Peluches, llaveros, monederos y hasta su propio meme, dan cuenta del impacto cultural del aguacate en México. Sin embargo, este fruto no sólo es apreciado por su delicioso sabor y su alto contenido nutricional, sino porque se ha convertido en un pilar estratégico para la agroindustria del país, tanto por su peso en la balanza comercial como por su capacidad para generar empleos, dinamizar economías regionales y detonar proyectos de desarrollo sostenible.
México es el mayor productor y exportado de aguacate a nivel mundial, con una participación proyectada del 53% en el comercio internacional hacia 2033, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En 2024, las ventas internacionales de aguacate alcanzaron los 3,969 millones de dólares y el segundo trimestre de 2025 cerraron en 446 millones de dólares, de acuerdo con cifras de Data México. El principal destino de las exportaciones es Estados Unidos (87.1%), seguido de Canadá, Japón, El Salvador y Honduras.

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El impacto del aguacate en la agroindustria mexicana
También conocido como el “oro verde”, este fruto aporta más del 6% del valor de la producción agrícola nacional y genera más de 391 mil empleos directos, según el informe “Impacto económico potencial del cultivo de aguacate” del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
Michoacán es el estado que concentra el 74% de la producción nacional, con 1.82 millones de toneladas anuales y exportaciones superiores a los 3,500 millones de dólares. Le sigue Jalisco, con más de 330 millones de dólares en ventas al extranjero.
Sin embargo, otras entidades del país participan en la industria desde otros frentes; por ejemplo, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán proporcionan insumos agrícolas como fertilizantes, agroquímicos y semillas. Mientras que Aguascalientes, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas ofrecen insumos de maquinaria y equipo.

“El aguacate es una palanca de desarrollo para miles de familias y comunidades rurales, reduciendo la migración forzada y generando empleos en campo, empacadoras, transporte y logística”, destaca la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM).
Cabe mencionar que la APEAM es un actor importante en el sector aguacatero porque es el único socio cooperador autorizado para exportar a Estados Unidos (a donde llegan más del 85% de las ventas al extranjero). Su labor incluye garantizar la sanidad vegetal, implementar sistemas de trazabilidad y promover mejores prácticas agrícolas.
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En materia ambiental, la asociación ha reforestado 4,470 hectáreas en 14 años mediante su Programa de Conservación de Bosques, produciendo 4.47 millones de plantas forestales, de las cuales 690 mil fueron entregadas en la última temporada a 38 municipios de Michoacán y Jalisco.
¿A dónde camina la producción de aguacate mexicano?
En su “Planeación Agrícola Nacional 2017-2030”, la Secretaría de Agricultura, ganadería, desarrollo rural, pesca y alimentación (Sagarpa), señala que los objetivos de mercado para el aguacate están enfocados en consolidar las exportaciones a Estados Unidos, Canadá, Japón y China, así como expandirse entre los estados miembros de la Unión Europea.
Este 2025 hubo buenas noticias en la búsqueda de nuevos compradores: el Ministerio de Agricultura de Brasil permitió la importación de aguacate mexicano. A través de un comunicado, el gobierno de México se mostró optimista ante la apertura de un mercado potencial de 200 millones de consumidores.
A pesar de su demanda a nivel nacional e internacional, la industria del aguacate en México enfrenta varios desafíos; uno de ellos es la seguridad, medios nacionales e internacionales han dado cuenta de las amenazas, extorsiones y despojos que enfrentan los productores por parte de integrantes del crimen organizado.

Por otro lado, a nivel mundial surgen nuevos competidores como Perú, Kenia y Marruecos, que de momento han dirigido sus exportaciones a la Unión Europea, pero en el futuro podrían mover sus fichas hacia Estados Unidos, el principal comprador de aguacate mexicano.
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¿Le conviene a EU cambiar de país proveedor? Probablemente no, pero el próximo año será clave para la agroindustria nacional porque se revisará el T-MEC y nuestro vecino del norte podría renegociar sus condiciones de importación, impactando directamente en las exportaciones mexicanas de productos como el aguacate.
Aún con múltiples retos, la OCDE prospecta que, en la próxima década, el aguacate nacional seguirá en los corazones y en los platos de los mexicanos y mantenga su liderazgo a nivel internacional, pero las demandas de sostenibilidad de los mercados desarrollados obligarán a los productores a innovar en prácticas agrícolas y en la certificación ambiental.