El cuerpo humano aprendió que cuando existen alimentos más calóricos hay que comerlos, aunque sea en pocas cantidades, para prepararnos ante la escasez y no pasar hambre.
Es frecuente ver cómo a la mayoría de las personas les apetece más un dulce que un plato a base de verdura. La causa no sólo está en los hábitos que adquirimos desde pequeños, sino que la evolución del hombre ha tenido su influencia.
La respuesta de porqué nos gusta más un dulce que las verduras, está en nuestros antepasados y su forma de vivir, ya que inicialmente, los primates arbóreos se pasaban el día comiendo frutas maduras, que son las más dulces y sabrosas, pero consumían en pocas cantidades todo el día, ya que su valor calórico era elevado.
Tiempo después, la selva colmada de árboles desapareció y la dieta de los primates cambió obligatoriamente, así basaron su alimentación en raíces muy poco calóricas y sus dientes comenzaron a modificarse.
Una última etapa en la evolución de la dieta humana se caracterizó por una gran escasez de alimentos vegetales y es aquí donde el hombre comenzó a ingerir carne, su boca y la dentición cambió para favorecer este tipo de alimentación más calórica que la basada en vegetales.
Así, el cuerpo humano aprendió que cuando existen alimentos más calóricos hay que comerlos, aunque sea en pocas cantidades, para prepararnos ante la escasez y no pasar hambre. Entonces, comieno dulces conseguimos más energía en menos volumen y por eso, nuestro cuerpo nos lleva a desear más este tipo de alimentos.
No obstante, la sociedad actual es distinta, y el ambiente en que vivimos también lo es, ya que no sólo pasamos largas horas sin movernos lo cual marca la diferencia con el gasto calórico de antes, cuando todo el día caminaban para encontrar comida. Sino que la oferta de alimentos continua siendo amplia y por no saber controlar las conductas y hábitos alimentarios, el ambiente ha sido el propicio para que la obesidad tenga lugar.
Si bien nuestro cuerpo ha crecido y aprendido que es mejor no pasar hambre y comer algo muy calórico cuando lo tenemos, debemos saber que todo ha cambiado y para disfrutar al mismo tiempo que cuidamos la salud, es indispensable que la dieta sea variada y que cuando se nos antoje un bocado dulce, podemos comerlo para complacer al organismo, pero con moderación.
No podemos culpar a nuestros antepasados ni a la evolución humana de las enfermedades que nos acechan hoy en día, pues la solución también puede estar en nuestras manos.
Fuente: www.vitonica.com