La alimentación sostenible ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una necesidad. En un contexto de crisis climática, aumento de la población y cambios en los hábitos de consumo, la sustitución parcial de la proteína cárnica por alternativas de origen vegetal emerge como una solución que no solo beneficia al planeta, sino también a la salud y a la economía.
Este cambio de paradigma en la industria de alimentos y bebidas representa una revolución en el plato, donde lo tradicional se reinventa para satisfacer las demandas de un consumidor más consciente y exigente.
Continúa leyendo: Procesamiento de proteínas cárnicas, promueven una producción segura y eficiente
¿Qué pasa con la proteína animal?
El consumo de carne, aunque culturalmente arraigado, tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción ganadera es responsable de alrededor del 14.5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, una cifra comparable al sector del transporte.
Además, requiere grandes cantidades de agua y tierra, contribuyendo a la deforestación y pérdida de biodiversidad. Estos factores han impulsado la búsqueda de alternativas que puedan sustituir, al menos parcialmente, la proteína cárnica en las dietas cotidianas.
En el webinar Sostenibilidad de los productos cárnicos: sustitución parcial de la proteína cárnica por proteína de origen vegetal, realizado en el marco del Foro AMEXITEC, Javier Mateo Oyagüe, Profesor de Tecnología de los Alimentos en la Universidad de León, destaca que “el sistema alimentario está interrelacionado con otros sistemas como puede ser el sistema tecnológico, el sistema educativo, el sistema energético, el sistema legal de manera que la legislación explica el tema alimentario y dice se prohíben los fosfatos en la carne fresca”.
“La sostenibilidad ya tiene una negociación, porque lo que puede ser más sostenible, por una parte, puede ser menos sostenible. Por ejemplo, en los productos cárnicos, los nitritos pueden ser más sostenibles porque aumentan la vida útil y hay menos desperdicio”, señala el especialista.
Proteínas vegetales: una solución prometedora
La proteína vegetal se ha posicionado como una opción viable y versátil para reducir el consumo de carne sin comprometer el sabor ni la calidad nutricional.
Ingredientes como la soya, los guisantes, las lentejas, los garbanzos y los granos integrales han ganado popularidad en el desarrollo de productos innovadores, gracias a su alto contenido proteico y perfil nutricional balanceado.
Además, las proteínas vegetales suelen tener una menor huella ambiental. Por ejemplo, la producción de soya emite entre 50% y 90% menos gases de efecto invernadero que la carne de res, según un estudio de la Universidad de Oxford. Esto las convierte en una opción más sostenible, especialmente en un mundo donde la demanda de proteínas sigue en aumento.
“Hay que reconocer que la proteína vegetal puede tener más eficiencia, o sea puede ser más eficiente producir 100 gramos de proteína vegetal que 100 gramos de proteína animal”, indica Oyagüe.
La sustitución parcial de la proteína cárnica por proteína vegetal no solo es una tendencia de los consumidores, sino también una estrategia clave para las empresas del sector alimenticio.
Finalmente, bajo ese contexto marcas reconocidas y startups innovadoras desarrollan productos que imitan la textura, el sabor y el aroma de la carne, pero están elaborados principalmente con ingredientes de origen vegetal.
Seguro te interesa: Esto dice un estudio respecto de la calidad nutrimental de las proteínas alternativas