La categoría de refrescos se encuentra ante la necesidad de cumplir con los objetivos de reciclado que implican las nuevas regulaciones. Tanto por los diferentes materiales que se emplean en el envasado de sus productos, como durante la producción, gestión y diseño de los mismos.
La principal meta es que ninguna categoría de productos de la industria de alimentos y bebidas quede excluida de la circularidad del reciclaje y evitar el greenwashing.
Los refrescos se adaptan al PPWR
El Reglamento sobre envases y residuos (PPWR) contempla que los tres materiales que conservan a los refrescos: vidrio, plástico y metal deben cumplir con estricto concepto de contenido reciclado, reciclabilidad y otras áreas de la economía circular.
Garantizar la seguridad del consumidor frente al deterioro de los productos o aditivos de materiales tóxicos, es el principal objetivo del reglamento, además de evitar el greenwashing que ha aumentado en esta categoría.
El plástico como ejemplo de economía circular
De acuerdo a Innova Market Insights, en 2023, las botellas de plásticos tuvieron una reciclabilidad del 53%.
Al respecto, Nicholas Hodac, director general de UNESDA Soft Drinks Europe, señaló que el sector de refrescos es pionero en el avance de una economía circular.
A partir de esta medición, aún se busca cubrir el 100% de reciclabilidad para 2030, teniendo como eje de resultados a las botellas de PET, que buscan mejorar su recolección hasta en un 90%.
Retos para la reciclabilidad de refrescos
El director confesó que uno de los principales retos que atraviesa el embotellado de plásticos consiste en garantizar la implementación efectiva de las leyes ambientales, como la Directiva sobre plásticos de un solo uso y el PPWR.
Por lo cual, cumplir con los objetivos obligatorios tanto en la recogida de envases, el reciclaje y la reutilización de la UE requiere ir más del mensaje de la PPWR para lograr una adopción oportuna que integre a todos los actores de la industria.
Otro reto que se presenta para cumplir con el reglamento es que no considera el buen desempeño ambiental de los formatos de embalaje específicos, como las inversiones en sistemas eficientes de recolección y reciclado, y se concentra solamente en el objetivo final.
Por ejemplo, crear latas libres de bisfenol es uno de los objetivos que ha tenido la industria; sin embargo, el reglamento no lo ha tomado en cuenta como acierto para una economía circular completa, destacan expertos.
Metal y barrera de fibras naturales, dos contrastes que favorecen la industria
Por su parte, Christopher Bradford, director de marketing del negocio de revestimientos industriales de AkzoNobel, resaltó que el metal cumple en la categoría de enlatado limpio y ha eliminado los bisfenoles como barrera en el envasado.
Ahora, los productos enlatados en metal se enfrentan al desafío de encontrar alternativas a sus recubrimientos tradicionales que reduzcan el impacto ambiental. En este punto, las fibras naturales se convierten en aliadas.
Al respecto, Innova Market Insights calificó las barreras innovadoras como una de las principales tendencias para 2024, categoría que cada vez ha tenido más desarrollos acertados al respecto.
Otro de los beneficios del desarrollo de fibras es que requieren menos agua y energía, además de menor uso de carbono, lo que complementa su uso.
Greenwashing: un problema presente en el sector de refresco
Por último, una de las mayores incertidumbres en el PPWR es la lucha contra el greenwashing para garantizar que el reciclable, devolución y eliminación de aditivos tóxicos sea un mensaje cierto y no solo una etiqueta de la botella.
El plan verde contempla sancionar a las empresas que hagan afirmaciones sostenibles, falsas o engañosas, impulsando la economía circular.
El PPWR contempla que no sólo las botellas de PET sean 100% reciclables, sino a todos los envases de la industria, adaptándose a las nuevas reformas que tienen beneficios para todos.