El almacenamiento y transporte de alimentos representan puntos críticos en la cadena de suministro global, afectando directamente la calidad, seguridad y disponibilidad de los productos alimenticios.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente el 14% de los alimentos producidos en el mundo se pierden antes de llegar a los consumidores, muchas veces debido a prácticas inadecuadas en estas etapas.
Las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) ofrecen un marco de referencia para garantizar condiciones óptimas durante el almacenamiento y transporte, protegiendo la salud del consumidor, minimizando pérdidas económicas y asegurando el cumplimiento normativo.
El almacenamiento y transporte inadecuados pueden comprometer no solo la calidad de los alimentos, sino también su seguridad, generando un impacto negativo en la confianza del consumidor y en la reputación de las empresas. Las BPM garantizan:
- Conservación de la integridad: Preservan las propiedades físicas, químicas y organolépticas del producto.
- Prevención de contaminación: Minimizan riesgos asociados a microorganismos, alérgenos y sustancias químicas.
- Cumplimiento normativo: Facilitan el cumplimiento de normativas internacionales como FSMA, 21 CFR 117 y Codex Alimentarius.
Un ejemplo es el transporte de productos frescos, como frutas y vegetales, que requieren un control estricto de temperatura y humedad para evitar su deterioro prematuro. En contraste, alimentos secos como cereales tienen requerimientos diferentes, pero igual de críticos, como la protección contra plagas.
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Regulaciones clave
- 21 CFR 117 (Estados Unidos): Requiere controles preventivos para alimentos humanos, enfatizando el monitoreo durante el transporte y almacenamiento para prevenir contaminación.
- 21 CFR 1, Subparte O: Específicamente diseñado para regular el transporte sanitario de alimentos humanos y animales, abordando riesgos como contaminación cruzada y fallos en el control de temperatura.
- FSMA (Ley de Modernización de la Seguridad Alimentaria): Introduce medidas preventivas obligatorias en las etapas de distribución y almacenamiento.
- Codex Alimentarius: Estándar internacional que establece directrices para el almacenamiento seguro y el transporte higiénico de alimentos.
- Regulación (CE) 852/2004: En la Unión Europea, establece normas específicas para la higiene en alimentos, incluyendo almacenamiento y transporte.
- ISO 22000: Un marco internacional para sistemas de gestión de inocuidad alimentaria, aplicable a toda la cadena de suministro.
Estas regulaciones comparten un objetivo común: proteger al consumidor garantizando que los alimentos mantengan su seguridad e integridad desde el productor hasta el punto de venta.
Principios fundamentales de las BPM
a) Higiene y limpieza
Las instalaciones de almacenamiento deben someterse a limpieza regular para evitar contaminación por polvo, residuos y plagas. Además, los vehículos de transporte deben desinfectarse antes y después de cada uso. Por ejemplo, en una planta de procesamiento de carnes, un sistema riguroso de limpieza reduce el riesgo de proliferación de patógenos como Salmonella.
b) Control de temperatura
El mantenimiento de temperaturas adecuadas es vital para productos perecederos. Por ejemplo, el transporte de pescado fresco requiere mantenerse constantemente entre 0 y 2 °C. Sistemas como sensores de temperatura en tiempo real permiten identificar y corregir cualquier desviación.
c) Prevención de contaminación cruzada
- Separación: Los productos con diferentes perfiles de riesgo, como lácteos y productos crudos, deben almacenarse y transportarse por separado.
- Embalaje: Uso de materiales certificados que protejan los alimentos de contaminantes externos.
d) Trazabilidad
La implementación de sistemas de trazabilidad, como etiquetas RFID (Radio-Frequency Identification), permite monitorear el movimiento y condiciones de los alimentos en tiempo real, asegurando una respuesta rápida ante incidentes como retiros de producto.
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Ejemplos prácticos
- Implementación en una empresa láctea europea
La adopción de BPM en una empresa de productos lácteos incluyó:
• Modernización de sistemas de refrigeración para cumplir con la regulación (CE) 853/2004.
• Reducción del 20% en desperdicios gracias a la implementación de sensores inteligentes de temperatura. - Transporte de frutas tropicales
En una empresa de exportación de frutas desde América Latina a Europa, el uso de empaques biodegradables y sensores de humedad redujo en un 15% las pérdidas por deterioro durante el transporte marítimo.
Beneficios a largo plazo e impacto en la sostenibilidad
La implementación de BPM no solo mejora la calidad de los alimentos, sino que también genera beneficios significativos a largo plazo para la industria y el medio ambiente:
- Reducción del desperdicio alimentario: De acuerdo con la FAO, hasta el 30% de los alimentos perecederos se pierden por almacenamiento y transporte inadecuados. Al optimizar estas etapas, las BPM ayudan a reducir considerablemente estas pérdidas, promoviendo una cadena de suministro más eficiente.
- Sostenibilidad ambiental: El uso de tecnologías como empaques biodegradables y sistemas energéticamente eficientes disminuye la huella de carbono asociada al transporte y almacenamiento. Por ejemplo, la implementación de vehículos refrigerados con energía renovable puede reducir las emisiones de CO2 en hasta un 40%, según un informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change).
- Economía circular: Las BPM fomentan la reutilización y el reciclaje de materiales, alineándose con modelos de economía circular que reducen el impacto ambiental de los residuos generados por la industria alimentaria.
- Mejor reputación empresarial: Empresas que demuestran un compromiso con la sostenibilidad y la calidad a largo plazo tienden a ganar más confianza por parte de consumidores y socios comerciales. Un estudio de Nielsen (empresa global que mide audiencias, contenidos y resultados) reveló que el 73% de los consumidores están dispuestos a pagar más por productos de empresas sostenibles.
- Cumplimiento normativo proactivo: Al adoptar BPM desde una perspectiva preventiva, las empresas reducen el riesgo de multas y sanciones regulatorias, protegiendo su viabilidad económica a largo plazo.
En términos generales, las BPM permiten un equilibrio entre productividad, sostenibilidad y seguridad alimentaria, posicionándose como un elemento clave para enfrentar los retos de una industria en constante crecimiento.
Las BPM en almacenamiento y transporte son pilares fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria.
La inversión en tecnología, capacitación del personal y cumplimiento normativo no solo protege al consumidor, sino que también optimiza los procesos internos, minimiza pérdidas y fortalece la reputación de las empresas en el competitivo mercado alimentario.
Además, el impacto positivo en la sostenibilidad ambiental y económica refuerza su papel como una herramienta indispensable para la industria alimentaria global.
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