Bruselas (EFE)- El Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático recomendó a la Unión Europea (UE) que reduzca sus emisiones entre un 90 y un 95 % para 2040 respecto a los niveles de 1990, como senda necesaria para alcanzar el objetivo de descarbonizar el sistema productivo comunitario a mitad de siglo.
"Estas reducciones son esenciales para mitigar los riesgos climáticos y lograr un futuro sostenible", asegura esa plataforma independiente establecida por la Ley Europea del Clima, que reúne a quince expertos científicos que evalúan políticas y oportunidades para alcanzar los objetivos climáticos de la UE.
El informe, elaborado por ese comité a partir de un "análisis riguroso que considera tanto la equidad como la viabilidad", no se limita a escudriñar el plano técnico de la transición energética, sino que también tiene en cuenta los aspectos "éticos" de la transformación.
Para reducir las emisiones, el consejo propone acelerar el despliegue de renovables y secuestrar parte del monóxido de carbono que ya ha sido liberado, combinado con ahorro energético y una gobernanza inclusiva de la transición.
Contexto y recomendaciones
La UE, a través de la Ley del Clima, se ha marcado el objetivo vinculante de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % para 2030 respecto a los niveles de 1990, como paso intermedio para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Pero el bloque comunitario tiene aún que fijarse una meta para 2040, y es ahí donde encajan las recomendaciones de los expertos, dentro de un proceso sometido a consulta pública por la Comisión Europea, que espera definir ese umbral a inicios de 2024.
Según el Consejo Asesor, con vistas a esa reducción drástica del CO2 liberado en la atmósfera en sólo diecisiete años desde ahora, la UE debe aspirar a "una descarbonización casi completa del sector eléctrico para 2040".
Para ello, el bloque comunitario debería reforzar el despliegue de renovables, apoyarse en el hidrógeno verde y desprenderse gradualmente del carbón para 2030 y del gas sin sistemas de captura de dióxido de carbono para 2040.
Sin embargo, recortar no será suficiente para lograr la neutralidad climática y aquí entran en juego tanto las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 como a los sumideros naturales como bosques, océanos o humedales.
"La reducción de emisiones es la prioridad, pero la eliminación sostenible de carbono (…) también requiere una rápida ampliación, con una gestión cuidadosa de los riesgos y desafíos asociados", apunta el profesor de la Universidad Técnica de Berlín y presidente del Consejo Asesor, Ottmar Edenhofer.
Para abordar el problema de la acumulación de emisiones, sería positivo que la meta en 2030 no fuera un recorte del 55 % sino del 70 %, lo que ayudaría también a "aumentar la equidad de la contribución de la UE a la mitigación global", apunta el consejo
Ese umbral supera la reducción del 60 % que reclamaba el Parlamento Europeo durante la negociación de la Ley del Clima y es incluso más alto que el nivel mínimo del 65 % que planteaban las ONG ecologistas.
CO2 y bienestar
Los expertos recomiendan además que la UE se dote de un "presupuesto de carbono" para 2030-2050 de entre 11 y 14 gigatoneladas equivalentes de CO2, que sería el máximo que se podría liberar si se pretende evitar que las temperaturas avancen más de 1.5 grados a final de siglo respecto a los valores preindustriales, como marcan los compromisos derivados del Acuerdo de París.
En paralelo a esa reducción "doméstica", la UE debería también contribuir a impulsar "activamente a los recortes de emisiones globales", indicó la vicepresidenta de la plataforma y la profesora de la Universidad de Copenhague, Jette Bredahl Jacobsen.
El análisis de los expertos subraya que reducir la dependencia de los combustibles fósiles y otros recursos naturales tiene "numerosos beneficios" adicionales, como aumentar la seguridad energética y mejorar "la salud y el bienestar de los ciudadanos" gracias a la mejora en la calidad del aire.
"También puede reducir el estrés hídrico y conducir a una mejor protección de la naturaleza", añade el Consejo Asesor, que incide en que alcanzar esa ambiciosa meta requiere "una planificación cuidadosa a nivel europeo, nacional y local, con una toma de decisiones inclusiva, compromiso con las partes interesadas, garantizar la equidad y la justicia".
Invertir y ahorrar
Acelerar la transición precisará de inversiones en innovación "tecnológica, social y de gobernanza", indica el Consejo, que subraya la importancia de ser más eficientes en el consumo de recursos "mediante distintas combinaciones de gestión de la demanda y despliegue de tecnología".
"Ofrecen mayores oportunidades para mejorar la seguridad energética a través de la reducción de las importaciones de combustibles fósiles, en algunos casos eliminando la necesidad de importar gas natural", apunta el Consejo, lo que entraña menores riesgos que trabajar sólo el lado de la oferta, apoyándose en la bioenergía, la energía nuclear, la captura y almacenamiento de CO2.
FOTO: EFE/EPA/Ida Guldbaek Arentsen
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