está simplicando el problema y es como si se propusiera dejar de fabricar vehículos porque hay accidentes, pero lo que se hace es concienciar a la gente para que conduzca mejor", apunta Costa. Al margen de esta polémica, el Instituto Tecnológico del Plástico lleva años desarrollando programas de investigación con el objetivo de minimizar los residuos que se producen. Sus principales líneas de actuación se centran en el sector de envase y embalaje, pero también para otros como la automoción, donde se incorporan cada vez más materiales de fuentes renovables, la construcción o el sector eléctrico. Además, Aimplas proporciona asesoramiento técnico para empresas que quieren lanzar un nuevo producto. Pero la crisis también ha llegado a este segmento. Ahora es más complicado fomentar proyectos de investigación, así como lanzar al mercado nuevos productos. "Ciertos inversores se desaniman al comprobar la cantidad de requisitos que hay que cumplir", sentencia Costa. Fuente: elEconomista