Las II Jornadas Internacionales sobre Avances en la Tecnología de Películas y Coberturas Funcionales en Alimentos se realizaron en Buenos Aires con la presencia de integrantes de laboratorios de investigación de diferentes países y alumnos de diversas instituciones que debatieron sobre el desarrollo de envases biodegradables que además transfieran ingredientes que preserven al alimento e incidan de manera favorable en la salud del consumidor.
“Uno de los principios fundamentales de nuestro campo de investigación es de índole ambiental. Los plásticos que recubren muchos alimentos tienen componentes que provienen del petróleo, por lo que dañan el ambiente, convirtiéndose en mayor residuo mundial; se trata de un material no biodegradable” señaló la Dra. Pilar Montero, coordinadora del proyecto Agrobioenvase del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED). Y agregó: “Nuestras líneas de trabajo se dirigen a emplear subproductos de la industria alimentaria, por ejemplo, cáscaras de batata o de nueces, caparazón de camarón, o bien otros subproductos de origen vegetal o animal que sirvan para el desarrollo de nuevos embalajes de diversos productos alimenticios”. Las moléculas empleadas hoy para desarrollar películas o cubiertas para embalajes pueden ser de diferente naturaleza como: proteínas (aisladas de soja, del girasol, lácteas, pieles, huesos, restos de músculo), hidratos de carbono (almidones y fibras, entre otros elementos) y lípidos a los que se les puede incluir algún compuesto bioactivo.
Recubrimientos que nutren
Los compuestos bioactivos que se extraen de la naturaleza pueden tener diversas aplicaciones en la industria alimentaria. “Algunas empresas ya recubren manzanas, o vegetales precortados con una capa invisible de hidratos de carbono, extraídos de restos de plantas y vegetales, alargando así su vida útil y previniendo el desarrollo de hongos” explicó Montero. Estos materiales pueden tener propiedades antioxidantes, antihipertensivas, anticancerígenas y antimicrobianas, que se buscan incorporar a los alimentos; por lo que además de ser útiles para conservar los alimentos sin necesidad de aplicarles altas concentraciones de conservantes, pueden resultar beneficiosos para la salud.
Los especialistas destacaron que las cubiertas y películas de compuestos bioactivos tienen un alto potencial de aplicación en el sector agrícola. En este sector interesa desarrollar envases para frutos y plantas que tengan como objetivo evitar una infestación de insectos o bien para proteger el crecimiento de plantones que suelen verse afectados por malas hierbas. Uno de los objetivos, según comentaron, es desarrollar cubiertas que no sólo sean biodegradables sino que además transfieran nutrientes al suelo.
La lista de posibles aplicaciones es vasta. “Por ejemplo, cuando se hacen hamburguesas a nivel comercial se ponen papelitos para separarlas. Esos papelitos podrían ser reemplazados por otros con compuestos bioactivos que protejan la carne de los microorganismos y de la oxidación. Además podrían darle un sabor adicional y ser llevados directamente a la plancha junto con las hamburguesas” aclaró la investigadora.
Envases saludables
Durante las Jornadas se destacó el desarrollo de trabajos presentados, orientados al recubrimiento de alimentos para freír cuya acción impide que el aceite penetre, volviendo al alimento más saludable.
“Es de esperar que las empresas que producen plásticos para envases tengan en cuenta este tipo de adelantos. Algunas industrias del alimento ya están incorporando estos desarrollos y otras están empezando a darse cuenta de su utilidad. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer, en lo que va desde el desarrollo hasta la aplicación comercial.” afirmó Montero.
Estas Jornadas fueron organizadas bajo el patrocinio de CYTED, con el apoyo del CONICET y el auspicio del Instituto Leloir, el Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, el Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (UNLP-CIC-CONICET) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Fuente: Argenpress