A principios de 2021, se llevó a cabo la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) en Kenia. En ella se reunieron representantes de 195 países, con la finalidad de tomar acciones que protejan y restauren la naturaleza.
Como era de esperarse, uno de los principales puntos a tratar fue la contaminación por plásticos una problemática preocupante, sobre todo tomando en cuenta que:
- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que existen más de 109 millones de toneladas de plásticos en ríos.
- En cuanto a los océanos, se calculan aproximadamente 39 millones de toneladas adicionales.
Ante este panorama, la Asamblea se convirtió en un escenario óptimo para encontrar una respuesta internacional coordinada que abordara a este problema que trasciende fronteras y genera impactos negativos significativos en el medio ambiente, la sociedad, economía y otros ámbitos.
Una estrategia global para reducir la contaminación por plásticos
Ya que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha abordado problemas de magnitud global con tratados internacionales que implican compromisos legales, este desafío no podía ser la excepción.
La problemática requiere ser tratada de forma conjunta, pues que en el mundo proliferan regulaciones no armonizadas, que terminan siendo poco efectivas para encontrar una solución; sin mencionar que no se planifican acciones o resultados a largo plazo.
Por estas razones, el sector privado se ha acercado a la ONU para elaborar un plan ambicioso, estructurado y cimentado que se enfoque en la economía circular y ataque de manera directa a la contaminación por plásticos a nivel mundial.
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Una iniciativa con fecha límite y responsabilidad social ante los plásticos
Actualmente, se cuenta con el ejemplo de la industria de bebidas no alcohólicas, que ha pedido a los miembros de la UNEA establecer objetivos y asentarlos en un documento internacional apoyado en políticas de evidencia científica y marcos legales locales.
Como respuesta, los estados miembros de las Naciones Unidas acordaron la creación de un Comité de Negociación Internacional (INC) cuyas labores entrarán en vigor a partir de la segunda mitad del 2022, con la expectativa de finiquitarlo en año y medio.
En lo particular, los trabajadores de la industria de bebidas no alcohólicas se han mostrado conscientes de su responsabilidad, y mientras avanza su iniciativa se han comprometido con esta causa mediante acciones puntuales, como:
- Mejorar el diseño y la producción de envases completamente circulares, reutilizables, ligeros, reciclables, biodegradables o compostables, que tengan una vida útil más larga.
- Preferir el uso de plástico reciclado para disminuir el uso las cantidades empleadas de plástico virgen.
- Trabajar colectivamente para recolectar envases de plástico, promover la seguridad a través de cadenas de reciclaje regional e incluir a recicladores de la zona.
Esta resolución de la industria de bebidas no alcohólicas ha hecho hincapié en dejar atrás las dinámicas de producción y consumo basadas en un modelo económico lineal de extracción, producción y desecho de materiales.
Ahora, promueven la reducción y reutilización de materiales, así como el consumo responsable que permita el aprovechamiento máximo de los plásticos, para transformarlos en nuevos productos.
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