El 11 de julio se celebra el Día del Mojito, el cóctel por excelencia de Cuba. Sus orígenes, si bien se desconocen con exactitud, se remontan a una bebida medicinal llamada Drac o Draque. Bautizada en honor a Richard Drake, el corsario británico que lo inventó.
Era común en la Armada británica que los marineros bebieran Grog, una mezcla de aguardiente de caña, cal y agua (que se vuelve salobre por el tiempo en el mar). Como marinero convertido en corsario, Drake mantuvo esta tradición, pero con la particularidad de agregar menta a su grog, que creía que ayudaba a la digestión.
La merecida fama de este cóctel proviene en parte del célebre escritor Ernest Hemingway, asiduo visitante de La Habana y que vivió en la ciudad durante los años 40 y 50. Él fue quién pronunció la popular frase "My Mojito in la Bodeguita, My Daiquiri in la Floridita", refiriéndose a su experiencia en dos míticos espacios de la Habana Vieja. Y desde entonces, ambos cócteles son historia.
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Mojito: bebida para paladares exigentes
Actualmente el mojito se considera uno de los cócteles más refrescantes, sabrosos y aptos para los paladares más exquisitos. Por ello, varios bartenders reconocidos a nivel mundial desarrollaron diversos estudios sobre esta bebida tan exitosa hasta coincidir en los dos puntos clave que no pueden fallar nunca.
- Primero, es importante saber que este trago cubano jamás se puede preparar rápidamente. Como la bebida bien exige, es necesario que sus ingredientes se mezclen despacio, por eso recomiendan que nunca pidan un mojito si hay mucha fila en la barra.
- En segundo lugar, es importante que el mojito se haga con hierbabuena, no con menta. En realidad, la hierbabuena es una clase de menta que tiene más sabor y resulta menos picante que, por ejemplo, la menta piperita (por lo que dará el toque justo sin matar el sabor de todo el cóctel).
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