Científicos exponen que dormimos o comemos en desacuerdo con nuestros genes.
Las mutaciones genéticas que provocan los desórdenes alimentarios y de sueño actuales influyen en un buen número de factores de riesgo de enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes, la obesidad e incluso el cáncer, afirmó el doctor José María Ordovás, Director del Laboratorio de Genómica y Nutrición de la Universidad de Tufts (Boston) y colaborador científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
En el marco de la conferencia “Alimentación y salud: no sólo qué y cuánto, sino quién y cuándo”, organizada por las fundaciones Rafael del Pino y Lilly, el investigador informó que “estamos confundiendo a los genes y provocando que no funcionen cómo y cuando deberían y, por lo tanto, que nosotros no funcionemos óptimamente”.
Ordovás explicó que el horario que dormimos o cuándo comemos está muy en desacuerdo con nuestros genes, lo que provoca una ruptura con lo que nuestra biología está esperando que hagamos, ocasionando un estrés metabólico que favorece, además de enfermedades, cambios en nuestro comportamiento anímico.
“La obesidad, uno de los efectos de la modernización y los hábitos de vida occidentales, ha irrumpido, por ejemplo, entre los indios americanos y los pueblos de Latinoamérica que han emigrado a Estados Unidos o a España, ya que esas poblaciones tienen unos genes ahorradores debido a que la comida era tradicionalmente escasa, mientras que ahora pueden obtener alimentos con facilidad”, añadió.
El científico recomendó realizar por lo menos una comida principal y tradicional, que tomar algo rápido, altamente calórico y poco nutritivo. Y dijo que: “Los humanos nos iremos adaptando; y se irán seleccionando y sobreviviendo mejor aquellos que sus genes tengan mutaciones que favorezcan estos estilos de vida, relativos a los nuevos hábitos de comer y de dormir”.
Los conocimientos en bio-cronología complementarán a los de la nutrigenómica para concebir recomendaciones alimentarias personalizadas y lograr una vida más longeva y de mayor calidad, concluyó Ordovás.
Con información de Revista de Alimentos