La sostenibilidad en el sector del plástico, particularmente en el packaging alimentario ha cobrado una relevancia estratégica frente al avance de las regulaciones ambientales, la presión de los consumidores y los compromisos de circularidad establecidos por marcas globales.
Uno de los pilares más transformadores en este contexto es la innovación en materias primas: fuentes alternativas que permiten reducir el uso de recursos fósiles, mejorar la reciclabilidad, acelerar la biodegradación o cerrar ciclos de vida a través de tecnologías renovables.
Biopolímeros de origen vegetal: alternativas renovables
Los bioplásticos han ganado protagonismo como solución para reemplazar plásticos convencionales derivados del petróleo. Entre los más destacados para aplicaciones de packaging están:
Ácido poliláctico (PLA)
Derivado de azúcares fermentables de maíz, caña de azúcar o remolacha, el PLA es un polímero compostable en condiciones industriales.
Su huella de carbono es significativamente menor que la de los plásticos tradicionales y es adecuado para envases rígidos y films. No obstante, su resistencia térmica limitada restringe su aplicación en productos de alta temperatura.
Polihidroxialcanoatos (PHA)
Los PHA se producen por fermentación bacteriana de materias orgánicas (como aceites vegetales o residuos agrícolas).
Son biodegradables en múltiples entornos (agua marina, suelo, compost) y ofrecen propiedades mecánicas similares al polipropileno. Su producción aún es limitada por los costos, pero se están ampliando sus aplicaciones en films flexibles y envases termoformados.
Almidón termoplástico (TPS)
El almidón proveniente del maíz, papa o trigo puede modificarse para formar polímeros procesables, a menudo combinados con otros biopolímeros como el PLA.
Se degrada fácilmente y es ideal para empaques de un solo uso, aunque tiene sensibilidad a la humedad y requiere estabilización adicional.

Polímeros reciclados posconsumo: cerrar el ciclo
La incorporación de contenido reciclado en el packaging es otra estrategia clave para avanzar hacia la economía circular. Dos tipos dominan este enfoque:
1. Polietileno reciclado (rPE) y polipropileno reciclado (rPP)
Ambos materiales están siendo cada vez más integrados en films, tapas, etiquetas y envases no alimentarios. Los avances en tecnologías de reciclaje mecánico y mejor clasificación permiten obtener resinas de mayor calidad y desempeño técnico.
2. PET reciclado (rPET)
El rPET es el único polímero aprobado ampliamente para contacto alimentario en muchas jurisdicciones (incluyendo FDA y EFSA). Su uso está creciendo en botellas, bandejas y blísters. El reto sigue siendo mantener pureza y color en aplicaciones de alta visibilidad, pero innovaciones como el reciclaje químico están ampliando el potencial de esta materia prima.
Biomateriales de residuos y subproductos
Además de cultivos tradicionales, nuevas investigaciones se enfocan en fuentes no convencionales, como residuos agrícolas, subproductos industriales y algas, para desarrollar polímeros o compuestos funcionales para el packaging.
Celulosa regenerada y nanocelulosa
Derivadas de residuos de pulpa, madera o fibras vegetales, estas materias primas ofrecen propiedades barrera prometedoras frente al oxígeno y la grasa. Se están utilizando como films biodegradables y recubrimientos para sustituir laminados plásticos.
Cáscaras, bagazo y fibras agrícolas
Empresas están desarrollando compuestos bio-basados con fibras de cáscara de arroz, bagazo de caña, cáscara de cacao o residuos de café. Combinados con polímeros naturales o sintéticos, pueden dar lugar a materiales con menor densidad plástica y una narrativa sostenible potente.
Algas y microalgas
Las algas ofrecen ventajas como rápido crecimiento, no requieren tierras agrícolas y pueden capturar CO₂ durante su cultivo. De ellas se derivan polisacáridos (como agar, carragenina o alginatos) con usos potenciales en films, cápsulas y empaques flexibles.

Polímeros compostables certificados
El interés por soluciones compostables continúa creciendo, sobre todo para aplicaciones de empaque de alimentos frescos, bolsas de residuos orgánicos y bandejas de servicio rápido. Las materias primas más comunes en este segmento incluyen:
- PBAT (polibutileno adipato tereftalato): un polímero compostable y flexible, a menudo mezclado con PLA.
- PBS (polibutileno succinato): biodegradable y versátil, con propiedades similares al polipropileno.
- Mezclas PLA/TPS/PBAT: permiten adaptar propiedades mecánicas y tiempos de degradación según la aplicación.
Todos estos materiales deben cumplir con normativas como EN 13432 (Europa) o ASTM D6400 (EE.UU.) para ser etiquetados como compostables, lo cual es clave para evitar el greenwashing y asegurar su correcto manejo post-consumo.

Tendencias en materias primas avanzadas
La investigación en química verde y biotecnología molecular está habilitando el desarrollo de plásticos diseñados desde el origen para ser circulares. Algunas innovaciones clave:
Polímeros monómeros reversibles: plásticos que pueden despolimerizarse selectivamente para recuperar sus bloques constructivos, facilitando el reciclaje químico.
Resinas de captura de carbono: procesos que usan CO₂ capturado de fuentes industriales como materia prima para polímeros como policarbonatos.
Enzimas para bioconversión: permiten transformar residuos como PET en nuevos materiales con menos insumos energéticos que los métodos térmicos tradicionales.
Implicaciones para la industria del packaging
El uso de estas materias primas sostenibles implica desafíos técnicos, regulatorios y económicos para los fabricantes de envases. Algunas consideraciones clave:
- Compatibilidad con procesos existentes: muchos biopolímeros requieren ajustes en extrusión, moldeo o sellado.
- Propiedades funcionales: la barrera al oxígeno, la resistencia térmica y la vida útil deben ser validadas frente a los estándares del producto.
- Disponibilidad y trazabilidad: asegurar el suministro continuo y verificar el origen renovable o reciclado es esencial para cumplir con los compromisos ESG.
- Educación del consumidor: es fundamental acompañar estos materiales con una correcta comunicación sobre su disposición final (compostaje, reciclaje, biodegradación).
Te recomendamos: Packaging alimentario sostenible: ¿cómo migrar del desechable al reutilizable?