Los extractos vegetales han surgido como una alternativa saludable dentro de las nuevas tendencias en alimentación. Esto surge principalmente de asumir los efectos benéficos de las plantas usadas durante mucho tiempo como remedios naturales por culturas antiguas o medicinas tradicionales.
Hemos tomado algunas de las plantas que se están utilizando en forma de extractos vegetales para clarificar un poco los componentes activos y los estudios sobre sus modos de acción.
Extractos con acción antioxidante
Uno de los extractos más utilizados y conocidos actualmente es el extracto de té verde que, junto con el té rojo y el té negro, son diferentes formas de procesado de la planta de té (Camellia sinensis).
El poder antioxidante del té está basado en el alto contenido de polifenoles, catequinas y taninos que contiene la planta y que, por cocción y fermentación, se convierten en té verde, rojo y negro. Es entonces que desde el punto de vista del contenido antioxidante, se puede establecer en orden té verde > rojo > negro, ya que son esos polifenoles los que por fermentación se convierten en los componentes que contribuyen a dar color y sabor al té negro y rojo.
Una de las cuestiones que se plantean es qué tan eficiente es la absorción de los antioxidantes que han probado ser muy eficientes en ensayos in vitro, pero cuyos efectos in vivo son más difíciles de estudiar. Un estudio reciente de la ingestión de una bebida lista para tomar conteniendo una cantidad conocida de flavan-3-oles (catequinas) a voluntarios determinó que, salvo la epigallocatequina-3-galato (que fue el único compuesto que pasó inalterado), los productos obtenidos eran valerolactonas derivadas de la degradación de dichos flavan-3-oles lo que daría una biodisponibilidad in vivo varias veces superior a lo que se creía anteriormente.
Extractos de plantas con acción digestiva
El uso del boldo entre indígenas ha sido muy documentado. Nativos campesinos de Chile observaron que sus ovejas crecían más sanas y con menos problemas hepáticos cuando pastaban en campos en los que hubiese boldo nativo, y desde ese descubrimiento los aborígenes han usado la planta para tratamiento de problemas de hígado, vesícula biliar e intestino.
La medicina tradicional homeopática utiliza el boldo para el tratamiento de desórdenes digestivos, empleándolo como laxante y diurético suave, para tratamiento de trastornos hepáticos y para inducir la producción de bilis en la vesícula biliar.
Las hojas secas de boldo contienen aproximadamente 2% de aceites volátiles, cuyos principales componente son el ascaridol, eucaliptol y p-cimol. Entre un 0,25 y un 0,5% de las hojas está compuesto por una mezcla de 17 alcaloides, de los cuales el principal es la boldina con un 25% del total. La boldina es la principal responsable de la actividad colerética y diurética.
Desde los años 60 se ha venido estudiando la acción hepatoprotectora del extracto de boldo, tanto en animales como en humanos, encontrándose que los extractos tienen mayor actividad detoxificante que la boldina aislada. También se ha encontrado que tiene actividad relajante del músculo liso, lo que demuestra su acción digestiva.
La carqueja es un arbusto perenne que se ha utilizado durante siglos por indígenas para tratar distintos malestares. El primer uso registrado de la carqueja en la medicina natural se remonta al siglo pasado en la década de los 30 en Brasil por Pío Correa, quien describe sus propiedades como tónico, antipirético, antidispépsico y antidiarreico. Desde entonces se ha usado en medicina tradicional brasilera para el tratamiento de enfermedades hepáticas y mejorar la función intestinal.
La carqueja es una fuente natural de flavonoides y se considera a éstos como su principal componente activo. Entre los flavonoides principales podemos citar la quercetina, luteolina, nepetina, apigenina e hispidulina. Además de los flavonoides la carqueja contiene ácido 3,5-dicafeilquínico, así como también aceite esencial que es el que define el aroma.
Las propiedades hepatoprotectoras de la carqueja han sido científicamente probadas en ratones en estudios de administración de extracto de planta, a los que se les dio una dosis letal de una toxina hepática lográndose una sobrevida del 100%. La carqueja también ha sido utilizada como antiácido, antiulceroso e hipotensor. También se ha estudiado la actividad hipoglucemiante y antiviral.
La alcachofa es una planta popular por su sabor suavemente amargo que se atribuye principalmente a la cinarina, que se considera su principal componente activo. Otros componentes activos de la alcachofa incluyen flavonoides, lactonas sesquiterpénicas, polifenoles y ácido cafeilquínico. También ha mostrado actividad anti-hepatotóxica en estudios clínicos, y ha sido estudiada su contribución a una buena digestión.
El incayuyo o té del Inca (Lippia integrifolia), hierba oriunda del norte y centro de la Argentina, tiene actividades que trascienden el uso como saborizante en bebidas tipo amargo.
La literatura menciona el uso de especímenes de la familia Lippia para el tratamiento de desórdenes gástricos y respiratorios, pero prácticamente no hay estudios concretos de su actividad biológica. Hace relativamente poco tiempo se publicó un estudio de administración de extracto de incayuyo a ratones y se encontró que poseen un efecto colerético y antiespasmódico.
Extractos de plantas con acción sedante
Es conocido el efecto sedante suave de la manzanilla pero, dado los múltiples compuestos activos presentes en la misma, no ha sido fácil determinar el origen de este efecto. Se sabe, sin embargo, que el sólo aroma de la manzanilla es capaz de producir efecto sedante, como se probó en varios estudios.
Algunos componentes de extractos acuosos de manzanilla han mostrado afinidad por el receptor de benzodiacepinas. La apigenina en particular demostró actividad sedante y ansiolítica sin efecto miorrelajante y también ha mostrado actividad antiespasmódica y antiúlcera.
Algo parecido ocurre con la Melisa, cuyo extracto ha sido usado desde los tiempos de la antigua Grecia y Roma, para tratamiento tópico de heridas. Asimismo, la infusión de hierbas se ha utilizado para tratar insomnio, ansiedad y espasmos estomacales. Esto sigue usándose en herboristería hasta nuestros días.
Es interesante que los estudios hayan determinado que existen más de 20 componentes que podrían ser responsable de dicha actividad; pero se ha encontrado que, por separado, ninguno posee actividad sedante como la verificada.
Existe evidencia científica del efecto sedante del extracto de Melisa, donde se vio que la administración del mismo produce efecto sedante en ratones. Hay varios reportes de que el tratamiento por varios meses en enfermos de Alzheimer con Melisa reducía notablemente la tendencia a que los enfermos manifiesten agitación. Se han efectuado también estudios en individuos sanos verificándose el efecto sedante y ansiolítico.
Al momento de desarrollar un producto alimenticio con perfil saludable, además de considerar los beneficios funcionales de cada uno de estos extractos, se debe tener en cuenta que también poseen carácter organoléptico propio, otorgando sabor a los productos terminados.
Si bien el rigor científico y el tipo de experimentos usados (en cuanto a lo agudo de los tratamientos y dosis empleadas) exceden el alcance del interés de la industria alimentaria, el conocimiento de las características de los extractos vegetales, sumado a una correcta utilización, permite contribuir a incrementar el abanico de posibilidades que pueden desarrollarse en nuevos conceptos de productos con valor funcional para ofrecer a los consumidores.
Por Javier Covián