Para todo tipo de envase los dispositivos de cierre constituyen uno de los elementos clave para lograr que un producto llegue al consumidor final conservando intactas sus condiciones de calidad.
Es un hecho que, en gran medida, la preferencia de un producto se debe a la eficacia que el diseño de su envase puede proporcionar para un mejor uso o consumo.
¿Cuántos de nosotros hemos descartado la opción de compra de algún producto, precisamente por que el envase no cumple satisfactoriamente con las necesidades de uso, manipulación y seguridad?
Si notamos bien, la calidad del producto y sus cualidades benéficas quedan desplazadas por un detalle que, con una buena planeación en el diseño, podría ser evitado.
Debemos recordar que, la necesidad de incluir dispositivos de inviolabilidad es un fenómeno muy reciente.
Sólo a finales del siglo XX se comenzaron a tomar medidas legales tras el lamentable incidente de contaminación con cianuro que tuvo lugar en los años ochenta, con los analgésicos Tylenol y que ocasionó la muerte de decenas de personas en los Estados Unidos.
Después de este lamentable suceso, los productores y distribuidores tanto de América latina, Estados Unidos y Europa sometieron a evaluación la resistencia de sus envases y de los sistemas de cierre ante condiciones extremas de manipulación.
Si bien en un principio la revisión se limitó al sector farmacéutico, no tardó en extenderse al ámbito de la alimentación y, posteriormente a otros sectores.
La importancia de ponderar los dispositivos de cierre
Los dispositivos de cierre se consideran parte medular en el envase y deben ser ponderados en su diseño desde los más amplios aspectos, como puede ser la elección del tipo de sistema de cierre y los materiales que pueden ser utilizados para obtener los mejores resultados en sus funciones prácticas y estéticas.
Ya sea en plástico, metal, vidrio o cartón, de un dispositivo de cierre depende la pérdida o deterioro de un producto, así como la alteración del sabor, olor y aspecto visual del mismo.
Bien considerados, los dispositivos de cierre son, ni más ni menos que el punto de contacto más directo entre el consumidor y el producto que ha elegido comprar.
Al adquirir un producto, lo primero que un consumidor quiere hacer es abrirlo y disfrutar de su reciente adquisición; es fácil imaginar lo que sucedería si el medio de acceso al producto no es lo suficientemente eficaz o simplemente muestra señas de que el producto ha sido abierto antes.
Definitivamente la eficacia de estos dispositivos permitirá que el producto llegue a las manos de consumidor en las óptimas condiciones y en muchos casos le dará la garantía de que podrá ser reutilizado o conservado manteniendo los mismos niveles de calidad que tenía cuando fue adquirido y que en el uso de estos dispositivos no estará amenazada su seguridad o su salud.
Es por ello que los fabricantes y las marcas representantes de los productos tienen la responsabilidad de ofrecer los mejores dispositivos de cierre para beneficio y preferencia del consumidor.
I+D
Lo expuesto, ha conducido a la necesidad de actualizar cada vez más la tecnología y desarrollar los más diversos materiales con la mejor calidad posible, sin olvidar las necesidades que demanda cada tipo de mercado.
De esta manera se mantiene un principio básico: los dispositivos de cierre deben ser fáciles de usar, aportar beneficios al cliente, dar fe de la calidad del producto, así como de la seriedad de la empresa que lo produce y, al mismo tiempo, presentar el compromiso directo que se tiene con el consumidor.
Muchos de los diseños actuales y aún de los materiales que se utilizan para hacerlos provienen de una beta muy antigua, que ha sido explotada creativamente por los diseñadores de los envases, generando con ello una dinámica de innovación y evolución tecnológica significativa para el desarrollo de la industria y para la propia historia de la humanidad.
Al mismo tiempo, los diseñadores actuales han tenido que fundamentar sus aportaciones en una estrecha relación entre el conocimiento tecnológico y los clientes y usuarios de los productos. En esta interacción directa entre la industria productora y el consumidor final, la mejora y optimización de los cierres de seguridad han podido desarrollarse en formas cada vez más benéficas.
¿Qué es preciso en los dispositivos de cierre?
En la actualidad, para que un dispositivo de cierre logre con éxito su cometido debe reunir una serie de requisitos indispensables que, al mismo tiempo, se verán transformados de acuerdo con las necesidades que los clientes vayan demandando en cuanto a cambios y mejoras.
Hoy por hoy, un productor que quiera incluir en sus envases un dispositivo de cierre está consciente de que debe considerar además de la seguridad que este proporcione, la facilidad para utilizarlo, que no implique además un incremento significativo en el costo de su producción, y que al mismo tiempo pueda ser expuesto en un nicho de venta sin que con ello se altere la forma y la calidad de su contenido.
Cada vez son más amplias las áreas en las que se requiere envases que ofrezcan la más amplia garantía de seguridad e inviolabilidad, es decir, dispositivos que proyecten la calidad y el compromiso de la empresa que los produce.
Alimentos, bebidas, medicamentos y productos químicos son algunas de las áreas que han desarrollado tecnologías avanzadas en la fabricación de envases para garantizar la calidad y seguridad de sus productos.
Todavía hasta hace unos años abrir una lata podía resultar un evento de alto riesgo.
La tapa que debía removerse para acceder al producto solía quedar tan afilada que los accidentes eran muy comunes, incluso en el momento de desecharla. No era muy recomendable depositar con descuido la tapa en los desperdicios, ya que su filo podía desgarrar otros desechos o al propio contenedor de basura, causando más molestias que beneficios para el consumidor.
Hoy en día, la gran mayoría de los productos enlatados han optado por agregar una tapa de apertura total con anilla que puede desprenderse manualmente sin la ayuda de un abrelatas u otro tipo de herramientas.
Este tipo de sellado proporciona mayor seguridad ya que, una vez abierta la lata, los bordes de esta no quedan filosos, al igual que la tapa que ha sido removida. El proceso de manufactura permite soldar la tapa de apertura total a la lata una vez que esta ha sido llenada; este mecanismo se lleva a cabo mediante un procedimiento de doble sello, con lo que se asegura la obtención de un envase cerrado herméticamente que, sumado al proceso de esterilización permite una larga vida de anaquel a los productos enlatados.
En otros rubros, como es el caso de las bebidas alcohólicas, se desató con gran fuerza el crecimiento del mercado negro y la venta de productos adulterados.
Este evento, además de poner en riesgo la salud de los consumidores, desprestigiaba el nombre de las empresas productoras, al mismo tiempo que los comprometía a responder por los riesgos que implicaba el hecho de no incluir en sus envases las precauciones necesarias para evitar este tipo de contingencias en el mercado.
De ello surgió el tapón metálico de seguridad para las botellas, que en la actualidad son muy recurridas en el envasado de bebidas alcohólicas.
Ante las estrategias que utilizaban quienes adulteraban las bebidas los productores idearon el tapón inviolable conocido como Roll-on-pilfer-proof, que se fabrica troquelando una lámina impresa esmaltada de aluminio y practicando una trazo de perforaciones en la base del tapón, de manera que se crea una línea que sólo puede ser desgarrada al momento de su apertura.
Una parte de esta línea queda anclada en la parte baja de la boca de la botella, lo cual indica que el producto ha sido abierto previamente.
A este dispositivo se agrega además un empaque o aro de obturación que reviste por dentro al cuello de la botella, lo cual garantiza el sellado total del envase. Este tipo de tapón de seguridad, sin embargo, sólo puede ser utilizado en botellas fabricadas con materiales rígidos, como el vidrio, ya que debe ser capaz de soportar las temperaturas y presión que se requiere para colocar de manera óptima el dispositivo de seguridad.
Resealt-it
Una propuesta en dispositivos de cierre para este tipo de productos ha sido el Resealt-it, de creación sueca.
El Resealt-it es un dispositivo de cierre destapable y resellable, es decir, que una vez abierto el envase no es necesario consumir todo el producto o vaciarlo en otro recipiente en caso de que hubiera sobrado alguna cantidad.
La aplicación de una etiqueta especial hace posible que se pueda adherir y despegar varias veces la tapa al borde del envase sellándolo nuevamente. Este tipo de dispositivos ha resultado ser muy práctico en el envasado de carnes precocinadas, carnes frías, quesos, entre otros alimentos que requieren de refrigeración o congelación y que, por las temperaturas extremas, podrían alterarse en su sabor, aroma y apariencia.
El diafragma de aluminio es otra de las formas de sellado que permite que un producto se mantenga aislado de agentes externos que pudieran alterar su composición antes de ser utilizado. En algunos casos, estos diafragmas cuentan con una pestaña que facilitan su remoción.
El diafragma, como ya lo hemos mencionado, representa una barrera al paso de humedad, oxígeno o gases que pudieran alterar la composición de los productos, conservándolos en condiciones óptimas hasta el momento de su apertura.
Sobre el diafragma de aluminio es posible agregar otro tipo de cierre de seguridad, como tapas de rosca, tapas de tipo bisagra, tapas de fricción simple, entre otras.
Por esta razón los diafragmas son un dispositivo de cierre muy recurrido en el envasado de alimentos, medicamentos y productos químicos que requieren de un doble dispositivo de seguridad y evitar la derrama de los contenidos.
El surtidor resellable con bisagra para bebidas de larga vida es un tipo dispositivo de cierre que se adhiere a la superficie plana de los envases de cartón. Es además un dispositivo que garantiza la presentación de un envase inviolable ya que para abrirlo debe presionarse una lengüeta de plástico que bloquea el sistema de cierre hasta perforar el cartón.
Este tipo de dispositivo es el más utilizado en envases de tipo tetra- brik para bebidas como la leche, el jugo, el aceite, vino y algunos purés y alimentos precocinados como adobos, moles y demás preparados para alimentos.
Este dispositivo consiste en una tapa de bisagra que se abre para servir los líquidos contenidos y permita volver a cerrarse y conservar fresco y limpio el producto. La tapa ofrece además la ventaja de servir como una vertedera práctica que evita que los líquidos se derramen al momento de ser servidos.
Tetra top y otros
El cierre Tetra-top, o abre-fácil de plástico, es otro tipo de cierre de seguridad utilizado en envases de cartón o de plástico. Es utilizado para la conservación de alimentos secos como las especies y condimentos.
Es un tipo de plástico que se abre fácilmente dejando a la vista un orificio que puede variar su tamaño y su diseño.
Por ejemplo, puede presentar varios orificios a manera de un salero. Este tipo de tapa resulta ideal para los quesos rayados, las especies y demás productos que requieren ser esparcidos de manera moderada. Este tipo de tapa puede integrar además un diafragma plástico o de aluminio para brindar una doble seguridad de sellado.
Otros productos requieren mantener una atmósfera particular en su interior para mantener el contenido en las mejores condiciones conservando su sabor y consistencia, tal es el caso de los refrescos, cervezas, jugos y néctares.
Los envases que los contienen deben entonces además mantener una atmósfera particular que ha sido modificada artificialmente para reducir la cantidad de oxigeno que puede deteriorar al producto. En este caso el envase hace las veces de un elemento conservante, bloqueando la fuga del gas modificador, al mismo tiempo que bloquea la entrada de otro tipo de gases al envase.
Por ello, los dispositivos de cierre que se utilizarán deben elegirse con sumo cuidado, ya que estos actuaran como una barrera ante los agentes malignos y mantendrán la integridad del producto. El dispositivo de cierre de anilla ha resultado uno de los más eficientes para este tipo de necesidades en los envases. La anilla se une a la lata llena mediante un proceso de doble sello creando un envase hermético.
Con este tipo de sellado la lata es rellenada con la garantía de que resistirá el proceso de pasteurización que requieren algunos productos. Para abrir la lata, el consumidor debe tirar de la anilla, destapando un pequeño orificio por el que el producto puede verterse o beberse directamente. La anilla además permanece pegada a la lata, proporcionando seguridad y comodidad en su uso.
El ramo farmacéutico
De todos los ramos que requieren óptimos dispositivos de seguridad el ramo farmacéutico es quizá el que más demanda alta calidad, eficacia y garantía de uso. Muchas han sido las innovaciones que han surgido de este ramo entre las que podemos mencionar, el dispensador oval hermético accionable a presión.
Este es un tipo de cierre que se acopla a los envases con forma oval o cilíndrica, de tal manera que permite dotarlos de estabilidad al mismo tiempo que ofrece una imagen atractiva en las estanterías.
Debemos recordar que dentro del ramo farmacéutico, se procura que el envase provoque sensaciones gratas al usuario, es muy posible que su proceso de alivio inicie desde la confianza que le tenga a un producto que da la garantía de higiene, seguridad, además de una imagen visual grata. De esta manera, el dispensador oval cuanta con un botón accionable que es fácil de presionar y dispensa una cantidad determinada del producto, al mismo tiempo que el sistema hermético permite conservar el contenido de manera limpia hasta su consumo total.
El tapón de presión y torsión resistente a los niños o Kidlok es un dispositivo de cierre con disco de obturación que ha resultado muy atractivo para los consumidores por la eficacia de sus objetivos de seguridad. Este tipo de "doble tapón" de plástico consta de dos dispositivos que debes ser accionados en conjunto: un tapón de rosca interior y un recubrimiento externo.
Para poder abrirlo es necesario presionar y girar de manera simultánea para que el recubrimiento externo se acople al tapón interior y puedan ejecutar juntos la acción de apertura. Con ello, el contenido del envase se mantiene fresco y seguro ante la posibilidad de un descuido.
Similar a este se encuentra el sistema de cierre Savalok que se basa en el principio de apertura por presión y torsión. Para poder abrirlo, el tapón debe presionarse en los dos puntos indicados, lo cual lo desengancha de los dos dispositivos de bloqueo del cuello del envase y permite con ellos desenroscarlo.
La necesidad de ejecutar dos acciones simultáneas es una de las características clave de los dispositivos de cierre resistentes a los niños.
Como vemos los dispositivos de cierre, son en gran medida quienes encierran en el envase la calidad y la garantía de un producto. La calidad del mismo se ve proyectada en ese punto de contacto con el consumidor.
Materiales y productos para dispositivos de cierre
Las botellas hechas con otros materiales menos rígidos, como el plástico, utilizan variantes de este tipo de dispositivo de cierre de seguridad, como lo son los tapones de precinto. Este tipo de tapón se fabrica con plástico, lo cual permite que sea producido de manera aislada a la botella que va a asegurar.
La facilidad de manejo del plástico permite que los tapones sean realizados con gran precisión de medidas y densidades de resistencia, al mismo tiempo que facilita el trazo exacto de las roscas y de la cinta de seguridad una vez que son colocadas en el cuello o corona de la botella.
De esta manera, la cinta de seguridad mantiene cerrada la botella y garantiza que el producto que contiene no ha tenido contacto con algún agente externo desde el momento de fabricación.
Otra de las áreas que más ha visto incrementar sus necesidades en los sistemas de cierre con alta calidad ha sido la de la conservación de alimentos congelados. Aunque originalmente muchos de ellos requerían de un sistema de cierre que no fuera reutilizable, hoy en día los avances en la tecnología de alimentos permite descongelar y recongelar muchos de los productos de consumo cotidiano.
En este caso, los dispositivos de cierre deben proporcionar al consumidor la confianza de que los alimentos conservarán sus niveles de calidad, sin alterar su sabor ni sufrir alguna alteración que pudiera llegar a ser nociva para su salud. De este modo las bandejas con tapas herméticas son las preferidas para envasar una gran variedad de platos precocinados, tanto básicos como de especialidades, que responden a la demanda creciente de una comida de calidad, fresca con sabor, aroma y texturas agradables.
Estos envases deben además ser prácticos y sencillos de utilizar ya que en muchos casos deberán suplir la destreza y el tiempo para preparar un guisado sofisticado.
El envase forma parte integrante del producto, ya que ambos generan un sistema total de conservación, preservación, preparación y consumo. El tipo de sellado que se requiere para estos envases también deberá cumplir con características especiales.
Por Ma. Dolores Vidales Giovannetti y Maribel Alemán De la Vega