Ecolab destaca la importancia de tener procesos que contribuyan a alcanzar los más altos estándares de calidad, a través de soluciones de limpieza, higiene y desinfección en las plantas donde se produce y embotella el tequila. El objetivo es garantizar a los consumidores un producto seguro e inocuo.
De acuerdo con la compañía, el proceso de producción del tequila se divide en siete etapas básicas. Jima, hidrólisis, extracción, formulación, fermentación, destilación y maduración. Y se les puede agregar el embotellado, que tiene sus propias etapas.
A partir de la fase de hidrólisis, proteger el proceso adquiere mayor relevancia para evitar que cualquier tipo de agente patógeno contamine la calidad del producto o los utensilios y maquinarías ocupados en la producción.
Muchos de los sistemas de limpieza en sitio consisten en tres pasos, pero se pueden reducir dos de ellos al utilizar la tecnología adecuada. El uso de limpiador de un solo paso genera un menor perfil de olor y una manipulación más segura un proceso de limpieza en sitio simplificado.
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Producción de tequila
El tequila es una de las bebidas más populares en el mundo y ocho de cada 10 litros de este destilado jalisciense se destinan a la exportación. Por ello, garantizar su inocuidad es indispensable para el sector.
“Que el consumidor reciba un tequila seguro depende en gran medida de la limpieza y desinfección existente en las plantas, equipos y recipientes en los que se produce y envasa”, destaca Erika Grados, Gerente Sr. de Mercadotecnia de la División Alimentos y Bebidas de Ecolab Latinoamérica Norte.
Aunque varía de planta a planta, de acuerdo con su tamaño y tipo de producción, el uso de limpiadores puede significar ahorros de agua equivalentes a 13 mil dólares. Y una disminución de 25% en generación de residuos hídricos, sin perder eficiencia en el cuidado de la inocuidad en el producto final.
“La inocuidad son un reto, pues ese tipo de ambientes son propensos para la proliferación de virus, bacterias u hongos, e incluso algunos tipos de plaga, que pueden afectar la inocuidad del producto final y representar algún tipo de riesgo a la salud de los consumidores”, concluye Erika Grados