De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la acuicultura sigue creciendo más rápido que cualquier otro sector alimentario importante y se espera que en 2030 proporcione el 60% del pescado disponible para el consumo humano.
Sin embargo, debido a que la población mundial aumenta a un ritmo acelerado, y con ella, la demanda de proteínas, el pronóstico es que la producción acuícola mundial debe casi duplicarse a mediados de este siglo, lo que hace que la seguridad alimentaria y nutricional sea uno de los desafíos más urgentes.
En ese contexto, la acuicultura sostenible puede ser una fuente crucial para responder a esa necesidad. Por ello, hoy no se trata de solo una tendencia, es un imperativo para el futuro de la producción sostenible de alimentos.
“Sabemos que se debe hacer una transición hacia la producción sustentable. Existe esta claridad entre los actores de la cadena, pues la producción de alimentos es una de las causas de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), y probablemente la actividad más destructora de la biodiversidad en el planeta”, observa Daniel Russek, fundador y CEO de Atarraya.
Entonces, dice Russek, sabemos que es necesaria la transición, pero no exactamente cuál es el camino. Lo que sí sabemos es:
- Que la proteína sostenible es el reto más grande y su consumo es el centro de las dietas saludables actuales.
- El consumidor no está dispuesto a cambiar sus hábitos y experiencia culinaria para salvar el planeta.
- Preciso deshacernos de la dependencia de los combustibles fósiles para generar fertilizantes inorgánicos. Éstos no pueden ser parte de un sistema de producción sostenible porque destruyen el suelo.
“Así, la acuicultura hace una contribución sustancial al suministro de alimentos, pero debe hacerse de manera sostenible. Dentro de esta actividad, el camarón es el producto cuya demanda va en rápido crecimiento en comparación con cualquier otro producto de proteína en el mundo”, indica Russek.
El camarón emerge como la proteína acuícola del futuro
Según un reporte de Informes de Expertos, el camarón es un crustáceo marino de cuerpo alargado y cola con numerosas patas que puede comerse como un langostino. Además, es una fuente rica de proteínas, selenio y vitamina B12. Contiene un alto contenido de fósforo y hierro, lo que lo hace comestible para el consumo humano.
El mismo reporte señala que existen unas 2,000 especies de camarón en el mundo y constituyen una parte importante de la vida marina. Debido a su alto valor nutritivo y a su fácil disponibilidad, los camarones se consideran el alimento marino preferido de los consumidores, y su industria se considera la industria acuícola de mayor crecimiento.
“El mercado demanda camarón, por lo tanto, es el producto con mayor crecimiento. En consecuencia, la mayoría de las empresas grandes del mundo que producen proteína se están cambiando a la acuicultura, ya que el 28% del mercado de acuicultura le corresponde al camarón”, destaca Russek.
Pero, el camarón tiene otras ventajas, dice el CEO de Atarraya, entre ellas están:
- La producción de camarón ostenta una de las tasas de conversión de alimento a proteína más eficientes entre las especies acuícolas, lo que la convierte en una fuente de proteína sostenible y con una menor huella ambiental.
- Los avances en tecnología acuícola están optimizando aún más la eficiencia de la producción, reduciendo costos y aumentando el rendimiento.
- La producción de camarón a gran escala puede contribuir a mejorar la seguridad alimentaria en regiones con acceso limitado a proteínas, especialmente en países en vías de desarrollo.
Método de cultivo para suministrar camarón seguro y sostenible a la población mundial
Apuntar a un camarón sostenible sólo es posible siguiendo buenas prácticas de cría mediante tecnología. El manejo de las granjas camaroneras con la adopción de tecnologías avanzadas mejorará la producción de camarón y hará que imitar el ecosistema natural sea más fácil.
La evolución en la industria del camarón está marcada por la búsqueda constante de eficiencia, sostenibilidad y calidad en la producción. En esta búsqueda se destacan dos áreas de innovación:
- Acuicultura de precisión, que emplea tecnologías avanzadas para monitorear y optimizar las condiciones de cultivo
- Acuicultura multitrófica integrada (IMTA), que promueve la combinación de especies para crear ecosistemas más equilibrados y productivos.
Como un ejemplo de estas innovaciones que no solo aumentan la eficiencia y productividad de la industria camaronera, sino que también reducen su impacto ambiental, se encuentra Atarraya, una empresa mexicana que ha creado la primera granja acuícola urbana y sostenible de camarón en el mundo.
“Hemos desarrollado biotecnología patentada para la crianza sostenible de camarones en contenedores llamados Shrimpbox, utilizando inteligencia artificial para controlar las condiciones ambientales”, señala Russek.
“Nuestro gran reto es replicar el entorno natural de los camarones en un ambiente controlado, además de monitorear de cerca su salud para garantizar un ciclo de vida saludable y minimizar su estrés durante la cosecha”, agrega.
“Otro aspecto es mejorar el esquema de crecimiento al dispensar la cantidad precisa de alimento para evitar el desperdicio. Lo que llega a sobrar se saca de los contenedores y, a través de distintos procesos biológicos, se convierten en nutrientes orgánicos o biofertilizantes para la agricultura”, explica.
“En ese sentido y a diferencia del cultivo tradicional de camarones, nuestra tecnología opera con cero contaminantes del agua, y elimina la necesidad de antibióticos o productos químicos nocivos. Por ejemplo, con el método tradicional, el uso de agua por kilo de camarón es de 80 mil litros mientras que en las Shrimpbox es de 78 litros”, observa el directivo.
Cada contenedor produce 80 toneladas anuales de camarones, 57 veces más que la acuicultura tradicional y con ello se ofrece la posibilidad de producir camarones frescos localmente, en cualquier lugar. Fotos: Cortesía Atarraya
Alimentando al mundo con acuicultura y producción de camarón sostenibles
La población que se estima que habrá en 2050 es de 9,700 millones de personas. Para poder alimentarlos a todos, se debe lograr crear sistemas alimentarios eficientes y sostenibles.
La acuicultura, junto con otras formas de producción sostenible, tiene el potencial y el compromiso de ser parte de la solución, pues la FAO ha señalado que es una actividad que tiene un papel clave en la alimentación del futuro.
En este marco, la producción de camarón se perfila como un gigante en ascenso en la acuicultura del futuro, impulsada por una demanda creciente, una alta eficiencia de producción, adaptabilidad, oportunidades de mercado y un impacto positivo en la seguridad alimentaria.
Lo muestran los datos de Mordor Intelligence que apuntan que el tamaño del mercado del camarón se estima en 125,40 mil millones de dólares en este 2024, y se espera que alcance los 134,80 mil millones de dólares en 2029, creciendo a una tasa compuesta anual del 1,46% durante el periodo 2024-2029.
Para seguir acelerando su crecimiento, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) recomienda la dirección intencional de capital hacia las granjas camaroneras como un factor clave. Otro factor apunta a la inversión en materia tecnología.
En resumen, el mercado de camarones está moldeado por:
- Una demanda en auge
- Preferencias cambiantes del consumidor
- Avances en la acuicultura
- Enfoque en la sostenibilidad
- Innovación tecnológica
- Un panorama competitivo dinámico
“En el escenario actual es muy importante repensar la alimentación moderna tomando como base la sabiduría de las dietas tradicionales. Hay que detenernos a pensar en ¿qué comían nuestros antepasados? Y producirlo considerando la variedad, la estacionalidad y la producción local”, apunta Russek.
“Los consumidores desean productos frescos con mejor calidad, accesibles y que estén más cerca de ellos. El camarón, como alimento tradicional en muchas culturas, se ajusta perfectamente a esta tendencia, ya que puede ser cultivado de manera sostenible, ofrecer frescura y contribuir a la preservación de los ecosistemas”, añade.
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