La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se refiere a la capacidad de los microorganismos para soportar tratamientos antimicrobianos. El uso excesivo o indebido de antibióticos está relacionado con la aparición y la propagación de microorganismos resistentes a ellos. Lo que hace que el tratamiento sea ineficaz y supone un riesgo grave para la salud pública.
Las bacterias resistentes pueden propagarse por muchas vías. Cuando la resistencia a los antimicrobianos se produce en bacterias zoonóticas presentes en animales y productos alimenticios. Además, se puede comprometer el tratamiento eficaz de las enfermedades infecciosas en los seres humanos.
En el ámbito de la seguridad alimentaria, los responsables de la formulación de políticas deben proteger a los consumidores de los riesgos relacionados con la cadena alimentaria. Y establecer las mejores opciones de control para reducir tales riesgos.
Los científicos y los responsables de las evaluaciones del riesgo están examinando los factores que dan lugar a la presencia de bacterias resistentes a los antimicrobianos. Esto en alimentos y animales para proporcionar el asesoramiento científico apropiado a los responsables de la toma de decisiones.
El objetivo: reducir la resistencia a los antimicrobianos
La EFSA trabaja en un estudio que analiza el riesgo de propagación de bacterias resistentes a los antimicrobianos durante el transporte de animales. El cual fue solicitado por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI, por sus siglas en inglés) del Parlamento Europeo.
Dicho estudio se centrará en el riesgo de propagación de bacterias zoonóticas resistentes entre las aves de corral, los cerdos y los bovinos. Esto durante el transporte a otras explotaciones o a los mataderos.
Los especialistas señalan que la resistencia a los antimicrobianos es una amenaza urgente para la salud pública, y el asesoramiento basado en pruebas es fundamental para el desarrollo de políticas y de una legislación que haga frente a este desafío. Este nuevo mandato ilustra una vez más la creciente convergencia entre la salud animal y la humana y la necesidad de que los asesores y los responsables políticos adopten un enfoque One Health.
El organismo también revisará las medidas preventivas y las opciones de control, e identificará las necesidades de datos que respalden un análisis de la cuestión en más profundidad. Se espera que el dictamen científico final esté terminado para septiembre de 2022.
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