El cambio climático se ha convertido en uno de los mayores desafíos globales, afectando profundamente a la seguridad alimentaria y al sector de alimentos y bebidas. En este contexto, la agricultura baja en carbono surge como una solución esencial para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y garantizar la sostenibilidad del sistema alimentario.
- En este artículo exploramos las prácticas regenerativas y agroecológicas, la trazabilidad y certificación de emisiones, los avances en fertilizantes y pesticidas de bajo carbono, y los desafíos asociados con la implementación de estas iniciativas.
Prácticas regenerativas y agroecológicas
Las prácticas regenerativas y agroecológicas buscan restaurar la salud del suelo y mejorar los ecosistemas agrícolas mientras reducen las emisiones de carbono. Estas técnicas no solo contribuyen a la mitigación del cambio climático, sino que también aumentan la resiliencia de los cultivos frente a eventos climáticos extremos.
Ejemplos clave
- Agricultura de conservación: Reduce la labranza para mantener la estructura del suelo y su capacidad de almacenar carbono.
- Rotación de cultivos y policultivos: Diversifican la producción agrícola, mejorando la biodiversidad y la fertilidad del suelo.
- Sistemas agroforestales: Integran árboles y arbustos en las tierras de cultivo, creando un ciclo sostenible de carbono.
Casos de éxito
En México, iniciativas como el programa "Agricultura Sustentable Chiapas" han logrado reducir el uso de fertilizantes químicos en un 30%, promoviendo prácticas regenerativas que mejoran la productividad del suelo y disminuyen las emisiones.
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Trazabilidad y certificación de emisiones de carbono
La trazabilidad es clave para verificar el impacto ambiental de las prácticas agrícolas. Tecnologías como blockchain y sistemas de geolocalización permiten registrar y monitorizar las emisiones a lo largo de la cadena de suministro.
Certificaciones reconocidas
- Carbon Trust Standard: Ayuda a las empresas a medir y reducir su huella de carbono.
- Regenerative Organic Certification: Garantiza que las prácticas de cultivo regenerativo cumplan con estándares de sostenibilidad y carbono neutro.
Impacto en el consumidor
El 70% de los consumidores latinoamericanos consideran que la sostenibilidad es un factor clave al elegir productos alimenticios, según un estudio de NielsenIQ.
Esto destaca la importancia de incorporar certificaciones visibles y fiables en el etiquetado de alimentos.
Fertilizantes y pesticidas de bajo carbono
El desarrollo de fertilizantes con menor huella de carbono, como los fertilizantes a base de nitrógeno estabilizado, ha demostrado ser eficaz para reducir las emisiones de óxido nitroso, uno de los principales GEI.
Ventajas económicas y ambientales
- Económicas: Un menor uso de insumos químicos reduce costos operativos.
- Ambientales: Los pesticidas biológicos minimizan el impacto en la biodiversidad y evitan la contaminación de acuíferos.
Algunas corporaciones están liderando el desarrollo de soluciones bajas en carbono, como fertilizantes con procesos de producción alimentados por energía renovable.
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Desafíos en la implementación de la agricultura baja en carbono
La adopción de estas prácticas puede ser costosa, especialmente para los pequeños agricultores.
- Según la FAO, un 40% de los agricultores en América Latina carecen de acceso a financiamiento adecuado para transitar hacia modelos sostenibles.
La falta de acceso a tecnología y capacitación es otro obstáculo importante. La brecha digital en las zonas rurales impide que muchos agricultores implementen sistemas de monitoreo y gestión de emisiones.
Aunque varios países han comenzado a promover incentivos fiscales y subsidios, aún se necesita una regulación más robusta que fomente la adopción masiva de estas prácticas.
La resistencia al cambio es otro factor que limita la transición hacia la agricultura baja en carbono. La capacitación y la sensibilización de los agricultores son esenciales para superar esta barrera.
Proyecciones para 2025 en agricultura baja en carbono y su impacto en la seguridad alimentaria
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que para 2025 el 25% de las tierras agrícolas en Latinoamérica adoptarán prácticas bajas en carbono, gracias a iniciativas públicas y privadas.
La agricultura baja en carbono representa una ventaja competitiva para las empresas del sector. Los consumidores valoran cada vez más los productos sostenibles, abriendo nuevos mercados para las marcas que adopten estas prácticas.
Además, la agricultura baja en carbono contribuye directamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como el ODS 2 (Hambre Cero) y el ODS 13 (Acción por el Clima).
La agricultura baja en carbono es una pieza clave para garantizar la seguridad alimentaria y mitigar el cambio climático. Aunque existen desafíos significativos, las oportunidades para el sector de alimentos y bebidas son inmensas.
Gobiernos, empresas y consumidores deben trabajar juntos para impulsar un sistema alimentario sostenible, asegurando un futuro próspero para las próximas generaciones.