El Día Mundial del Suelo, que se celebra cada 5 de diciembre, funge como recordatorio ante la necesidad de contar con una adecuada nutrición de los cultivos que ayuda a mitigar el cambio climático, al tiempo que optimiza recursos y esfuerzos en las actividades agropecuarias.
Ante la acelerada degradación de la Tierra provocada por el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el mal uso de recursos naturales, se presentan problemas que van desde lo ambiental, económico y que escalan a lo social poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de una población creciente y cambiante.
En la actualidad, los sectores agrícola y forestal, por ejemplo, aportan más de 30% de las emisiones anuales de GEI, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Además, en términos de recursos, la agricultura es la actividad que consume más agua al ocupar entre 50 y 60 por ciento del agua dulce disponible. Tan sólo en México, 57% del total utilizado se malgasta, principalmente, por infraestructura de riego ineficiente.
En este contexto, con el deterioro del medioambiente, se suman problemas:
- Como lluvias o sequías extremas y un suelo cada vez más vulnerable.
- Esos son factores que ponen en riesgo la seguridad alimentaria a nivel mundial.
- Asimismo, datos del Banco Mundial arrojan que una de cada nueve personas padece hambre crónica.
Por lo que, si estas tendencias de inseguridad alimentaria continúan, se aumentará el riesgo de no cumplir con el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible: reducir el número de personas desnutridas a cero hacia 2030, especialmente en países con redes de seguridad social débiles según la FAO.
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Principales desafíos para lograr una agricultura inteligente
Los retos a los que se enfrenta la humanidad obligan a replantear la forma en la que se explotan los recursos naturales. Hoy, surge la necesidad de implementar una agricultura inteligente que integre la gestión de tierras de cultivo para responder a dos desafíos sin precedentes:
- La seguridad alimentaria
- El cambio climático
La nutrición de cultivos, gracias a la tecnología, el desarrollo y las mejoras constantes, se vuelve una herramienta vital para cambiar la realidad de 12.9% de la población con problemas de nutrición que vive en países en vías de desarrollo.
Si vemos el lado medioambiental, la producción agrícola requiere hasta 75% del agua en el mundo, por lo que son necesarias cosechas con más nutrientes, pero que usen menos recursos. Aunque esto sólo puede suceder con óptimas condiciones de tierra, métodos de cuidado y tecnología.
En palabras de la FAO:
“mientras la población mundial siga aumentando, la producción agrícola debe seguir creciendo.”
Por ello, la organización determina que:
- Es crucial frenar y revertir la degradación de la tierra.
- Gestionar mejor los recursos.
- Minimizar el impacto de la agricultura en el cambio climático.
- Mejorar el control de amenazas en la cadena de producción agrícola y reforzar las políticas de gestión de las tierras.
La nutrición de cultivos que necesita la tierra, como los son a base de nitratos, incrementan la eficiencia, reducen la huella de carbono en las actividades agropecuarias y generan beneficios para los productores y consumidores.
Así, para garantizar la seguridad alimentaria, es necesario recurrir a una ruta de descarbonización de alimentos que:
- Permita abastecer con alimentos variados y nutritivos a la sociedad.
- Introduzca iniciativas para mitigar el cambio climático que, a su vez, impulse la capacidad productiva del campo.
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