Bruselas (EFE) - El encarecimiento de los alimentos, el alcohol y el tabaco fueron en febrero el principal motor de inflación en la eurozona, superando a la energía, que durante los últimos meses era la que explicaba gran parte del crecimiento de los precios, según los datos preliminares de Eurostat.
La oficina comunitaria de estadística apunta a una tasa interanual de los alimentos del 15 %, nueve décimas más que la registrada en enero y que adelanta, por primera, vez al encarecimiento de la energía, que en febrero se situó en el 13,7 %, tras caer cinco puntos, lejos ya de los máximos del año pasado, cuando superó el 40 %.
Este cambio es incluso más visible si se observan las tasas mensuales, que reflejan una caída de los precios energéticos del 1,1 % desde enero de este año; mientras que los alimentos frescos aumentaron su precio un 3,4 % sólo en el último mes. El encarecimiento mensual de la categoría de alimentos, alcohol y tabaco fue en febrero del 1,6 %.
Los alimentos, por tanto, no muestran "señales de alivio", como destaca el análisis difundido por Oxford Economics tras conocer los datos preliminares de Eurostat, en el que también apuntan a la energía como "la única razón" que explica que la tasa general de inflación en la zona euro haya caído una décima en febrero, hasta el 8,5 %.
Este centro de estudios, además, ve "más preocupante" la presión al alza que están ejerciendo los bienes industriales no energéticos y especialmente los servicios, con tasas interanuales del 6,8 % y del 4,8 %, respectivamente, que han contribuido también al incremento de tres décimas de la inflación subyacente (desde el 5,3 % en enero al 5,6 % en febrero).
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Precios altos de alimentos
Estos datos, para Oxford Economics, "no sólo apuntalan el incremento de 50 puntos básicos de los tipos de interés en marzo (por parte del BCE), sino que también allanan el camino para una política monetaria restrictiva similar en el segundo trimestre" del año.
Así lo deslizó ya la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en su última intervención ante el Parlamento Europeo, donde confirmó una subida de tipos de ese calibre en la reunión del Consejo de Gobierno de este mes y además señaló que la institución evaluará a continuación "la senda posterior de la política monetaria".
"Mantener los tipos de interés en niveles restrictivos con el paso del tiempo reducirá la inflación amortiguando la demanda y también protegerá frente al riesgo de un cambio persistente al alza de las expectativas de inflación", justificó entonces la francesa.
Con estos movimientos, y también con las operaciones para reducir su propio balance, el BCE quiere doblegar una subida de precios que afecta en gran medida a los países bálticos con tasas que, aunque ahora con tendencia a la baja, siguen instaladas en los dos dígitos: Lituania del 17,2 %, Estonia del 17,8 % y Letonia del 20,1 %.
España, que fue a finales de 2022 el país con la tasa de inflación más baja de la zona euro, registró en febrero el tercer menor crecimiento de los precios, con un 6,1 %, por detrás de Bélgica (5,5 %) y Luxemburgo (4,8 %).
Detrás de España se situaron Grecia (6,5 %), Chipre (6,7 %), Malta (7 %), Francia (7,2 %), Finlandia (7,9 %) e Irlanda (8 %).
La tasa nacional fue superior a la media de la moneda común en Portugal (8,6 %), Países Bajos (8,9 %), Estonia (9,3 %), Eslovenia (9,4 %) e Italia (9,9 %); mientras que todavía se encuentran en tasas de dos dígitos Austria (11 %), Croacia (11,7 %) y Eslovaquia (15,5 %).
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