El ecodiseño y la perspectiva del ciclo de vida en el comportamiento del consumidor es muy importante. Es necesario vivir la vinculación entre la producción y el consumo sustentable. De nada sirve producir de manera sustentable si el modelo de consumo sigue siendo voraz e indiferente.
El cambio es forzoso para la producción y consumo sustentable, pero, ¿cómo definimos un empaque verde? El biodegradable es el que el consumidor tiene siempre en la cabeza, pero eso no es lo único que debemos considerar al generar un diseño respetuoso con el medioambiente, hay muchos factores más:
La forma de consumir causa gran impacto ambiental y la forma de desechar lo que ya no usamos también; a eso se le llama perspectiva del ciclo de vida: De la cuna a la cuna.
De dónde vienen las materias primas;
Qué ocurrirá con el producto cuando su vida útil termine;
Cuántos recursos se utilizan para traerlo a donde yo lo consumo;
El ecodiseño nos invita a considerar esa perspectiva desde que imaginamos cómo va a ser el producto.
Se trata de un conjunto de acciones orientadas a la mejora ambiental del producto en la etapa inicial del diseño, mediante la mejora de la función, selección de materiales menos impactantes, aplicación de procesos alternativos, etc. para influenciar en el consumidor para que le dé más usos al empaque cuando su función principal termine.
La economía circular no solo es al final del ciclo, sino que puede haber círculos y ciclos entre las etapas de todo el ciclo de vida. Por ejemplo, se debe también considerar el impacto en transporte y embalaje, ya que la distribución afecta directamente a la huella de carbono.
La alternativa es empezar a diseñar hacia el apego, la confianza, la durabilidad de los productos. Si lo pensamos bien, deberíamos pagar por generar un residuo, por ello, las estrategias del diseño circular se vinculan con estar seguros de que verdaderamente estamos disminuyendo el impacto ambiental, y aquí es donde es más clara la importancia del análisis del ciclo de vida.