La industria alimentaria chilena está enfrentando desafíos cruciales derivados del cambio climático, el crecimiento demográfico y la creciente necesidad de alimentos. Para afrontar estas circunstancias, resulta crucial optimizar el aprovechamiento de los recursos y adoptar tecnologías y prácticas sostenibles.
Así lo indica el informe Sostenibilidad y Reportabilidad del sector alimentario en Chile 2023.
La crisis climática en desarrollo se ha expresado en cambios de parámetros ambientales observados, a través de distintas partes del globo.
El incremento en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos ha conllevado a poner énfasis en el comprender cómo hacer frente a las amenazas climáticas de diversa índole, así como evaluar la vulnerabilidad de diferentes sistemas.
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Cambios en la producción de alimentos
El reporte señala que el cambio climático puede mejorar o empeorar las condiciones para los cultivos en diferentes regiones del mundo.
Por ejemplo, los cambios en temperatura, las precipitaciones y los días sin heladas están provocando temporadas de crecimiento más largas en casi todas las regiones. Una temporada de crecimiento más larga puede tener impactos, tanto positivos como negativos, para la producción de alimentos.
Algunos agricultores pueden plantar cultivos de mayor maduración o más ciclos de cultivo en total. Mientras que otros pueden necesitar proporcionar más riego durante una temporada de crecimiento más larga y calurosa.
Esto conlleva impactos a nivel de productividad por hectárea y, por consecuencia, una cadena de impacto, donde se reducen los niveles de ingresos del sector en particular.
Impactos al suelo y recursos hídricos
Se estima que el cambio climático aumente la frecuencia de fuertes precipitaciones en breves periodos de tiempo, lo que no sólo conlleva riesgos de inundaciones o deslizamientos de tierras, sino también, erosiona los suelos, además de agotar sus nutrientes.
Las fuertes lluvias aumentan los niveles de escorrentía agrícola hacia océanos, lagos y arroyos, pudiendo afectar también el agua río abajo.
Esto, combinado con el incremento de temperatura del agua, provocado por el cambio climático, las escorrentías pueden provocar un agotamiento de los niveles de oxígeno en los cuerpos de agua, fenómeno conocido como hipoxia.
El aumento del nivel del mar y las tormentas, a su vez, representan amenazas para las comunidades agrícolas costeras, mediante el incremento en la erosión de suelos, pérdida de tierras agrícolas y la intrusión de agua salada, que pueden contaminar los suministros de agua.
El alza en el nivel de marejadas ha afectado la operación de puertos, poniendo en riesgo las exportaciones, debido a cierres no planificados.
Se prevé que la industria pesquera también experimente perturbaciones, poniendo en riesgo la pesca en agua salada y producción acuícola en dulce.
El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria
Para garantizar la seguridad alimentaria de la población prevista de 9 mil 600 millones de personas para 2050, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) predice que la producción de alimentos debe aumentar al menos un 60% para satisfacer la demanda.
Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el alcance de los impactos de éste, a través de las distintas regiones variará con el tiempo y los diferentes sistemas socioambientales, desafiando sus capacidades para mitigar o adaptarse al cambio.
En su conjunto, la variedad de evidencia publicada indica que los costos netos de los daños causados por el cambio climático probablemente serán significativos y aumentarán con el tiempo.
Por último, ante la disminución de los rendimientos y el aumento de la demanda, tanto de la cantidad como de la calidad de los alimentos (debido al crecimiento de los ingresos disponibles entre los países en desarrollo), la intervención es imprescindible.