América Latina ha sido la región pionera en el mundo en aprobar un esquema de etiquetado frontal obligatorio en alimentos. Y esta tendencia, que comenzó en el año 2011, continúa dando que hablar.
El principal motivo que ha impulsado a las autoridades a aprobar estos esquemas es como herramienta para brindar más información al consumidor. Con la finalidad de procurar reducir los índices de sobrepeso y obesidad.
Hasta junio de 2023 se han aprobado 11 regulaciones de etiquetado frontal de alimentos en la región, siendo la única en el mundo en que todos los esquemas son obligatorios. Si bien existen similitudes en muchos países respecto de los esquemas, en su gran mayoría de advertencias, no ha sido posible la armonización.
A nivel conceptual, los esquemas de etiquetado frontal de alimentos pueden ser basados en:
- Nutrientes, que buscan destacar los mismos de alguna forma (tanto de manera interpretativa como no interpretativa).
- Aquellos que son un resumen general del producto, donde, a través del uso de algoritmos, se otorga un “rating” al producto en su totalidad. Sin considerar los nutrientes por separado.
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Esquemas aprobados en LATAM
En la región de América Latina los 11 esquemas aprobados a la fecha son basados en nutrientes, utilizando frases de advertencia y/o combinando advertencias con el uso de los colores del semáforo.
Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Uruguay y Venezuela han basado sus esquemas de etiquetado frontal en las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y, si bien parecieran ser iguales, tienen pequeñas diferencias.
Todos se basan en octágonos negros y blancos con frases de advertencia “alto” (Chile, Perú y Venezuela) o “exceso” (Argentina, Colombia, México y Uruguay). Adicionalmente Argentina y México han implementado advertencias adicionales sobre el contenido de cafeína y edulcorantes.
Sin embargo, los criterios nutricionales utilizados y los nutrientes a destacar no son los mismos y varían en cada caso:
- Brasil, y recientemente Paraguay, aprobaron un esquema de etiquetado frontal que utilizan una lupa y la advertencia “alto” para azúcares, grasas saturadas y sodio.
- Ecuador fue el único país de la región que implementó un sistema mixto que combina el uso de los colores del semáforo con frases como “alto”, “medio” y “bajo”.
Particularidades de la región
De esta forma un producto puede ser “alto en grasa” pero a su vez “bajo en azúcar”. Este mismo esquema es el que ha considerado Bolivia, donde aún no se ha logrado reglamentar lo que indica la Ley de Alimentación Saludable. Pero sí consta en la Ley el tipo de esquema a implementar.
La principal particularidad que presenta la región se presenta a nivel de los bloques económicos que poseen armonizados sus reglamentos de etiquetado nutricional, como el Mercosur, la Comunidad del Caribe (CARICOM), y el Sistema de Integración Económica Centroamericana (SIECA):
- El Mercosur, que venía discutiendo una propuesta para armonizar e implementar un etiquetado frontal, al no haber consenso, ya posee a sus países miembro con su propio reglamento a nivel nacional.
- El bloque CARICOM ya tuvo en consulta pública una propuesta de etiquetado frontal en diciembre de 2018, y luego publicada nuevamente en 2021. Basada en octágonos negros con la frase “alto” (en inglés), sin embargo, aún no se ha avanzado al respecto.
- En el caso de SIECA se encuentran unos pasos más atrás que los otros bloques económicos. Con discusiones aún de índole internas sin un borrador a la fecha.
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América Latina, gran influyente a nivel global
A nivel global, no caben duda de que Latinoamérica ha servido de ejemplo para otras regiones y naciones. A la fecha, la principal diferencia que se destaca es que en América Latina absolutamente todos los esquemas aprobados fueron liderados por las autoridades sanitarias y sus gobiernos.
Siendo su implementación obligatoria, mientras que en algunos países de Europa y Asia aún es voluntario adherirse al uso del etiquetado frontal.
Si bien algunos países de Europa han adoptado el esquema NutriScore como voluntario, otros han optado que sea obligatorio. Un caso particular es el de Canadá. Si bien en 2017 propuso un esquema de etiquetado frontal de alimentos con una lupa que advierte “alto” en azúcares, grasas saturadas y sodio, fue recién a mediados de 2022 que aprobó la regulación obligatoria.
Lo que se destaca, es que fue Brasil quien opto por un esquema prácticamente igual al de Canadá en 2020 cuando aprobó su regulación. Este es un gran ejemplo de influencias e intercambio de experiencias.
En el caso de Sudáfrica, a comienzos del 2023 se aprobó un esquema de etiquetado frontal de alimentos, similar al ya aprobado en Israel.
Consta de círculos con las imágenes de sodio, azúcares y grasa, y la advertencia “alto”. Este esquema similar había aprobado Colombia en 2021, pero luego lo modificó en 2022 por el actualmente vigente.
En 2021 el Codex Alimentarius emitió las Directrices para el Etiquetado Nutricional en la parte frontal del envase. Donde se establecen orientaciones generales para ayudar en el desarrollo del etiquetado nutricional frontal.
En este trabajo fue clave la participación de las delegaciones de países de América Latina que han aprobado esquemas de etiquetado frontal. Brindando su aporte relacionado a la experiencia en el desarrollo regulatorio y la posterior implementación y control.
Impacto en la salud: clave para evaluar el éxito
Como se mencionó anteriormente, el principal motivo de implementar esta medida es informar al consumidor en la elección de los alimentos que consume, con el fin de reducir el sobrepeso y la obesidad.
Para poder evaluar que el objetivo se cumpla, resulta fundamental la evaluación de impacto del etiquetado frontal, no sólo a nivel de compra, sino también a nivel de salud, evaluando si esta influencia en la decisión de compra ha influenciado en los índices de sobrepeso y obesidad.
A la fecha, de todos los países que han implementado el etiquetado frontal, sólo Chile ha realizado una evaluación de impacto del etiquetado frontal y las otras medias sobre la publicidad de los alimentos. La última evaluación publicada en 2021 mostró que:
- 72.2% de la población manifestó elegir alimentos con menos sellos de advertencia, después de comprar la cantidad de sellos.
- Los niños más pequeños tienen una actitud positiva frente a la regulación.
- Disminución de compra de cereales para desayuno, bebidas azucaradas y postres envasados.
- Las industrias de alimentos han reformulado una gran variedad de alimentos, sobre todo aquellos con mayores cantidades de sodio.
El otro ejemplo ha sido el de México, que luego de tres años de tener implementado un sistema similar de pilas donde se informaban las calorías aportadas por cada nutriente (similar al GDA), se decidió cambiar a un sistema de advertencias.
¿Qué esperar en los próximos años?
El escenario de América Latina nos muestra una mayor actividad regulatoria en cuanto al etiquetado frontal en los países de América del Sur, por lo que la actividad en Centroamérica y el Caribe es la próxima que se espera.
Tanto el bloque de SIECA como el de CARICOM continúan con las discusiones para armonizar este tema, sin embargo, el avance es más lento del que esperan algunas organizaciones civiles. Este prolongamiento del tema podría derivar en que algún país decida avanzar a nivel nacional, como ya ha pasado en el Mercosur, por ejemplo.
Es allí donde radica la importancia de la búsqueda del consenso dado que es más que entendible la relevancia de poder informar al consumidor, pero también de buscar armonizar, considerando el flujo de alimentos en cada bloque, y la rapidez y dinamismo del comercio en la zona.