En México es común que en cada familia exista un integrante, por lo menos, que ame el picante. Los que siempre insisten en que su bolsita de papas o snacks esté al tope de las salsas.
Esta predilección genera las siguientes preguntas: ¿por qué a los mexicanos nos gusta tanto lo picante? ¿Por qué disfrutamos de ese sabor picosito?
Existe una razón multigeneracional, ya que si los antepasados comían chile era porque su comida se conservaba por más tiempo. Es decir, lo picante tiene propiedades antibacterianas, y eso fue un factor para que desarrollar un gusto genético por ciertos alimentos, ya que nos protegen de los agresores microscópicos.
Desde hace mucho tiempo, el chile tiene un lugar muy especial en la gastronomía mexicana. Lo picante sólo demuestra la compleja relación con la comida y depende en gran medida de la gente que nos rodea y de la cultura en la que crecemos.
El gusto por lo picante viene en el ADN de los mexicanos
En otras palabras, una vez que naces mexicano, jamás podrás renunciar al picante, llevas ese antojo en el ADN y en el corazón. La costumbre de enchilarse sigue en tendencia actualmente.
México es el segundo mayor productor de chile y el principal exportador a nivel mundial. No por nada en el país hay una variedad de alimentos o complementos picantes para frutas, semillas, bebidas, verduras e incluso, dulces.
En ese sentido, marcas como Chilim Balam comercializan una variedad de snacks como manzamoy, mechudos, mango chilim, cacahuate enchilado, guayaba enchilada y entre decenas de botanas más, donde la esencia del picante mexicano exhala tradición y sabor.
Conoce el lado psicológico
Paul Rozin, un reconocido investigador de la Universidad de Pensilvania, expuso que si hay un motivo por el que comemos picante es por la sensación de riesgo. Todos lo notamos, la respiración aumenta y el ritmo cardíaco se acelera, en otras palabras: nos sentimos vivos.
Es el mismo tipo de comportamiento por el que ves películas de terror o te subes una montaña rusa, es un subidón de emociones espectacular. Al final, en gustos se rompen géneros, y no todo el mundo tiene las mismas papilas gustativas o su preferencia con el picante. Sin embargo, es un arte en la cultura mexicana que se disfruta en cualquier platillo o botana.
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