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Seguridad alimentaria

Conoce las nuevas disposiciones del sistema de alertas alimentarias de España

El objetivo es fortalecer la respuesta de las empresas ante posibles riesgos alimentarios
Judith Santiago

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La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) actualizó la "Guía Nacional de Gestión de Alertas Alimentarias", este manual que ayuda a las empresas de alimentos a saber qué hacer si descubren un problema con sus productos o alimentos disponibles en el mercado.

Esta actualización, después de que su primera versión se aprobó el 16 de diciembre de 2020, busca mejorar la coordinación y la respuesta ante situaciones de riesgo para la salud de los consumidores.

A través de los cambios, aprobados a la Guía el pasado 12 de junio, se incluyen recomendaciones y herramientas para verificar el sistema de gestión de alertas, un cuestionario online para la autoevaluación y la implementación de simulacros.

El documento, elaborado por el Órgano Permanente para la Seguridad Alimentaria (OPSA), integra las buenas prácticas en materia de investigación, gestión y comunicación en situaciones de alerta alimentaria.

Al mismo tiempo, aclara los criterios y mecanismos de coordinación con las autoridades competentes.

Con la actualización de este documento, las autoridades sanitarias españolas quieren facilitar a las empresas, especialmente pequeñas y medianas (pymes), la correcta interpretación e implementación de los requisitos legales en la gestión de alertas, incorporando los aprendizajes obtenidos en la producción y comercialización agroalimentaria en los últimos años.

¿Qué es lo nuevo?

Las principales novedad de esta nueva versión es la incorporación de un nuevo capítulo que aporta recomendaciones y herramientas para la verificación del sistema de gestión de alertas:

  • Incorporación de una herramienta de autoevaluación del procedimiento de gestión de alertas basado en un cuestionario online, a través del cual los operadores alimentarios puedan realizar un autodiagnóstico de necesidades de mejora. 
  • Recomendaciones para la realización de simulacros, a fin de verificar la eficacia y eficiencia del sistema, incorporándose recomendaciones para la realización de este tipo de actividades. 
  • Esta guía, de carácter orientativo y voluntario es un impulso para la organización y gestión coordinada de las alertas alimentarias entre la Administración y el sector alimentario español. 
  • El documento recoge buenas prácticas en materia de investigación, gestión y comunicación en situaciones de alerta alimentaria, a la vez que clarifica los criterios y mecanismos de coordinación con las autoridades competentes. 
  • Incluye los puntos de contacto y la información necesaria que se les deben de entregar a las autoridades competentes en caso de que surja un problema.

Información, clave para proteger a los consumidores

La información que se debe entregar a las autoridades correspondientes en caso de sospechar de algún problema con los productos debe incluir los datos del producto y el establecimiento de destino al que se ha enviado físicamente la mercancía.

Este no necesariamente tiene que coincidir con el establecimiento al que se ha vendido y que figura en las facturas.

La empresa debe proporcionar los datos del producto, como nombre, número de lote, fecha de caducidad o de consumo preferente, factura, fecha de envío, cantidad, unidades (kilos, bolsas, cajas), y fotografías, cuando sea posible.

Datos del establecimiento al que se ha enviado la mercancía: nombre, tipo de establecimiento, si es franquicia, dirección completa, teléfono, email.

A fin de facilitar el envío de la información necesaria, se ha acordado entre AESAN y diferentes asociaciones del sector de la alimentación en España un modelo común para la transmisión de información, que debe, en la medida de lo posible, ser utilizado por todos los operadores económicos en sus comunicaciones con las autoridades competentes.

La inspección en los alimentos asegurará productos inocuos en el mercado. Foto: Freepik.

¿Qué es la red de alerta alimentaria?

La red de alerta alimentaria es un sistema coordinado creado con el objetivo de proteger la salud humana y gestionar los riesgos alimentarios para la salud de los consumidores.

Sus principios de actuación y funcionamiento se basan en lo establecido en el artículo 25 de la Ley 17/2011, de seguridad alimentaria y nutrición y los artículos 50 a 52 del Reglamento (CE) Nº 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo.

Dentro de este sistema, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se constituye como punto nacional de contacto de las siguientes redes de alerta:

  • Red de alerta nacional coordinada por la AESAN: Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI).
  • Red de Alerta alimentaria de la Unión Europea: Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF).
  • Red de alerta de la OMS y la FAO (INFOSAN)

Estas redes permiten vigilar cualquier riesgo o incidencia que, relacionado con los alimentos, pueda afectar a la salud de los consumidores.

Los operadores de la cadena alimentaria están obligados a garantizar la producción y puesta en el mercado de alimentos inocuos, que no comprometan la seguridad alimentaria desde el lugar de producción hasta la puesta en el mercado de los productos o su exportación.

Pero como en todos los ámbitos de la vida, el riesgo cero no existe y los operadores deben estar preparados para responder de forma rápida y eficaz las situaciones en las que la seguridad de los consumidores pueda estar en riesgo.

¿Qué puede desencadenar una alerta alimentaria?

Existen tipologías e incidencia que pueden hacer que un producto no sea seguro o apto para el consumo y, por tanto, pueden desencadenar una alerta alimentaria. Entre ellas, las más frecuentes son:

1. Biológicos

  • Microorganismos patógenos
  • Infestación parasitaria y plagas
  • EET (Encefalopatías espongiformes transmisibles)
  • Otros contaminantes biológicos
  • Toxinas naturales (por ejemplo, las marinas)

2. Químicos

  • Contaminantes ambientales (dioxinas, benzopirenos, etc.)
  • Aditivos alimentarios (por exceso o no autorizados)
  • Contaminantes industriales (por ejemplo, agentes corrosivos)
  • Metales pesados
  • Migración de materiales en contacto
  • Micotoxinas
  • Residuos de pesticidas (no permitidos o por encima del límite legal)
  • Residuos de medicamentos veterinarios

3. Físicos

  • Cuerpos extraños
  • Radiación

4. Otros

  • Alérgenos, sustancias que producen intolerancias y gluten
  • Adulteración (si afecta a la seguridad alimentaria o aptitud del producto)
  • Composición
  • Etiquetado ausente, incompleto, incorrecto
  • Envase, embalaje defectuoso, incorrecto
  • Controles insuficientes
Los alimentos puestos a la venta deben estar libres de agentes químicos, biológicos o físicos que representen un riesgo para su consumo. Foto: Freepik.

Evaluar el riesgo

Cuando la investigación determina que existe una situación que puede poner en riesgo la salud de los consumidores, o concluye que el producto no es apto para su consumo, se debe evaluar el riesgo para tratar adecuadamente el problema.

Por ello, debe asegurarse de retirar el producto de la venta, en caso que el incumplimiento suponga un riesgo para la salud.

Así como recuperar el producto de los consumidores, en el caso que éste se haya vendido y presente un riesgo para la salud, así como detener el envío de los lotes o de los productos antes de que se ponga a disposición del consumidor.

Todas las acciones, cuando se han detectado alguna situación que comprometa la seguridad alimentaria, se deben acompañar de una campaña de comunicación dirigida al gran público
para advertir a los consumidores y evitar su consumo.

En estas situaciones la información es pública, por lo que la imagen del operador alimentario podría verse afectada, pudiendo derivar en una crisis por lo que será esencial tener una buena estrategia de comunicación externa.

Continúa leyendo: Falta de profesionales capacitados en el mejoramiento de plantas pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial


Judith Santiago

Periodista con más de 10 años de experiencia y sólidas habilidades de investigación y redacción para la creación de contenidos multiformato dirigido a diferentes sectores. Posee una trayectoria comprobada de publicaciones en medios líderes especializados en temas bursátiles, negocios, inmobiliarios, infraestructura y construcción.

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