Científicos encuentran en el color de los alimentos, como la betalaninas del betabel, una gran cantidad de aplicaciones en alimentos y bebidas, como para el sector de sustitutos de carne, dulces o helados.
Sin embargo, los métodos tradicionales de la extracción de color son un desperdicio alimentario, que la concentración del color en el betabel es tan baja como el 0,2% de su peso húmedo.
Por lo tanto, científicos de Dinamarca han desarrollado un método innovador que consiste en la fermentación para obtener la betalanina con una levadura oleaginosa que se encuentra de manera regular el queso.
Levadura ayuda la obtención de color
Los científicos explican que metabólicamente la levadura optimiza sus células, formulando colorantes alimenticios como el tipo de betalaína mejorados y menores subproductos, evitando el cambio de color.
Al respecto, Irina Borodina, profesor de la Universidad Técnica de Dinamarca, Centro de Biosostenibilidad de la Fundación Novo Nordisk (DTU Biosustain) en Dinamarca, mostró en su estudio que los fermentación de un microbio modificado produce betanina.
Al obtener el ingrediente de color se secreta en líquido y se purifica, para utilizar en productos son adicionar azúcares, además de que se puede variar el color que se necesite.
Obtención de un colorante limpio y saludable
También enfatizan que el proceso de fabricación es un análogo a los diferentes procesos que existen para la producción de enzimas, insulina, ácido láctico para el plástico, polilacticida, vitaminas, entre otros.
Sin embargo, los beneficios de la betanina brindan diversos pigmentos que al ser extraídos del betabel adicionan a los alimentos ingredientes saludables como propiedades antioxidantes.
El beneficio también se muestra en el medio ambiente al ser una solución sostenible con un costo bajo y beneficiar al los productos de mayor pureza como una etiqueta limpia que es buscada por consumidores.
Califican el color del betabel como colorante
Con las investigaciones mostradas ya se ha clasificado el color “rojo de remolacha” (E162), que describen de la betanina como un colorante rojo extraído de remolachas rojas y que se puede comercializar como un aditivo alimentario.
Cada vez será más común ver en la industria sustitutos de pigmentos naturales para satisfacer la demanda de alimentos orgánicos, pero es importante considerar que al ser ingredientes naturales la concentración y balance puede modificarse.
Un impacto ecológico menor
Al obtenerse el color de un ingrediente natural, investigadores de la Oficina de Innovación Sostenible de la universidad realizaron una evaluación del ciclo de vida del nuevo proceso de fermentación, con buenos resultados.
Detallan que al realizarse de un proceso basado en la fermentación utiliza significativamente menos recursos, energía y tierra en comparación con la extracción tradicional de betanina del betabel, por lo cual lo ven factible para incorporarse en nuevos productos.
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