Un estudio del CSIC analizó aguas minerales de 131 manantiales y tres aguas potables preparadas de 94 marcas comercializadas. En la mayoría de muestras estaban prácticamente libres de compuestos.
Un estudio del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado que los materiales plásticos que se utilizan en el embotellado del agua mineral, tanto para el envase como para las chapas que lo tapan, no afectan a la calidad del líquido.
En su investigación, cuyos resultados publica la revista 'Food Chemistry', se han analizado aguas minerales de 131 manantiales y tres aguas potables preparadas de 94 marcas comercializadas en España. En la mayoría de muestras estaban prácticamente libres de estos compuestos, que se detectaron sólo en algunos casos, pero en cantidades muy por debajo de los límites perjudiciales para la salud.
Los materiales plásticos que se utilizan para envasar los alimentos están constituidos por pequeñas moléculas o monómeros que, junto a sus aditivos, pueden migrar al producto durante el proceso de fabricación del envase, el llenado o el almacenamiento.
En el estudio se analizaron cinco tipos de ftalatos --ésteres de ácido ftálico--, el dietilhexiladipato (DEHA), el octilfenol, el nonilfenol y el bisfenol A (BPA), todos ellos habituales en la fabricación de los envases. Sin embargo, han explicado los investigadores a Sinc, pueden tener efectos tóxicos en los órganos reproductores y en el sistema endocrino si superan los límites que marca la legislación sobre materiales plásticos en contacto con alimentos.
Las muestras se tomaron justo después del envasado en las plantas embotelladoras y transcurrido un año de almacenamiento, para evaluar si durante ese tiempo se había producido la migración de componentes del plástico o aditivos.
De un total de 6.516 valores, solo un 5.6% ofrecieron resultados positivos. Los compuestos que aparecieron con más frecuencia son el DEHP o di(2-etilhexil) ftalato, relacionado con el tapón corona de los envases de vidrio, y el BPA, asociado a los envases de policarbonato, un tipo de termoplástico moldeable habitual en la industria.
Pero las concentraciones son insignificantes y están muy por debajo de los máximos de ingesta total diaria o TDI. Por ejemplo, en el caso del DEHP habría que beber 231 litros de agua al día para alcanzar el límite que marca la legislación (0,05 mg/kg corporal/día) o 124 litros si se tratara del BPA.
"Teniendo en cuenta la concentración de los compuestos y el consumo diario de agua envasada, la posibilidad de desarrollar problemas de salud debido a su ingesta es inexistente", ha reconocido Silvia Lacorte.
La investigadora señala que los resultados "pueden ser útiles para las empresas envasadoras y para distribuidores de tapones y resinas, que están mejorando continuamente sus productos para limitar la migración de los envases y mantener intactas las características del agua del manantial".
Los análisis también revelan que las botellas de plástico de polietileno tereftalato (PET) con tapón de polietileno de alta densidad, que representan la mayor parte de envases para agua del mercado español, presentan una muy baja incidencia de plastificantes.
Con independencia de que la botella sea de plástico o cristal
Además, se ha observado que el formato del recipiente no afecta a la calidad del agua. Tampoco el periodo de almacenamiento, ya que los compuestos detectados en muestras recién envasadas eran básicamente los mismos que después de un año en el almacén.
Solo se ha detectado que la presencia de gas en el agua puede potenciar ligeramente los procesos de migración, que, en general, están relacionados con el tipo de monómero o material plástico empleado para la fabricación del envase.
"El agua envasada a menudo ha recibido ataques sobre el tema de migración de plastificantes, pero en realidad apenas se produce, y si ocurre alguna incidencia, ahora sabemos el porqué, de manera que se puede mejorar su envase", señala Lacorte, que recuerda: "En España puede parecer un lujo beber agua envasada, pero en muchos países es una necesidad porque no la hay del grifo; y en todos los casos debe ser segura y de calidad".
Fuente: EUROPA PRESS