La mala alimentación infantil tiene como consecuencia que 30% de la población mundial menor de cinco años tiene retraso del crecimiento. Los expertos señalan que los seis primeros meses de vida de un niño son cruciales para su desarrollo, en esta etapa la lactancia materna exclusiva, satisface totalmente los requerimientos nutricionales del niño o niña.
Pasado este tiempo, se da paso a la alimentación complementaria y con ella el niño puede recibir el primer alimento diferente a la leche materna, hasta que se incorpora completamente a la dieta familiar cerca de los dos años.
Los niños que tienen una nutrición incompleta en los primeros años de vida, pueden tener más riesgo de presentar déficit intelectual, cognitivo e inclusive de comportamiento, a lo largo de la vida.
La desnutrición durante el embarazo, así como la desnutrición hasta los 2 años del niño, durante el llamado periodo crítico de crecimiento rápido del cerebro que podrían comprenderse desde los -9 meses (el momento de la concepción) hasta los 2 años, puede causar daños estructurales, incluyendo la disminución de tamaño y peso de este órgano.
Consecuencias de la mala alimentación
Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) destacan que una alimentación deficiente durante los dos primeros años puede resultar en un retraso en el desarrollo físico y mental de un niño para el resto de su vida.
En los primeros años de vida existen casos en que los pequeños tienen requerimientos nutrimentales especiales, por lo cual se ha desarrollado alimentación complementaria que se introduce de forma gradual y paulatina en la dieta, integrando alimentos diferentes a la lactancia para satisfacer las necesidades específicas de los menores.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014 , el 33.4% de las mujeres de entre 15 y 49 años argumentó no tener leche y no pudieron amantar a sus bebés. La segunda razón para no hacerlo fue el rechazo por parte del infante, con un 25.9%; y la tercera causa fue que la madre estaba enferma, con un 14.2%.
Un niño que no se alimenta bien durante los primeros años de vida, puede tener efectos profundos en su salud así como en sus habilidades para aprender, comunicarse, pensar analíticamente, socializar efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas.
Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los menores de por vida. Por ello la importancia de cuidar la nutrición durante la infancia, sobre todo en los mil primeros días de vida.
Las deficiencias nutricionales durante este periodo representarán un sesgo en el menor para siempre, afectando a todo su futuro.
Fuente: Nutricia