Los polímeros biodegradables son la mejor opción para reducir los residuos plásticos que generan los envases y la gestión de compostaje es el camino para valorizar esos desechos.
Dentro de las medidas propuestas para disminuir la generación de residuos plásticos, los polímeros biodegradables aparecen como una alternativa a los polímeros convencionales. Un polímero biodegradable se puede definir como un polímero que es capaz de descomponerse químicamente por la acción de microorganismos, obteniéndose diversos productos en función de la ausencia o presencia de oxígeno en el medio.
El proceso de biodegradación de un polímero se puede llevar a cabo en diversos ambientes, en función de dónde finalice la vida útil del producto. Se considera que el compostaje es el medio más favorable, ya que mediante este proceso se consigue valorizar los residuos, obteniendo un compost que puede ser empleado en agricultura, en lugar de simplemente eliminar dichos residuos.
Además de ser biodegradable (capaz de descomponerse químicamente por la acción de microorganismos), un polímero puede ser también compostable. Para ello, ha de cumplir varios requisitos, referidos a su composición (límites en el contenido de metales pesados y otras sustancias tóxicas), biodegradabilidad (degradación química), capacidad de desintegración (degradación física) y calidad del compost obtenido.
Para garantizar que un producto o, en concreto, un envase es biodegradable o compostable, es necesario realizar ensayos, preferiblemente normalizados. En función de si lo que se quiere comprobar es la biodegradabilidad o compostabilidad, se emplearán distintas normas de ensayo.
Normas para la determinación de la biodegradabilidad de materiales plásticos
Existen un gran número de normas de biodegradabilidad, redactadas por distintos organismos de normalización (ISO, CEN, ASTM, DIN, etc.). Los criterios de clasificación son variados: medio en el que se produce la biodegradación, variable de medida elegida, presencia o ausencia de oxígeno en el medio, etc.
Las normas internacionales (transpuestas a nivel nacional) más empleadas en la determinación de la biodegradabilidad de los materiales plásticos son las siguientes:
- UNE-EN-ISO 14852:2005: Determinación de la biodegradabilidad aeróbica final de materiales plásticos en medio acuoso. Método según el análisis del dióxido de carbono generado (ISO 14852:1999).
- UNE-EN-ISO 14855:2005: Determinación de la biodegradabilidad aeróbica final y desintegración de materiales plásticos en condiciones de compostaje controladas. Método según el análisis del dióxido de carbono generado (ISO 14855:1999).
- UNE-EN-ISO 17556:2005 Plásticos: Determinación de la biodegradabilidad aeróbica última en el suelo mediante la medición de la demanda de oxígeno en un respirómetro o bien mediante la cantidad de dióxido de carbono generada (ISO 17556:2003).
Estas normas de ensayo se basan en que durante la biodegradación del material de ensayo en presencia de oxígeno, se generan como productos dióxido de carbono, agua, sales minerales y nueva biomasa. El porcentaje de biodegradación se calcula mediante la relación entre el dióxido de carbono generado a partir del material de ensayo y la cantidad teórica máxima de dióxido de carbono que puede producirse a partir del material de ensayo.
Normas para la determinación de la compostabilidad de materiales plásticos
Los requerimientos que ha de cumplir un envase plástico para ser compostable vienen dados por la norma europea EN 13432, y son los siguientes:
- Análisis del material: consiste en analizar el material para ver su contenido en metales pesados, carbono orgánico total, nitrógeno total, etc.
- Biodegradabilidad: la norma marca como criterio que el envase ha de biodegradarse al menos un 90% en seis meses. Para comprobar la biodegradabilidad recomienda que se siga preferiblemente la norma ISO 14855.
- Desintegración: se comprueba si el material es capaz de degradarse físicamente, hasta fragmentos de tamaño menor de 2 mm.
- Calidad del compost: se realiza mediante comparación de un compost en el que se han puesto muestras de plástico y un blanco (compost sin muestras).
Se analizan distintos parámetros (metales, calcio, fósforo, potasio, etc) para comprobar que el compost sea apto para agricultura. También se realizan ensayos de ecotoxicidad sobre plantas, analizando su crecimiento en sustrato al que se ha añadido compost con residuos de plástico y en un sustrato sin estos residuos.
En la actualidad, a nivel mundial existen diversos logos, promovidos por distintos
organismos, que informan acerca de la compostabilidad de un envase y ayudan a que el consumidor pueda gestionar adecuadamente estos residuos. En Europa, el principal es el que promueve la asociación European Bioplastics. La obtención de este logo es gestionada por diversos organismos de certificación, tras la realización de ensayos por laboratorios acreditados.