La industria de la alimentación es un escenario en constante movimiento, donde la innovación y la demanda de productos de alta calidad se combinan con la necesidad apremiante de cuidar nuestros recursos naturales, especialmente el agua.
En este contexto, las plantas de procesado de alimentos tienen un papel crucial, ya que es importante establecer protocolos de limpieza, higiene y desinfección efectivos en estas instalaciones. Así como determinar el impacto negativo que puede surgir si no se siguen buenas prácticas.
En la producción de alimentos, la limpieza y la higiene son pilares fundamentales que garantizan la seguridad y la calidad de los productos.
Desde la granja hasta la mesa, conlleva un consumo significativo de agua, y su gestión responsable es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y reducir el impacto ambiental.
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Soluciones de limpieza
Para conseguir superficies y entornos limpios durante el procesamiento, las cadenas de producción de alimentos y bebidas requieren (al menos) de un programa integral de limpieza y usar las soluciones de limpieza ambiental adecuados.
Uno de los procesos más importantes en la industria alimentaria es el CIP (Limpieza en el lugar, por sus siglas en inglés); se necesita limpiar y desinfectar los equipos y tuberías sin necesidad de desmontarlos.
De tal forma que garantiza que todo el proceso de limpieza y desinfección se lleve a cabo correctamente, con la menor cantidad de recursos y optimizando tiempos de limpieza.
Esta eficiencia es vital en un mundo donde el agua dulce es un recurso cada vez más escaso.
La limpieza en seco y la ambiental son prácticas que ayudan a reducir el uso de agua y productos químicos. Por lo que, también, desempeñan un papel importante.
La primera utiliza métodos como la aspiración o el cepillado en seco para eliminar los residuos, minimizando el uso de agua. Mientras que la limpieza ambiental se centra en mantener el entorno de trabajo limpio.
Lo que a su vez reduce la probabilidad de contaminación cruzada y la necesidad de limpiezas más extensas.
Gestión del agua
En las industrias en donde es posible la adopción de estos protocolos no sólo tiene un impacto positivo en la eficiencia operativa y la seguridad alimentaria, sino que también contribuye significativamente a la conservación del agua.
Menos agua utilizada en el proceso de limpieza significa más agua disponible para otros usos y una menor huella hídrica de la industria alimentaria.
Cuando las plantas de procesado de alimentos no implementan adecuadamente protocolos de limpieza y desinfección, pueden surgir problemas significativos.
Además, cuando la seguridad alimentaria se ve comprometida, la falta de higiene puede conducir a la contaminación de equipos con patógenos peligrosos que pueden llegar incluso al producto final.
Lo que aumenta el riesgo de que generar enfermedades transmitidas por alimentos que dañen la reputación de las empresas y la salud del consumidor final.
Estos patógenos son imperceptibes a simple vista y deben ser eliminados a través de soluciones que no sólo contribuyan a reducir el riesgo de contaminación, sino que además representen ventajas operativas, económicas y sustentables.
Al combinar esas características, la limpieza adquiere mayor importancia y un grado de complejidad más elevado. No perdamos de vista que el manejo, procesamiento, preparación y servicio de alimentos son actividades en las que la higiene es fundamental.
Sólo por citar un ejemplo, en una planta de procesamiento de cárnicos, donde es necesario remover grasa en equipos de acero inoxidable, pisos y paredes, tradicionalmente se utilizaba agua caliente, ya que remueve con mayor facilidad este tipo de suciedad.
Hoy en día ya se cuenta con detergentes alcalinos que requieren menos agua y menor temperatura para llevar a cabo la tarea con mayor eficiencia.
Al reducir el uso de agua y la temperatura de ésta, aproximadamente 20 grados Celsius, se obtienen ahorros que abonan a la sustentabilidad, pues calentar el agua implica el consumo de energía y mayor cuidado al limpiar.
Si dimensionamos esto a grandes instalaciones, podremos observar que los beneficios son significativos en operación, tiempo, recursos y costos. Además de proteger la seguridad de los operadores.
El agua y la inocuidad alimentaria
Podemos decir que la conservación del agua, energía y otros recursos en la producción de alimentos es esencial para garantizar la sostenibilidad de la industria alimentaria y la seguridad de los consumidores.
Para lograr este delicado equilibrio entre la conservación del agua y la inocuidad alimentaria, es fundamental la implementación de protocolos de limpieza, higiene y desinfección, respaldada por la experiencia de especialistas.
Algunas de las formas en las que gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado y sociedad civil trabajan para garantizar la inocuidad de los alimentos, son:
- cumplir con las normas alimentarias mundiales
- tener reglamentos de control de alimentos eficaces que incluyan preparación y respuesta ante emergencias
- acceso a agua potable
- aplicar buenas prácticas
- educar al consumidor en la elección de alimentos sanos
Para garantizar que los protocolos de limpieza y desinfección sean efectivos y al mismo tiempo amigables con el medio ambiente, es esencial contar con el apoyo de expertos en la materia.
Los profesionales capacitados diseñan sistemas de limpieza eficientes, identifican áreas de mejora y garantizan el cumplimiento de los estándares de calidad y seguridad.
Estos expertos también ofrecen soluciones personalizadas que se adaptan a las necesidades específicas de cada planta de procesado de alimentos. Esto al optimizar el uso del agua y minimizar los riesgos para la inocuidad alimentaria.
Cuidar el agua es una responsabilidad compartida que todos en la industria alimentaria deben asumir para asegurar un futuro más sostenible y seguro.