La Universidad Nacional Autónoma de México fue elegida por la compañía chilena Bioelements para trabajar en conjunto el desarrollo de bolsas de plástico biodegradable.
Lo cual representa una alternativa verde que reduce drásticamente el tiempo de biodegradación, entre 3 a 20 meses, en comparación con los hasta 400 años que tarda el plástico convencional.
Al frente de este proyecto está María Neftalí Rojas, ingeniera medioambiental e investigadora de la UNAM. Quien de mano de la compañía está apostando por desarrollar bolsas que realmente se biodegradan con el medioambiente.
La especialista señala que existen una diversidad de nombres dados a las bolsas, según el tipo de degradación. Hay bolsas que se degradan en ambientes con luz ultravioleta; otras se disuelven con una temperatura alta muy baja.
Por ejemplo, la hidrosoluble se degrada a 58°C, por lo que, se tiene que poner a hervir el agua; sin embargo, el plástico se hace como chicle. Lo que quiere decir que en realidad no se degrada.
Te recomendamos: Tendencias en envases biodegradables y compostables en 2024
Las larvas y los plásticos biodegradables
En el desarrollo de este tipo de bolsas, la investigadora evalúa la descomposición del plástico a través de hongos filamentosos, como el penicillium, o las larvas. Que son técnicas de punta, que nos dan resultados en días y no en meses, como normalmente ocurre.
Un avance destacado en la investigación de la especialista es el uso de dos especies de larvas de coleópteros. Con el objetivo de identificar de manera eficaz los plásticos biodegradables y compostables en un tiempo significativamente más corto que los métodos convencionales.
Rojas comenta que estas larvas son alimentadas con plásticos y todo lo que contenga algún compuesto biológico se lo comen fácilmente en fase larval. Además, enfatiza que las larvas en edad adulta no comen el plástico, por ello es recomendable tener a estos animales en su fase joven.
“A mí lo que me gusta de esta técnica es lo rápido que yo puedo obtener un resultado de toxicidad, me demuestra que no es tóxico el producto porque ellas lo comen,” explica la investigadora de la máxima casa de estudios.
Las larvas utilizadas en su investigación, conocidas como gorgojos, habían sido estudiadas previamente en relación con el unicel. Sin embargo, después de dos años de investigaciones, se demostró que estas larvas son altamente efectivas en la descomposición de plásticos.
Un avance que, hasta el momento, no se había reportado en el estudio de bolsas y con los métodos y resultados obtenidos por el equipo investigación.
La normativa mexicana sobre bolsas biodegradables
De acuerdo con la normativa mexicana, las bolsas deben cumplir con el criterio de ser biodegradables o compostables, pero demostrar que cumplen con estas características no es un proceso sencillo.
La distinción principal entre ambas radica en que las bolsas biodegradables incorporan aditivos, mientras que las compostables están compuestas por una resina específica.
Para obtener la certificación correspondiente, las bolsas biodegradables deben demostrar su capacidad de descomposición en condiciones naturales, su velocidad de desintegración, su impacto eco tóxico y su contenido de metales pesados.
“Esto es esencial para garantizar que estos productos cumplan con los estándares ambientales necesarios”, explica la especialista.
Por último, cuando una bolsa está fabricada con hidrocarburos y no es biodegradable, el hongo no tiene ningún efecto sobre ella. Sin embargo, en el caso de las bolsas biodegradables, el hongo es capaz de descomponerlas en cuestión de días.
No dejes de ver: Retos y soluciones en la implementación de empaques biodegradables en alimentos