El rediseño de los procesos productivos con el objetivo de reducir la generación de aguas residuales, la reutilización de aguas de procesos y residuales y la consideración de las corrientes no reutilizadas como fuente de recursos a aprovechar y valorizar, son algunos de los procesos clave en la gestión del agua de las industrias agroalimentarias.
Para Jorge García Ivars, Project Manager (Department of New Products and Processes) en AINIA, la importancia de la gestión integral del agua en la industria ha sido extensamente analizada en los últimos años, ya sea en términos tecnológicos, higiénico-sanitarios, medioambientales, sociales o económicos.
Dentro de esta importancia, el rol de la tecnología dentro del tratamiento del agua residual como medio para poder otorgar al agua una segunda vida útil (o extender su ciclo de vida) está fuera de toda duda y es que, en términos de sostenibilidad, debe pasar por tres acciones significativas:
- Minimización del consumo de agua en la actividad industrial.
- Depuración de las corrientes residuales para la reducción de su impacto medioambiental.
- Regeneración, desinfección y recuperación de las aguas residuales para su reutilización.
La situación de las aguas residuales
Para García Ivars, el concepto de agua de proceso podría definirse como el agua que se utiliza o interviene en la actividad productiva de la industria, incluyendo procesos de fabricación (como ingrediente o materia prima), tratamiento, conservación, medio de transporte, generación de energía (calderas, refrigeración, intercambiadores de calor o motores), limpieza e higienización y aplicaciones similares dentro de la industria.
“Para pensar en reutilizar esas aguas residuales, dicha regeneración, recuperación y desinfección debería realizarse conforme unos criterios de calidad con el fin de convertir esas aguas residuales en aguas de proceso, entrando dentro de lo recogido en el Real Decreto 1620/2007, de 7 de diciembre, por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de aguas depuradas”, indicó Ivars.
En concreto para la industria alimentaria, el agua de proceso podría identificarse como “todas aquellas aguas utilizadas en la industria alimentaria para fines de fabricación, tratamiento, conservación o comercialización de productos o sustancias destinadas al consumo humano, así como a las utilizadas en la limpieza de las superficies, objetos y materiales que puedan estar en contacto con los alimentos”, tal y como se indica en el texto descrito en el artículo 2.b del Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano.
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