Estudio señala que los impuestos no armonizados en productos altos en azúcar, sal y grasa, inducen una reducción del consumo de productos gravados.
Un estudio ("Impuestos sobre alimentos y su impacto en la competitividad del sector agroalimentario") a cargo de la Dirección General de Empresa e Industria de la Comisión Europea en el marco de Las actividades del Foro de Alto Nivel para un mejor funcionamiento de la cadena de suministro de alimentos, señaló que aún hay que analizar los efectos que los impuestos a la comida tienen sobre el sector agroalimentario.
El estudio concluye que los impuestos alimenticios, en general, logran una reducción en el consumo de los productos gravados y, como resultado, los consumidores pueden comprar artículos similares sin impuestos o no tan fuertemente gravados.
También muestra que los consumidores pueden simplemente comprar marcas más baratas de los productos gravados, por lo tanto, no disminuir la ingestión del ingrediente para el cual apunta el impuesto (es decir, sal, azúcar o grasa).
Igualmente, podrían comprar otros productos con niveles similares de azúcar, sal o grasa como los que están gravados. El estudio fue capaz de confirmar una serie de impactos de los impuestos sobre los alimentos en la competitividad del sector agroalimentario.
Estos conducen a un aumento de la carga administrativa, en particular si el impuesto se aplica sobre los componentes, o si las normas que definen los productos son altamente diferenciadas y complicadas.
El impacto exacto sobre la rentabilidad, el empleo y la inversión debe estudiarse más a fondo, pero hay algunos indicios de que estos pueden ser afectados negativamente. No es posible sacar conclusiones definitivas debido al número limitado de casos disponibles y el corto lapso entre la introducción del impuesto y el estudio.
La competitividad de las empresas, especialmente de las PyMEs, dentro de un Estado miembro de la Unión Europea se puede ver afectada más directamente por los impuestos sobre los alimentos. Cuando los consumidores cambian a marcas más baratas, se reduce la competitividad de los productores de marca Premium.
Del mismo modo, la sustitución de los productos gravados por los productos no gravados, reduce la competitividad de los productores de los primeros en comparación con la de los segundos.
El grado en el que la competitividad se ve afectada está muy influenciada por la categoría del producto que se grava (como la lealtad de marca puede ser lo suficientemente fuerte como para impedir el cambio de los consumidores), y por el hecho de que muchos productos similares escapan de los impuestos, (lo que hace que la sustitución a los productos que no están gravados sea más fácil).
Un argumento común en contra de los impuestos de los alimentos es que elevan el precio de los productos en relación con los precios de los mismos en los países vecinos donde no existe tal impuesto, y con ello se promueven las compras transfronterizas. Sin embargo, el estudio encontró que el aumento en las compras transfronterizas era bastante limitado, y que otros factores, en particular los impuestos sobre alimentos/bebidas, eran los conductores más importantes a ese tipo de compras.
Los impuestos sobre los alimentos y las consecuencias derivadas de su introducción representan un tema muy complejo y debatido. Mientras que el estudio hizo algunas conclusiones iniciales, también encontró que se necesitan más investigaciones a fin de evaluar más exhaustivamente el impacto de estas medidas sobre la competitividad del sector agroalimentario.
Fuente: www.hablemosclaro.org Fuente original: www.ec.europa.eu