Buscan crear una nueva tasa que recargue con un centavo de dólar cada 0.2 litros de bebida dulce que se consuma en el estado. Podría dejar cerca de mil 700 millones de dólares al año.
California no pasa por el momento más dulce de su historia. Quizá por eso los políticos locales estudian la inclusión del azúcar y las bebidas dulces en la lista de sustancias tóxicas y equipararlas a las bebidas alcohólicas o los cigarrillos. Además, se plantean gravar su consumo con una tasa que ayude a reducir la deuda desbocada que amenaza con llevar al estado a la bancarrota.
Un informe publicado esta misma semana por expertos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) ha reavivado el interés de los legisladores en crear un impuesto especial para los productos azucarados, como los refrescos.
El azúcar es muy peligroso y debería ser controlada, como el alcohol y el tabaco, concluye el estudio, que redunda en que el consumo se ha triplicado en los últimos 50 años alimentando una pandemia de obesidad global y contribuye a 35 millones de muertes cada año, relacionadas con enfermedades como la diabetes, males cardíacos o el cáncer.
Para los científicos californianos, el azúcar es tóxico más allá de las calorías. Por eso sugieren un impuesto sobre su venta, además de convertir en requisito legal la necesidad de una licencia especial para vender productos dulces, similar a la que actualmente se aplica a las licorerías.
Los investigadores de la UCSF defienden la creación de un nuevo marco legislativo asegurando que los alimentos azucarados provocan más problemas que la simple gordura acumulada en nuestra cintura, y que el nivel de consumo de la mayoría de los estadunidenses está cambiando su metabolismo, elevando la presión sanguínea y los daños al riñón.
Según aclaran los autores del estudio, no estamos hablando de prohibición y no estamos invocando una mayor intromisión del gobierno en la vida de los ciudadanos. Proponemos hacer del consumo del azúcar algo un poco menos inconveniente e incrementar las posibilidades de que la comida no esté cargada de azúcar y sea comparativamente más liviana y barata.
Un caramelo para las arcas estatales
Un reportaje publicado por la revista Health Affairs a principios de 2011estimaba que gravar con un centavo de dólar cada 0,2 litros de bebida azucarada que se consuma en California podría dejar en las maltrechas arcas de Estado cerca de 1.700 millones de dólares al año.
Esta cantidad sería suficiente como para pagar el salario de 20.000 profesores y contribuir a reducir la deuda estatal que, según la fuente consultada, podría situarse entre los 19.000 y los 35.000 millones de dólares.
Además, desde el punto de vista de la salud, el impuesto podría salvar unas 2.600 vidas al año, así como evitar 8.000 derrames cerebrales y 240.000 casos de diabetes.
Fuente: Agencias