En agosto de 2022 entró en vigor un reglamento que prohíbe el uso del dióxido de titanio en los alimentos, derivado de un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que alertaba de sus posibles riesgos para la salud.
- El dióxido de titanio es un colorante natural procedente de la extracción de la ilmenita. Uno de sus atributos es el de potenciar el color blanco.
Se ha utilizado ampliamente como blanqueador en todo tipo de alimentos. En la UE, el ingrediente llamado también E 171 se emplea dulces, chicles, salsas, bebidas en polvo, postres lácteos o subproductos del pescado.
Un agente blanqueador opacado por la prohibición
Dentro de la industria de alimentos, este ingrediente destaca como agente blanqueador y opacificante, lo que permite conseguir materias uniformes que permitan agregar o alterar colores.
El agente blanqueador se utiliza por meras razones estéticas, en donde se busca que los productos sean más uniformes, más atractivos y, en consecuencia, inviten más al consumo.
Es considerado también un diferenciador a la hora de tomar la decisión de compra: el color, en el caso del alimento, suele asociarse a conceptos como fresco, sano, saludable, de mala calidad.
Así lo destaca un estudio realizado por Sensient, el cual afirma que el alimento de varios colores brillantes presenta hasta cinco veces más de probabilidad de ser elegido que el alimento de color marrón opaco.
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Hacia un reemplazo limpio del E-171
La industria de alimentos encontró un impulso adicional en la prohibición de este ingrediente para aumentar sus capacidades de reclamo de etiqueta limpia en múltiples productos.
Lo anterior está impulsado por la necesidad de reemplazar el dióxido de titanio en la categoría de nutrición. Por ello, el foco está en lograr una etiqueta limpia y así poder utilizar colores naturales, lo cual deja intacta la reputación de los productos.
Ante esta situación, las nuevas demandas en el espacio nutracéutico están cambiando la forma en que las empresas están considerando a las cápsulas y la tecnología que hay alrededor de ellas.
¿Qué está haciendo la industria al respecto?
A partir de la entrada en vigor de la normatividad que prohíbe el uso del dióxido de titanio en alimentos, la industria ha puesto manos a la obra en el desarrollo de alternativas más naturales a este aditivo.
Y son varias las alternativas al ingrediente que tienen un enfoque hacia lo natural. Por ejemplo el almidón, que se puede utilizar como agente de opacidad para sopas y salsas y lograr ese aspecto "cremoso".
También encontramos al almidón de arroz, y a decir de los fabricantes que trabajan con este ingrediente consideran que es adecuado para acabados suaves, blancos y brillantes, gracias a sus pequeñas partículas.
Si bien el carbonato de calcio no es igual al dióxido de titanio, resulta una opción efectiva para usos como recubrimientos blancos en dulces. Actualmente, su uso está permitido como colorante alimentario en la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.
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El reto sigue siendo sustituir al TiO2
Las características del TiO2 son un reto encontrar un reemplazo idéntico, sin embargo el cuestionamiento por parte de los organismos reguladores en todo el mundo, siguen creando incertidumbre y controversia sobre la aceptación del dióxido de titanio.
En la rápida evolución del mercado de los colorantes alimentarios, es fundamental estar atentos a lo que se pueda presentar en el futuro. Por esa razón las empresas del sector de alimentos continúan en el desarrollo de alternativas a este controvertido aditivo.
Finalmente, la eliminación de TiO2 rara vez es un gran reto, porque cuando este aditivo se elimina de la lista de ingredientes, las funcionalidades, los costos y la apariencia general pueden verse comprometidos.