AINIA desarrolla una metodología de técnicas biométricas observacionales, basadas en la neurociencia aplicada al diseño de envases.
Además, de investigar la atención visual real del consumidor ante los productos alimenticios, envases y etiquetas.
El objetivo es predecir el comportamiento del consumidor mediante el seguimiento ocular, con el fin de entender cómo procesa la información.
El envase supone una experiencia emocional para el usuario final. El objetivo es el diseño de envases que maximicen el impacto del producto en el consumidor.
La tecnología Eye-tracking se utiliza con frecuencia en la investigación científica en campos como:
- Psicología
- Investigación clínica
- Rendimiento humano en productos de software
- Marketing, publicidad y marcas
Te puede interesar: El impacto de la neurociencia en el diseño del empaque
Investigación aplicada al diseño de envases
Para su aplicación se identifican y seleccionan las variables métricas que requieren ser tenidas en cuenta en el diseño de envases y etiquetas.
Los resultados obtenidos se materializan en diferentes prototipos de envases y etiquetas, cuyo diseño ha estado orientado a partir de un estudio de envases sostenibles.
Las medidas inconscientes de la percepción del consumidor, como el Eye-tracking, combinadas con cuestionarios.
Son una alternativa para orientar la comunicación al consumidor de manera más eficaz.
Te puede interesar: Neuromarketing: cómo las emociones influyen en las compras
Y así apoyar en el diseño de envases en la fase de desarrollo de la comunicación del producto”, indica Verónica Trapero de la Unidad de investigación sensorial y del consumidor de AINIA.
La metodología se ha puesto a punto a partir de dos casos prácticos que se validaron con el seguimiento ocular (Eye-Tracking). Uno para productos cárnicos y otro para snacks horneados.
Esta tecnología no invasiva permite registrar la actividad ocular sin colocarle un dispositivo al consumidor.
Se trata de una barra de seguimiento ocular incorporada al ordenador que emite haces de luz infrarroja (IR).
Y genera destellos en la córnea que son registrados por una videocámara que identifica las pupilas del usuario para poder procesar la información mediante un software.
El rastreador ocular mide dónde, cómo y en qué orden se dirige la mirada, en un vínculo denominado ojo-mente (Eye-mind).
Estos movimientos oculares están formados por fijaciones, que es el periodo de tiempo en el que los ojos se fijan en un objetivo visual.
Y en los movimientos rápidos en los que cambiamos momentáneamente la dirección de visualización de una fijación a la siguiente.
Te puede interesar: El neuromarketing cumple con el arte del etiquetado