El metaverso es la ciencia más allá de la ficción. La primera vez que este término se usó, fue hace 30 años cuando Neal Stephenson lo incluyó en su novela “Snow crash” para referirse a un ecosistema masivo virtual donde las personas interactúan mediante avatares (nuestros alter egos digitales).
Hoy en día, el uso de avatares y los ecosistemas de esta naturaleza son una realidad de la tecnología en constante evolución. Con estos avances se experimenta una dualidad entre el ambiente físico (real) y el gemelo digital (virtual) que atraviesa tres etapas:
- La creación de “gemelos digitales” del mundo real.
- La existencia de lugares digitales que forman una comunidad digital nativa.
- La coexistencia e interacción de múltiples comunidades digitales, un “ecosistema masivo virtual”.
Al reunir estas partes, surgió lo que hoy denominamos metaverso, que también ha sido posible gracias a la innovación, creatividad y el desarrollo tecnológico que se ha alcanzado hasta la fecha. Sin embargo, antes del metaverso se exploraron otras tecnologías que también le sirven de apoyo:
- La realidad virtual que constituye un ambiente digital 360° (VR)
- Y la realidad aumentada que añade capas de información digital sobre el mundo real (AR)
Adicional a esto, dos de los espacios de soporte que asientan las bases específicas para el funcionamiento del metaverso son:
- Blockchain
- NFT’s
Ambos se han perfeccionado para crear certificados digitales encriptados, verificados, verificables y precisos. Por ello, brindan seguridad y certeza a sus dueños para evitar pérdidas o en todo caso, poder rastrear su valor y/o modificaciones.
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Usos y riesgos del metaverso en la actualidad
Puede ser que lo anterior no haya sido exactamente lo que estaba contemplado en la imaginación de Neal Stephenson, pero la ciencia se ha encargado de traerlo al mundo real.
El metaverso es una tierra de creación, útil para:
- La interacción social humana
- La creación artística
- El comercio
- El marketing y otras actividades.
Todo ello, sin limitantes físicas y con oportunidades ilimitadas, lo cual puede ser aprovechado por cualquier negocio, incluyendo a la industria de alimentos y bebidas. Sin embargo, esto nos invita a reflexionar sobre lo siguiente:
¿Regularemos este nuevo espacio?, ¿crearemos herramientas que doten de seguridad y permitan hacer valer las leyes del mundo real?, ¿podrá ser éste un espacio seguro para invertir? Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta definitiva.
La regulación de este espacio aún está pendiente. De hecho, el propio Internet fue sujeto de los mismos cuestionamientos en sus inicios, y los intentos de regularlo no fueron del todo fructíferos ni eficientes.
La Red Mundial Global (world wide web), ha generado muchos conflictos legales y comerciales, y cada uno se resolvió en defensa de sus propios intereses particulares.
Algunas leyes como PIPA (Protect IP Act) y SOPA (Stop Online Piracy Act) no obtuvieron los resultados que esperaban, y eso mismo impulsó el surgimiento del metaverso, como la nueva oportunidad para regular lo que no era del todo seguro o funcional en el internet convencional.
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Esta es la mayor ventaja de incursionar en el metaverso
El propio funcionamiento del metaverso opera en el sentido de la vía legal. En el metaverso se cuenta con el respaldo de la huella que genera cada operación o movimiento, lo que juega en favor de la propiedad intelectual. Así, se protegen los bienes y servicios digitales.
Una medida para evitar las violaciones de derechos dentro del mundo virtual se requiere un “gemelo legal” del mundo real, es decir, una persona física que exista en el mundo real que responda por sus acciones en el ámbito digital.
De esta forma, se crean ambientes jurídicamente certeros dentro de un ambiente digital, permitiendo crear pruebas y elementos exigibles y acreditables en las cortes del mundo real.
Migrar hacia este nuevo mundo digital es posible para las empresas. La creatividad y el conocimiento de la interacción entre el mundo legal y el mundo digital, será el camino más seguro para construir, preservar y exigir derechos dentro y fuera del metaverso.
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