El desperdicio de comida, que a nivel mundial equivale a un tercio de la producción alimentaria o el equivalente a mil 300 millones de toneladas de alimentos al año, tiene consecuencias que van desde la emisión de gases de efecto invernadero hasta la inseguridad alimentaria.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el desperdicio alimentario es responsable del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, ya que genera 3.3 gigatoneladas de dióxido de Carbono (CO2).
Alrededor del 13 por ciento de los alimentos producidos se pierde entre la cosecha y la venta minorista; mientras que aproximadamente el 17 por ciento de la producción mundial total de alimentos se desperdicia en los hogares, en los servicios de alimentación y en la venta minorista en conjunto, indica otro informe de la FAO.
Agrega que cuando se pierden o desperdician alimentos, se desaprovechan todos los recursos necesarios para su producción, que van desde el agua, la tierra, la energía, la mano de obra y el capital, entre otros.
Mientras que con los desechos de los alimentos que van a parar en vertederos se generan emisiones de gases de efecto invernadero, lo que contribuye al cambio climático.
Este desafío mundial requiere de un enfoque integral y de acuerdo con Phenix, una empresa dedicada a optimizar el excedente alimentario de las empresas, subraya la urgencia de mitigar el impacto ambiental y social.
“Estamos comprometidos con la reducción del impacto medioambiental y social ocasionado por el desperdicio alimentario y creemos que es una responsabilidad compartida que requiere acción concertada en todos los niveles”, afirmó Jean-Baptiste Boubault, Country Manager de la compañía basada en España.
En 2023, la compañía redistribuyó más de 300,000 comidas entre las 250 asociaciones colaboradoras. Esta acción evitó la emisión de más de 306,704 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) en España.
Desafíos ambientales y sociales
Según la firma, existen cinco grandes desafíos ambientales y sociales causados por el desperdicio alimentario:
1. Extracción innecesaria de recursos
El desperdicio representa la extracción innecesaria de recursos, en particular de tierras cultivables, pero también de agua, fertilizantes, energía, CO2 y todos los elementos que participan en alimentarnos, desde el campo hasta el plato. Desde que se cultivan hasta que se consumen, a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria.
2. Retos sociales con impacto medioambiental
Otro de los retos es redistribuir los alimentos, conectando entre quienes tienen demasiado con aquellos que no tienen lo suficiente, dándole una segunda vida a comida totalmente apta para el consumo humano evitando que se desperdicie. Por lo que la lucha contra el desperdicio podría contribuir también a acabar con el hambre.
3. Pérdida de biodiversidad
El desperdicio alimentario también contribuye a la pérdida de biodiversidad porque la agricultura intensiva y la expansión de terrenos para la producción de alimentos, que no van a ser consumidos, tienen un impacto negativo en los ecosistemas, destruye hábitats naturales y amenaza la fauna y flora.
4. Gestión ineficiente de la cadena de suministro
Lograr una mejor gestión y control de la cadena de suministro de alimentos es otro reto para mitigar este problema. Trabajar con los grandes distribuidores y fabricantes de la industria alimentaria puede ayudar a prevenir y reducir el desperdicio alimentario, focalizándose en la eficiencia operativa en tienda y almacén para una mejor gestión del excedente.
5. Economía circular
El desperdicio alimentario es un obstáculo para la economía circular, que busca mantener los recursos en uso durante el mayor tiempo posible. La economía circular permite reducir y valorar residuos, disminuyendo la cantidad destinada a vertederos.
“Reducir el desperdicio alimentario es un imperativo económico para las empresas del sector alimentario español, que se traduce en un impacto positivo social y ambiental”, señala Phenix.
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