En la década de 1970, las etiquetas autoadhesivas fueron impulsadas por la industria farmacéutica y el sector del whisky para entrar en el mercado de las bebidas.
Creo sinceramente que la industria de las etiquetas adhesivas debería alzar sus copas y brindar por las destilerías de whisky y coñac de Europa. Fueron uno de los primeros sectores que se dieron cuenta del potencial que tenía nuestra tecnología de etiquetado... y que apostaron por ella. Para promocionar las extraordinarias prestaciones del etiquetado autoadhesivo, no hay nada mejor que una etiqueta dorada, grabada y con una forma decorativa compleja.
En la actualidad, aparte de whiskys y coñacs de la mejor calidad, las etiquetas autoadhesivas adornan botellas de otras bebidas alcohólicas y de una enorme selección de vinos, desde cosechas muy apreciadas hasta marcas que encontramos en el supermercado.
¿Qué es una etiquetas autoadhesiva?
La etiqueta autoadhesiva es una lámina cuya composición puede variar de manera casi ilimitada, formada por tres elementos principales: el material de superficie (la etiqueta impresa), una capa adhesiva y una capa protectora/antiadherente.
La etiqueta se imprime en máquinas de imprimir de bobina estrecha de última tecnología, que pueden producir con las técnicas de impresión habituales, así como con offset digital y transferencia térmica o inyección de tinta para los códigos de barras y las características de autenticación. Por último, las etiquetas autoadhesivas, protegidas por la capa antiadherente, se pegan a las botellas de forma rápida y automática mediante aplicadores de gran precisión.
Efecto invisible
Después del éxito con las bebidas alcohólicas doradas, el sector lanzó una lámina autoadhesiva de plástico transparente que podía revestirse con adhesivo, imprimirse y aplicarse en botellas de vidrio transparente, lo que proporcionó un efecto ‘invisible’ y permitió entrar en el segmento de las ginebras, los vodkas y otras bebidas blancas. Para los fabricantes, esta solución permitió incorporar mensajes impresos en la etiqueta (texto y diseño en las partes delantera y posterior, por ejemplo) que se hacían visibles al girar la botella.
Hoy en día, estas láminas de plástico transparente y su look invisible se han convertido en la solución estándar en las bebidas blancas.
Vino: un mundo de posibilidades de etiquetado
Para completar el dibujo, las etiquetas autoadhesivas se han consolidado recientemente en el sector del vino. Debido al amplísimo abanico de tipos de material de superficie y adhesivo, el impresor de etiquetas autoadhesivas puede crear con facilidad una etiqueta adecuada a las necesidades concretas de cualquier productor de vino, tanto en términos de estética como de funcionalidad.
Si, por ejemplo, el productor de vino necesita una etiqueta con un aspecto antiguo y una textura bonita para una cosecha especial, la tecnología de etiquetado autoadhesivo puede proporcionársela, incluso en tiradas muy cortas. Y lo que es más, la etiqueta —que se suministra con una capa antiadherente de protección— puede revestirse con un adhesivo que se mantiene intacto, sin manchar, mientras la botella esté almacenada y que resiste la acción de los hongos y la humedad mientras el vino añeja en la bodega.
En la actualidad, los fabricantes de material para etiquetas autoadhesivas han desarrollado numerosos tipos de soportes de papel especiales para los requisitos de la industria del vino. Hay papeles con textura, lisos, metalizados, o sustratos que contribuyen a la conservación del medio ambiente, como papeles reciclados o soportes elaborados a partir de fibras de caña de azúcar reutilizadas tras la extracción del azúcar.
Resistencia al frío
Las etiquetas para vino blanco y rosado, que se sirven a temperaturas inferiores, deben ser capaces de resistir sin despegarse la inmersión prolongada en cubetas de hielo. Las etiquetas autoadhesivas de papel también pueden incorporar revestimientos protectores para garantizar el buen estado de la imagen de marca de la botella hasta la última gota. Por supuesto, las láminas de plástico transparente también comparten estas ventajas.
Su superficie impresa impermeable es el complemento ideal de las botellas de vino blanco estilizadas, además de resistir perfectamente la inmersión en hielo. Estas etiquetas de plástico resistentes al agua —blancas, transparentes y metalizadas— también son perfectas para el vino almacenado en bodega al incorporar un adhesivo muy duradero.
El proveedor adecuado
Si el impresor de etiquetas autoadhesivas conoce bien la diversidad de materiales disponibles y recibe las instrucciones adecuadas acerca de la aplicación de las etiquetas, puede aprovechar la gran versatilidad de las máquinas de imprimir de bobina estrecha para realizar multitud de funciones.
En primer lugar, el impresor puede producir un material gráfico de calidad incomparable, en hasta dieciséis colores y con acabados adicionales como laminados, tintas que cambian de color, grabados, relieves y barnices táctiles. Pero eso no es todo.
Para los vinos de cosechas apreciadas, los impresores de etiquetas autoadhesivas pueden incorporar una serie de características invisibles de autenticidad en la impresión de la etiqueta –e incluso debajo de la superficie de la misma– para luchar contra la falsificación. Esta posibilidad ha demostrado ser de una utilidad valiosísima no solo en las botellas de vino, sino en todo tipo de bebidas alcohólicas.