Los envases verdes prolongan la vida de los productos, ayudan a reducir los desechos alimentarios, utilizan una menor cantidad de material y minimizan el impacto ambiental.
Nacen como alternativas al plástico convencional, que representan el 30 % de la basura que genera a diario un ciudadano, afirma en una entrevista con EFE Mercedes Hortal, directora de Nuevos Materiales y Nanotech del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene).
"Es una gran cantidad de residuos, pero no hay que perder de vista que gracias a ellos se evitan impactos como la pérdida de alimentos", añade la ingeniera del centro de investigación, miembro de Save Food, una iniciativa que combate el desperdicio alimentario a nivel mundial.
Empleo de nanomateriales
Para reducir el impacto ambiental, tanto de los envases como del producto que contiene, se están llevando a cabo muchos desarrollos, que incluyen desde el uso de nuevos materiales renovables (fibras naturales, fundamentalmente) hasta el empleo de los nanomateriales, "que son los que están pegando fuerte en el mercado".
El nanomaterial (una especie de aditivo que se embebe en el plástico) sirve para utilizar la menor cantidad posible de material, por lo que son muchos más ligeros pero mantienen las características de los embalajes convencionales.
Al contrario de este material, los biopolímeros se están aplicando a gran escala, aunque España no es uno de los países modelos, en otros lugares sí son habituales en los supermercados, detalla la especialista.
Suelen ser productos algo más caros que los convencionales, ya que las empresas tienen que amortizar la inversión en I+D+i.
Hoy, las principales tendencias de investigación se agrupan en torno a los envases activos e inteligentes.