El diseño de envases sostenibles especialmente en 3D, ha roto paradigmas importantes y plantea los desafíos de su que producción no impacte en el medio ambiente.
¿Qué es el diseño sostenible?
Es un método global y completo para la creación de productos y sistemas no perjudiciales para el ambiente, socialmente equitativos y económicamente viables. En términos ecológicos, significa que el diseño debe ofrecer beneficios obvios y cuantificables; socialmente, un diseño que cubre las necesidades de todas las personas implicadas en su producción, uso, desecho o reutilización; y económicamente, que debe ser competitivo en términos de mercado.
En los últimos 20 años, un número creciente de países, empresas e individuos vienen concentrándose alrededor del tema de la sustentabilidad, que se traduce básicamente en la preocupación por el futuro de nuestro planeta. De acuerdo con la ONU, la sustentabilidad es la capacidad de utilizar los recursos naturales de la Tierra sin comprometer el futuro de las próximas generaciones.
Hacia dónde vamos…
Según el Instituto Akatu -una organización no gubernamental para educar y movilizar a la sociedad hacia el consumo consciente- la humanidad se encamina hacia un callejón sin salida. De continuar el actual ritmo de explotación del planeta, en un siglo no habrá fuentes de agua ni de energía, reservas de aire puro ni tierras para la agricultura en cantidad suficiente para la preservación de la vida.
Hoy, aún con la mitad de la humanidad situada por debajo del umbral de pobreza, ya se consume un 20% más de lo que la Tierra consigue renovar. Si la población del mundo consumiera como los estadounidenses, se necesitarían otros tres planetas iguales a éste para garantizar productos y servicios básicos como agua, energía y alimentos a todo el mundo. Como evidentemente es imposible disponer de otros tres planetas como la Tierra, la única salida es que todos adoptemos patrones de producción y consumo sostenibles.
Este es el reto lanzado a cada ingeniero o diseñador. Además de crear productos superiores, desde el punto de vista del diseño, funcionalidad y economía, se necesita pensar en la sustentabilidad del planeta, en cómo economizar en términos de recursos naturales, cuáles son los impactos en el ambiente, los residuos sólidos que generan, los desechos y su descomposición. Únicamente con la ayuda de la tecnología es posible seguir produciendo al mismo tiempo que preservamos el futuro. No se trata de una ideología verde ‘neo hippie’, sino de dar continuidad a la vida y, consecuentemente a los negocios.
Papel de las empresas y marcas
El estadounidense Andrew Savitz, socio de la firma de auditoria PriceWaterhouse Coopers una de las mayores autoridades en el campo de la gestión empresarial, alerta: “En los años 50 bastaba sólo con ganar dinero; hoy el foco es la responsabilidad socio-ambiental”.
Savitz señaló las diferencias entre el modo de hacer negocios hoy y en el pasado: “Antes, se esperaba que las empresas ganaran dinero y practicaran la filantropía. En los años 70, empezaron a incorporarse las ideas de protección al ambiente y a asumirse una mayor responsabilidad sobre los productos.
En la actualidad, a las empresas se les exige que promuevan la diversidad, ayuden a recuperar el ambiente, combatan el trabajo infantil, monitoreen la cadena de suministros, promuevan la salud pública, generen empleos y lleven desarrollo a las comunidades en las que actúan. Y, por supuesto, necesitan continuar ganando dinero”.
Con un panorama claro, no hay cómo postergar la adopción del diseño sostenible en las empresas. Afortunadamente, con pequeñas alteraciones en el desarrollo de un diseño de producto, seleccionando cuidadosamente los materiales diseñados para fabricar un producto haciendo uso mínimo de energía y recursos, se generan grandes efectos de propagación en un ciclo de vida sostenible y se puede obtener la ventaja adicional de mejorar el margen competitivo de una compañía en el mercado global.
El mundo ideal
Los vehículos con consumo eficiente de combustible, los edificios con calentamiento solar, las plantas de combustión limpia, los embalajes reciclables y la iluminación de baja tensión son importantes ejemplos de productos que ayudan a equilibrar las necesidades de consumo con buenos cuidados ambientales.
De hecho, cualquier producto podría fabricarse teniendo en mente la sustentabilidad del diseño, si los ingenieros quisieran realmente crear productos superiores utilizando materiales y tecnología del diseño que afecten menos al ambiente. La naturaleza humana considera más fácil dejarlo todo como está, incluso ante argumentos persuasivos, como por ejemplo, el hecho de que las empresas que planifican pensando en el futuro son más rentables que las empresas reactivas.
Aunque existan inconvenientes al analizar por primera vez el diseño sostenible, los beneficios a largo plazo (y necesitamos pensar en el largo plazo) son innegables. Las ventajas e inconvenientes que se puedan presentar se analizan mejor con la ayuda de soluciones precisas para el diseño y el análisis del producto antes de su fabricación, cuyos resultados pueden ser repetidos, compartidos y evaluados por todos los departamentos de una organización, desde la fase de diseño y manufactura hasta la comercialización y el transporte.
Creación de envases sostenibles
Cada uno de nosotros puede empezar hoy mismo a contribuir en la sustentabilidad del planeta. Ante cada nuevo proyecto de diseño, se deberían hacer las siguientes preguntas: ¿Cuál es el costo de las materias primas? ¿Hasta qué punto el procesamiento y el tratamiento son ambientalmente benignos? ¿Qué energía se necesita para utilizar este material? ¿Existe un material que cueste lo mismo, pero que sea más fácil de reciclar?
En cada proyecto de diseño es necesario poner a consideración el uso mínimo y las mejores opciones de material, verificar que sean fáciles de desmontar, así como la reutilización o reciclaje del producto al final de su vida útil, que tenga un consumo mínimo de energía, que se fabrique sin producir residuos peligrosos y con el uso de tecnologías limpias como filosofía principal.
Los resultados a mediano y largo plazo serán un menor impacto sobre el ambiente, la reducción en los costos de tratamiento del agua, menor cantidad de residuos en los rellenos sanitarios, prevención de la contaminación del suelo, aire y agua, preservación de los bosques y biodiversidad, y disminución de las alteraciones climáticas, además de los beneficios económicos y de impacto social.