La industria del packaging tiene claro que para tener envases sostenibles se debe trabajar para ello, pero sin dejar de lado la necesidad de conservar los alimentos. Y de la importancia del envase como herramienta fundamental de lucha contra el desperdicio alimentario.
De acuerdo con un análisis de Alicia Naderpour, investigadora de Packaging en Aimplas, el foco principal en el sector se centra en mejorar su sostenibilidad ambiental. Para ello, tiene en cuenta diferentes aspectos como estrategias de:
- Ecodiseño del envase
- Optimización en el uso de recursos: materia y energía
- Procesos de transformación
- Fin de vida del envase
No obstante, la demonización del plástico provoca que se considere sostenible todo aquel envase que no contenga material plástico y sea sustituido por otros materiales. Debido a las numerosas campañas en contra de los plásticos la sensación que se traslada al consumidor es que cualquier opción que no sea plástico es mejor.
En este sentido, diversas cadenas de supermercado han lanzado campañas de marketing. En las que anuncian la eliminación de plásticos e incluyen alternativas que se han demostrado son menos sostenibles.
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Materiales sostenibles, clave en la seguridad alimentaria
Según la investigadora, actualmente se está trabajando en soluciones más sostenibles medioambientalmente, principalmente enfocadas en el sector papel. En concreto, para la industria alimentaria es requisito fundamental que el material posea propiedades barrera a humedad y gases.
Así como resistencia a aceites y grasas, por lo que tradicionalmente se han utilizado aditivos per y polifluoroalquilados (PFAs) en la fabricación de papel para proporcionar resistencia al aceite, lo que permite su uso en el sector.
Sin embargo, se ha demostrado que los PFAs son sustancias persistentes en el medio ambiente y en el cuerpo humano. Por lo que pueden acumularse causando efectos perjudiciales para la salud humana. De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) detectó este tipo de sustancias en pajitas de papel en valores que exceden los establecidos para asegurar la seguridad y salud humana.
Otras soluciones se centran en sustituir el plástico convencional como el polietileno por material plástico compostable. Y es que hay que recordar que los plásticos son aquellos materiales compuestos principalmente por polímeros y, por aditivos en pequeñas proporciones. Las cuales pueden moldearse fácilmente mediante aplicación de temperatura, independientemente de que sea reciclable.
Por ello, la combinación de materiales de diferente naturaleza (papel, plástico, etcétera,) limitan su posterior reciclado. A lo cual se le suma la confusión que genera en el consumidor a la hora de gestionar el residuo y decidir en qué contenedor se debe depositar para su posterior reciclado o valorización.
Las soluciones basadas en papel ¿son realmente alternativas más sostenibles a los envases tradicionales?
La investigadora de Aimplas señaló que para poder responder con certeza es necesario realizar un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) del envase. Metodología que permite evaluar los impactos ambientales de un producto, tales como calentamiento global, eutrofización, toxicidad, etcétera. Es decir, desde la obtención de materias primas, pasando por la producción, distribución y uso del envase hasta su fin de vida.
En este sentido es fundamental evitar las estrategias de marketing como el greenwashing que promueve la percepción de que un producto es más respetuoso con el medio ambiente. Por el simple hecho de contener menor cantidad de plástico y que llevan a la sociedad a obtener una respuesta rápida y en la mayoría de los casos errónea.
En el desarrollo de cualquier envase, al final lo importante es tener una visión holística de todo el proceso y seleccionar los materiales más adecuados en cada caso y objetivar las decisiones que tomamos incluyendo el fin de vida del producto y su posterior proceso de reciclado.
Esto implica tener que adaptarnos a los flujos y sistemas de gestión de residuos actuales y evitar en la medida de los posible las estructuras multicapa y multimaterial que pueden dificultar el proceso de reciclado.
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