Roma (EFE).- El cambio climático amenaza la producción de aceite de oliva en toda la cuenca mediterránea, incluyendo Italia y España, que se verán afectadas por la sequía y el clima extremo, según han asegurado a EFE las asociaciones italianas de productores de aceite y de consumidores.
Según los últimos datos oficiales, relativos al mes de abril, las reservas de aceite de oliva en Italia, segundo productor mundial por detrás de España, disminuyeron un 8% y se situaron en 223.409 toneladas, un 23,8% menos respecto al mismo periodo del año pasado.
El aceite de oliva extra virgen supone el 73% de esas reservas, con un 68,5% es de origen italiano y un 22% proviene de otros países de la Unión Europea, revela el informe publicado por el Ministerio de Agricultura Italiano.
"Las empresas de aceite italianas necesitan cerca de un millón de toneladas, muy por encima de lo que puede ofrecer nuestros cultivos", según el director de la asociación de la industria aceitera Assitol, Andrea Carrassi, mientras Gianfranco Laccone, miembro de la presidencia de la asociación de consumidores ACU, destaca que "siempre se necesitan importaciones para abastecer al mercado italiano".
Cuidan la calidad del aceite de oliva
El cambio climático "complica realmente hacer previsiones" en torno a la producción, sostiene a EFE el director de Assitol pero cree que "las previsiones para la campaña de 2024 -2025 son positivas".
La lluvia es un agente climático clave para el cultivo de olivas y actualmente "hay o mucha agua o poca agua, nunca una buena distribución" de las precipitaciones, explica Laccone y Carrassi destaca que han tenido "espléndidas floraciones arruinadas por lluvias torrenciales".
Además, "las temperaturas han modificado el ciclo biológico de los insectos y por culpa de la globalización han llegado otros que antes no existían", precisa el directivo de ACU.
Para los consumidores, "la dificultad está en el precio de los supermercados", asevera Laccone, que considera posible "tener precios más bajos" en el aceite de oliva sin por ello perder calidad y hace hincapié en la necesidad de que haya una mayor transparencia y más exigencias en la certificación para "valorar mejor la calidad del producto".
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