Cuando disfruto de un chocolate, siempre me pregunto de dónde proviene el cacao y todo el recorrido que ha hecho para llegar a mis manos. He dedicado gran parte de mi vida a la industria del cacao y el chocolate, y aún me asombra la compleja cadena productiva y todo lo que conlleva para que llegue a los consumidores.
Sin embargo, cada año, el cambio climático impacta la producción, lo que nos obliga a enfocarnos en métodos más sostenibles para preservar este valioso cultivo y satisfacer la creciente demanda.
Desafíos del cambio climático
El calentamiento global afecta gravemente a la agricultura mundial, y el cacao no es la excepción. Este año, el precio del cacao alcanzó niveles históricos debido a factores como el cambio climático, el manejo inadecuado de las cosechas, la deforestación, plagas y enfermedades.
Costa de Marfil y Ghana, los principales productores mundiales de cacao, enfrentan serios problemas. A pesar de haber adoptado variedades híbridas resistentes, estos países ahora lidian con la degradación del suelo, conflictos internos y algunas prácticas cuestionables en materia laboral y hacia los
productores.
Realidad en México y Latinoamérica
Aunque estos problemas pueden parecer lejanos, la situación en México y en Latinoamérica no es muy diferente. La falta de cosechas y el abandono de las plantaciones de cacao exacerban la propagación de plagas y enfermedades. Los productores enfrentan robos y otros problemas debido a los bajos precios pagados por sus productos.
A pesar de que somos productores y sabemos lo qué hay detrás del campo, e intentamos pagar precios justos, los consumidores y algunas empresas a menudo optan por buscar otras opciones, que termina perjudicando a los agricultores.
Experiencia en Costa de Marfil
La GIZ, un fondo económico alemán para el desarrollo me invitó a un proyecto en Costa de Marfil. Enseñé a diversas asociaciones y productores a elaborar chocolate de mesa, promoviendo la economía local.
Compartir la cultura del cacao de México y demostrar el valor agregado de transformar el cacao en productos como el chocolate granulado y bebidas prehispánicas, fue una experiencia enriquecedora.
Estas prácticas no solo son más económicas, sino que también diversifican las opciones de los productores, brindándoles nuevas oportunidades de ingresos.
Estrategias de sostenibilidad
Para preservar y mejorar la producción de cacao, es esencial implementar prácticas sostenibles:
- Capacitación continua: Formar a los agricultores en técnicas de cultivo eficientes y sostenibles.
- Apoyo técnico especializado: Proveer asistencia técnica adaptada a las necesidades locales.
- Fomento del comercio justo: Asegurar precios justos y condiciones laborales dignas.
- Promoción y visibilidad: Aumentar la visibilidad de los productos y sus productores, estableciendo alianzas estratégicas con clientes nacionales e internacionales comprometidos con la sostenibilidad.
- Diversificación de cultivos: Integrar cultivos complementarios y modelos agroforestales en las plantaciones para mejorar la productividad y la sostenibilidad ambiental.
La importancia de las certificaciones
Certificaciones internacionales como Comercio Justo, Rainforest Alliance, Orgánico y UTZ juegan un papel crucial en la sostenibilidad del cacao.
Estas organizaciones supervisan y garantizan que los cultivos cumplan con las mejores prácticas agrícolas, diferenciándose significativamente en un mercado marcado por la explotación de suelos y comunidades.
Un futuro sostenible
Parte de la industria del cacao trabaja arduamente para satisfacer la creciente demanda mediante la adopción de prácticas agrícolas responsables y la gestión sostenible de los recursos naturales.
Falta mucho, pero con un plan de sostenibilidad sólido proporciona herramientas, capacitación y lineamientos tanto para grandes como pequeños productores, garantizando:
- el compromiso con la protección del medio ambiente
- el uso adecuado del suelo
- el reconocimiento económico justo para los agricultores y sus comunidades
Imagina a Marie, una joven agricultora de cacao en Costa de Marfil, que gracias a la capacitación recibida ahora produce chocolate granulado al estilo mexicano. Con orgullo, Marie lleva su producto al mercado local, donde su sabor y textura únicos sorprenden a los clientes.
No solo ha encontrado una nueva fuente de ingresos, sino que también ha renovado su sentido de propósito y conexión con su trabajo. Al enseñar a sus hijos las técnicas aprendidas, Marie asegura un futuro próspero y sostenible para su familia y comunidad.
Este intercambio cultural ha creado un puente entre México y Costa de Marfil, donde el cacao no es solo un cultivo, sino una herramienta poderosa para el cambio social y económico. Cada barra de chocolate que produce Marie es un testimonio de colaboración, conocimiento compartido y el espíritu resiliente de los agricultores de cacao de todo el mundo.
Es evidente que aún queda mucho por hacer y la colaboración en equipo es esencial. Necesitamos reconstruir la cadena productiva con un liderazgo sólido y resignificar los valores en cada etapa para asegurar la calidad de vida de la tierra, los productores, las empresas y los consumidores.
Preguntémonos: ¿qué propuestas tienes o proyectos exitosos conoces que han marcado una diferencia en esta misión? Es momento de reflexionar y actuar para seguir transformando la industria del cacao en un modelo de sostenibilidad y equidad.
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