Una nueva investigación propone medidas para reducir significativamente las emisiones de carbono en toda la industria de alimentos congelados.
El informe “Tres grados de cambio” afirma que un ajuste a la temperatura estándar de los alimentos congelados podría producir notables beneficios ambientales al tiempo que mantiene la seguridad de los productos alimenticios.
En la investigación académica participan instituciones como:
- Instituto Internacional de Refrigeración con sede en París
- Universidad de Cranfield
- Universidad de Birmingham
- Universidad de South Bank de Londres
- Universidad de Wageningen en los Países Bajos
El informe propone elevar la temperatura de los alimentos congelados en tres grados desde el estándar de larga data de -18 ° C a -15 ° C.
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Crear resiliencia y garantizar la seguridad alimentaria en el futuro
Cada año se transportan cientos de millones de toneladas de alimentos por todo el mundo, desde arándanos hasta brócoli.
Congelar los alimentos para prolongar su vida útil conlleva un importante costo medioambiental, ya que se requiere entre un 2% y un 3% más de energía por cada grado bajo cero al que se almacenan los alimentos.
Sin embargo, la demanda de alimentos congelados aumenta a medida que el apetito evoluciona en los países en desarrollo. Los consumidores, preocupados por los precios, buscan alimentos nutritivos y ricos a precios más asequibles.
Ante esto, los expertos calculan que el 12% de los alimentos producidos anualmente se desperdician por falta de logística de refrigeración y congelación, durante el paso por la llamada "cadena de frío" en la industria, lo que destaca una importante necesidad de mayor capacidad de control y trazabilidad.
¿Qué dicen los expertos?
Los expertos manifiestan que el cambio propuesto no comprometería la seguridad o la calidad de los alimentos. Lo que abriría la puerta a un cambio en las prácticas de transporte y almacenamiento de alimentos congelados.
Enfrentar los desafíos dentro de nuestra cadena global de suministro de alimentos exige soluciones innovadoras que combinen la sostenibilidad ambiental con la seguridad alimentaria".
Natalia Falagán el titular de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Cranfield.
Por último, las cadenas de frío son un pilar fundamental para garantizar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos, y esta iniciativa mejora la resiliencia de los sistemas alimentarios y contribuye a la seguridad alimentaria mundial, además de impulsar la sostenibilidad.